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Planeta

21 de Febrero de 2012

Lumaco: Vivir sin agua

En el comienzo, Lumaco era un pueblo de agua. En el comienzo, Lumaco era un pueblo de lumas, un árbol originario que crece al borde de los humedales que ya no están. La luma fue reemplazada por pinos y eucaliptos de por compañías forestales, y los humedales por pastizales secos. Eso es lo que se […]

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En el comienzo, Lumaco era un pueblo de agua. En el comienzo, Lumaco era un pueblo de lumas, un árbol originario que crece al borde de los humedales que ya no están. La luma fue reemplazada por pinos y eucaliptos de por compañías forestales, y los humedales por pastizales secos.

Eso es lo que se ve en el documental Agua de Luma, dirigido por Julio Parra Bertín y filmado en la Araucanía entre febrero y mayo del 2011.

Según él, su trabajo “evidencia la grave situación que viven los campesinos de Lumaco a raíz del déficit hídrico que afecta a la comuna -desde hace 20 años- como consecuencia del sistemático aumento de las plantaciones de pinos y eucaliptos”.

En un trabajo conjunto con autoridades de la zona, interesadas en visibilizar la sequía, el documental narra varios casos de vecinos de la comuna que han visto cómo sus vidas han cambiado con la sequía. “Agua de Luma más que una señal de alerta, es el resultado de la política de forestación, conscientemente diseñada y aplicada en Chile”, explica Parra.

“Lumaco debe su nombre a la abundancia de lumas que hoy son sólo parte del recuerdo y del léxico local. Ya no hay lumas ni mucho menos bosque nativo. Hoy más del 70% del territorio comunal está plantado con monocultivos. Hay muy poco espacio físico para los agricultores. Hay más de 1.400 familias sin agua que deben realizar sus labores con los 500 litros que semanalmente les entrega el municipio”, cuenta el director.

Y testimonios de esto sobran. Ejemplo: en el marco de la presentación del documento Hacia un Nuevo Modelo Forestal, impulsado por la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo, la representante de la Comunidad Raiman Punulef de Lumaco, Orfelina Alcaman, dijo: “La situación que estamos viviendo es terrible, en la que ningún ser humano podría vivir. Se nos secaron las vertientes de agua producto de las forestales. Tienen que ir desde el municipio a dejarme agua. No contamos con el recurso vital”.

Según ella, el Gobierno “ha hecho oídos sordos. Se sigue plantando. Ahí es donde surge el conflicto de los territorios, algo que vivimos todos los días, con los efectos negativos en el agua debido a las plantaciones de pino y eucaliptus”.

Por su parte, Parra pone cifras a la tragedia. Según él, datos de la Onemi señalan que en La Araucanía existen 45 mil personas sin agua a raíz de la sequía que azota a la región.

“Nadie habla de recuperación de cuencas o replantación de bosque nativo, métodos que asegurarían la recuperación de las aguas. No podemos decir que las forestales son los únicos responsables de la escasez, pero sí podemos dar fe de que influyen negativamente en el rendimiento hídrico de las cuencas”, explica.

A su juicio, revertir la situación pasa por la construcción de procesos de concientización y búsquedas de economías alternativas. “Recuperar el bosque nativo, por ejemplo, es una de las ideas tras Agua de Luma. Pasa porque los pequeños campesinos entiendan la nocividad de estas plantas y construyan alternativas productivas igual de rentables y con un menor impacto medioambiental. Porque el agua es sólo un eje de lo perjudicial que son estos monocultivos”, afirma.

Mira el documental

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#agua#lumaco#Sequía

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