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Opinión

24 de Diciembre de 2012

John O’Reilly: “Soy un ‘Dead Man Walking”

El irlandés John O’Reilly durante años ha sido el rostro de la Legión de Cristo en Chile y es una de las razones que el movimiento haya entrado de forma tan contundente en la elite empresarial y política. Hombre influyente, O’Reilly vive hoy su peor momento: una apoderada del Colegio Cumbres lo acusa de abusos sexuales contra su hija. El cura se defiende y recién declaró ante la Fiscalía. En esta entrevista habla de la muerte, de Marcial Maciel y su caso.

Pablo Vergara
Pablo Vergara
Por

Fotos: Alejandro Olivares

-El primer día prácticamente percibí que la fiscalía firmó la sentencia. No sé para qué tardaron seis meses buscando, buscando, buscando -se lamenta John O’Reilly.

Es la primera de una serie de entrevistas que el legionario -Padre John, Cura John, entre sus conspicuos feligreses- acordó con The Clinic para conversar sobre la acusación por abusos sexuales que una apoderada del Colegio Cumbres –Paula M- levantó en su contra y que la Fiscalía Oriente de Santiago investiga desde hace seis meses. Los encuentros se extenderán durante quince días y O’Reilly hablará de su caso, de Maciel, de cómo se le vino el mundo abajo; de la muerte, del poder y de la Legión. Y repetirá, como un mantra, “Dead Man Walking” para referirse a su futuro.

El primer encuentro fue a comienzos de diciembre. Una de las principales quejas de O’Reilly entonces era que la Fiscalía no lo había citado a declarar, pese a que su defensa -ejercida por el abogado Luis Hermosilla- lo había solicitado dos veces. La semana pasada, finalmente, el cura declaró. Lo hizo en una audiencia pública, frente a los periodistas.

Ese día el fiscal Ignacio Pinto informó que había una segunda denuncia: de la hermana mayor de J, la niña de 6 que, dicen, habría sido abusada por O’Reilly, en una fecha no precisada.

¿Cuándo se enteró de la primera denuncia?
-No se trató de una denuncia. El 2010 la señora se acercó porque efectivamente su niña es bastante especial.

¿Se acercó a usted?
-Exactamente. Y también al superior, el padre José Cárdenas. A él, un poco, le manifestó su animadversión hacia mí, que tiene derecho si quiere. No hablaba de abusos propiamente, pero que el trato, que se arrancaba mucho de clases.

Que usted la sacaba mucho de clases.
-No, sacar no. La señora se acercó, porque es bien especial, ya me habían advertido que tuviera cuidado. Pero ella me dijo prácticamente que no tomara en cuenta tanto a la niñita.

¿Por qué?
-Porque la niña se arrancaba de clases cuando podía, en el recreo. No es que tuviera permiso: en vez de ir a su recreo, iba con las secretarias. Buscaba cariño, afecto, de una forma loca. Y la oficina que uso está relativamente cerca: son seis cubículos y las secretarias están a la entrada. La he visto dando vueltas por ahí; nunca la he atendido obviamente ni sola ni nada, cosa que está tratando de montar la señora. Me sonó la alarma y desde ese momento tuve la preocupación total y absoluta de nunca ni saludar a la niña y a ninguna persona de su familia. Es cosa de protección personal, ¿me entiende? Lo que ayudó es que ella pasó a primero básico y es mucho más ordenado. No tuve más contacto porque lo evitaba. Sexto sentido. Y además comenzó este tema público de la pedofilia. También dejé de recibir a los niños en la puerta. Dije no quiero que nadie me cuelgue nada, ¿me entiende?

¿Qué le habían advertido de la apoderada? Dice que era problemática, ¿cómo?
-Bueno, que era problemática porque tiene trillizos más dos o una niña más. Ella iba mucho al colegio. Tiene líos con muchos profesores. Llegaba y se metía, y a los colegios no se puede entrar. Pero se hizo amiga del portero y de las secretarias. Y un día que a la niña se le olvidó su colación, el otro día iba al mismo comedor y ya; otro día, subía en la fila y se quedaba detrás de la columna para ver cómo estaba su hija y etcétera, etcétera, etcétera. Después me han dicho que siempre me ha odiado, no sé por qué. Una de las tesis es que ella quería que yo la pescara más, y no la pesqué. Lo que pasa es que hay personas en el colegio que se acercan más y hay mayor diálogo. Con ella nunca ha habido ningún tipo de diálogo. Es la primera parte del cuento, eso está documentado. La segunda, el drama, empieza tipo 22 de junio, el día que me operaron del corazón. Los últimos dos años, blackout: no sabía nada y las evitaba cuando las veía.

