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Poder

24 de Noviembre de 2011

El Carlitos Larraín de la Intendencia de Santiago

Mano derecha del presidente de RN en la Intendencia Metropolitana, con quien comparte su fanatismo en "La Obra", tiene a los dirigentes estudiantiles enchuchados por su accionar en las marchas en la capital, en las que generalmente interviene Carabineros antes o apenas terminan los "permisos". Técnico pesquero, padre de ocho hijos y actual director de Polla Chilena de Beneficiencia, el ex militante de la UDI ha intentado sin éxito levantar una carrera política, quedando fuera del Parlamento en los comicios del 2009 a pesar de gastarse una millonada, y ahora además tiene masticando la rabia a varios compañeros de la Alianza por Chile por el trato altanero y perseguidor al interior de la oficina regional y la protección que le brinda el cuestionado timonel de RN.

Por

La verdadera piedra en el zapato. Así tildan a Gonzalo Díaz del Río Riesco -41 años, ocho hijos-, hoy Coordinador Regional Metropolitano del Programa de Seguridad y Participación Ciudadana, en las negociaciones por manifestaciones en Santiago e incluso desde su propia tienda política y sus compañeros de la Alianza por Chile.

Estos coinciden con dirigentes estudiantiles de la Confech, de los secundarios y de otras organizaciones sociales que han realizado marchas este 2011, en que Díaz del Río es por lejos el funcionario público más duro y prepotente a la hora de “negociar” rutas para las marchas por la capital.

Este ex militante UDI es apuntado con el dedo como el responsable de la represión de Carabineros en las calles y como una especie de inquisidor de Carlos Larraín en la Intendencia, con pocos amigos en la política pero muchos en torno a su grupo religioso -el Opus Dei- y que tiene enchuchados a los disidentes RN al interior del gobierno por su altanería y protección a ultranza por parte del presidente de su partido.

La Alameda, no

Hace dos días, con la intendenta Cecilia Pérez fuera de Chile, Díaz asumió la negociación de los trayectos para la marcha a la que hoy convocó el movimiento estudiantil y antes de terminar cualquier tipo de negociación, Díaz del Río hizo públicas dos alternativas a los dirigentes estudiantiles y cerró cualquier opción de ocupar la Alameda hoy por la tarde.

Un papel duro y autoritatio que asume cada vez que hay reuniones en la oficina regional para definir actos públicos y donde en más de una oportunidad le han puesto un tate quieto e incluso ha sido mandado a callar por la intendenta Pérez. Un intransigente, incluso, según uno de los dirigentes de la Confech. Pero sin poder.

“En nuestra primera reunión fue muy prepotente y dijo que nunca soltaría la Alameda. A la semana siguiente marchamos 50 mil personas por ahí y la subsiguiente casi 200 mil, jajajaja”, dice uno de los dirigentes estudiantiles a los que le tocó reunirse con él durante este año.

El diagnóstico es claro: cuando él comanda esas reuniones, no se consigue nada, a diferencia de cuando está la intendenta. Tanto así, que fueron los mismos dirigentes de la Confech los que pidieron la reintegración de Cecilia Pérez a estas citas “porque es una persona con la que siempre se llega a un acuerdo. Con Díaz del Río, nada”.

Una actitud que incluso algunos funcionarios del Ministerio del Interior tildan de arrogante y auto atribuida y que, según cuentan, ocupa para perseguir y hostigar a algunos funcionarios del gobierno anterior por medida expresa, dicen diversas fuentes al interior de La Moneda, de Carlos Larraín. Su mentor.

Larraíncito

En RN, en cambio, la historia de Díaz del Río es distinta. Allí no tiene la personalidad autoritaria que ha demostrado como encargado de la seguridad regional, cargo que desempeña desde agosto del año pasado. Con un pasado UDI, se fue a mediados de 2008 cuando se dio cuenta que su conservadurismo sobrepasaba las barreras de los sectores más cartuchos de la tienda de Suecia. Y, según cuentan en su ex tienda política, por hablar mal de Pablo Longueira.

Luego de su salida de la UDI, fue el propio presidente de RN, Carlos Larraín lo acogió como a un hijo en Antonio Varas #454. Allí se transformó en su “Yes man” y se acopló al ex concejal de Las Condes construyendo una rama ultra conservadora del partido.

“En el partido tuvimos un problema justamente por pensar de manera distinta; él en ala más pechoña y yo en la más liberal. Frente a los temas valóricos, mejor ni hablar porque poco podríamos tener en común. Aparte que con él no se puede hablar”, dice un compañero de partido.

Fuera de las coincidencias políticas, la cercanía con Larraín se hizo tan rápida como afiatada, según cuentan en el gobierno, porque ambos son miembros del Opus Dei. Por eso no es extraño que haya apoyado a “Don Carlos” cuando éste criticó a TVN por Los Archivos del Cardenal y cuando estuvo -y aún está- en contra del Acuerdo de Vida en Común, hoy AVP.

De hecho, a fines de mayo pasado, cuando este proyecto se discutía, el gobierno intentaba ordenar sus filas en la Alianza por el AVP y Díaz del Río escribió en su cuenta de twitter: “La naturaleza humana no se cambia por leyes”.

Perteneciente a una familia con tradición aristócrata, pero a decir de varios políticos de la Alianza, es “la oveja negra de la familia”. Aún siendo de profesión técnico pesquero del Centro de Formación Técnica Zipter, tal como constata gobierno transparente, su tono altanero y actitud de dueño de fundo ha producido muchos roces en todos las esferas políticas donde se ha internado.

Antes de llegar a la Intendencia, tuvo su primera campaña electoral en 2009 siendo el candidato de RN para el distrito 25 (Macul-San Joaquín-La Granja), pero perdió por un estrecho margen contra su compañero de lista, el diputado UDI Felipe Salaberry.

En esa zona lo recuerdan por haber hecho una campaña donde no escatimó en recursos, con pancartas, pasacalles, panfletos y un despliegue en terreno que requirió de una inversión “multimillonaria”, que a juicio de personeros de gobierno y militantes UDI vino de la benevolencia de Carlos Larraín.

Aún así, no logró desbancar a Salaberry de ese escaño, aunque sí aportó para que no hubiera doblaje entre Ximena Vidal (PPD) y Gonzalo Duarte (DC). En esas comunas lo recuerdan como alguien distante, no muy aterrizado a las peticiones de la población e incluso como un “aparecido” y “altanero”.

Y aunque no ganó, le alcanzó a ser tildado como uno de los candidatos “guapos” de RN para esas elecciones por el diario Las Últimas Noticias, donde explicó hace dos años que pasar de ser un alto ejecutivo a la incertidumbre de una campaña política era “algo complejo, sobre todo cuando tienes siete hijos y medio que mantener”.

Titiritero

Apenas ocho minutos después de cumplido el horario que los Indignados chilenos tenían para marchar por el centro de Santiago, quedó la zorra a pito de nada. Según los asistentes, sin mediar provocación o advertencias la calma que hasta ese punto había tenido la indignación colectiva de ese sábado por la tarde se disolvió con el verde olivo y el agua de guanacos y los gases de los zorrillos en la esquina de Vergara con Blanco Encalada.

Hasta ese momento no había piedras volando ni encapuchados rondando el sector, pero los policías recibieron la orden de actuar y lo hicieron con celeridad.

La orden vino directamente de Díaz del Río que esa tarde, como tantas otras acompañaba al coronel de la prefectura de Santiago Centro de Carabineros, Víctor Tapia Huenchullán. Tras el grito de guerra, Díaz del río se subió al zorrillo patente J-533 que se dirigió directo hacia los manifestantes lanzando gases a diestra y siniestra.

“Minutos antes de eso, este señor se molestó mucho con nuestra presencia y particularmente porque estábamos protegidos con cascos. Después nos mojaron directo a los tres observadores y al rato, sin ninguna explicación, ordenaron el ingreso de lanzaguas y lanzagases al parque O’Higgins, donde habían muchas familias disfrutando su fin de semana sin siquiera estar reclamando en la marcha. Todo por la orden de este caballero”, dice Marta Cisternas, observadora de DD.HH. y que ese día fue uno de los blancos a los que el guanaco acertó.

Pero no le ha ido tan bien en todas las manifestaciones. En una incluso recibió un piedrazo en la cabeza que lo dejó inconsciente e internado en la Clínica Las Condes en mayo pasado, durante una marcha ciudadana contra HidroAysén. Esa vez el gobierno, a través del subsecretario de Interior, Rodrigo Ubilla, salió a defenderlo y, de paso, condenar los hechos violentos de la marcha.

Un acto “obligado”, según algunos funcionarios de Interior, ya que la gestión de Díaz del río no goza de popularidad en la cartera bajo el alero de Hinzpeter y menos entre los dirigentes estudiantiles, que lo apuntan a él como uno de los responsables del actuar de carabineros antes que terminen los actos culturales o las acciones descriteriadas contra los asistentes a ellas. Eso y su participación como director de la Polla Chilena de beneficencia son las que tienen con ronchas a varios en Palacio y que, según explican, no se puede mover por el beneplácito incondicional del presidente de su partido y compañero en “La obra”.

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