¿Y esto se hizo extensivo al resto de la familia? ¿No pescar a la mamá ni a la niña?
-Absolutamente. Ahora, no soy tan bruto. Me retiré de la puerta y trabajo con los grandes, entonces no había mucha razón para verlos. Este año, en junio, la niña tiene muy mala conducta y comenzaron los sicólogos nuestros a ver qué le pasaba. Y luego la mandaron a una sicóloga que opinó de que podría ser abusada, en un informe de cuatro líneas. Hay que anotar eso. No sé de sicología pero cuatro líneas…

¿De qué se enteró?
-Que la señora la había llevado a una sicóloga y que la señora estaba preocupada porque la sicóloga había indicado que la niña había sido abusada o pudiera haberlo sido. Ahora, este cuento viene de mucho antes; también de la primera vez que hablamos. Cuando la señora habló conmigo la primera vez, ella tenía sus dudas sobre el abuso a la niña.

¿Si usted la abusaba?
-No. Pero el diálogo conmigo sobre el tema, ella dice que fue violento, pero de hecho, no lo fue.

¿Y quién le dice “está siendo acusado”?
-Salgo de la clínica después de la operación y me voy a la casa de un amigo que me ayudó mucho, para agradecerle y él me dice que había una denuncia. Pero estrictamente no había acusación en ese momento. Lo que pasa es que la señora andaba con esta cosa en la cabeza: mi niña está mal hoy porque fue abusada hace dos años. Conectó las cosas. Con la mala suerte que una sicóloga vino y en cuatro líneas dijo que la niña había sido abusada. Y entonces entro en shock. Y pasó un mes, donde que sí, que no; que el papá no quería; después una sicóloga dijo que no, que no hay nada y esto que sí, que lo otro. Un mes así. Y en ese mes pedimos a un abogado que viera qué pasaba, y no hizo absolutamente nada, me decían que el papá no quería saber nada pero que la señora estaba nerviosa. Y un fin de semana en casa de Andrés Serrano contacté a mi abogado Luis Hermosilla y decidimos hacer la denuncia nosotros.

¿Esa denuncia la hace el colegio?
-Sí. Nosotros la hicimos simultáneamente.

¿Y qué pasó cuando apareció en la prensa?
-Hay dos niveles. Uno, simplemente humano. No podía prácticamente caminar. Estaba absolutamente destruido. Se me vino el mundo encima. A Dios gracias me llevaron con un siquiatra que me ayudó. Es lo peor que le puede pasar a alguien, ser acusado siendo inocente, que es lo que voy a decir hasta el último día, aunque me metan en la cárcel.

Lo estaban acusando de abusos sexuales a una niña.
-Una acusación falsa con relación al abuso de niños, es un acto no natural. Te sientes no persona, podrido. Y ahí nace la rabia. Otro nivel, es el de la fe. Pero esto también ayudó mucho: si Dios lo permite, bueno, será por algo. He tenido 38 años de sacerdocio muy buenos; entonces, si pasa este tipo de drama, no tengo ningún derecho a quejarme. Habría que dar gracias por los 38 años. El Señor sabe si me quiere dejar terminar los días en la cárcel. Perdón un poco por lo rimbombante, lo exagerado, pero él sabrá. Porque le voy a repetir algo que le va a cargar: tengo la conciencia tranquila. Me carga decir eso porque cualquiera puede decirlo. Pero de verdad me siento tranquilo ante el Señor y ante la sociedad.

Acusar a alguien de abusos sexuales, de pedofilia, es lo peor. Es categórico.
-Absolutamente. Una lacra, no eres persona. Dead man walking. Y déjenlo seguir caminando, que es peor. Porque si le pegan un balazo, se acabó la cuestión.

EL SEGUNDO CASO
En la audiencia de la semana pasada en donde declaró O’Reilly, el fiscal Pinto dijo que se había sumado otro caso: la hermana mayor de J. Una niña de diez años que a los seis meses de iniciada la investigación dice también haber sido abusada por el sacerdote.

¿Conoce a esta niña?
-En el colegio tenemos más o menos 2000 niñas y hombres. Nunca la he visto, nunca ningún trato con ella. Si yo la veo pasar, no estoy seguro de ubicarla.

La ubicaba. Porque antes dijo que tenía que guardar distancia con ella.
– Por lo de la J. nunca tuve contacto personal con ella. Puedo haberla ubicado en el contexto de sus otros cuatro hermanos.

¿Cómo se ha portado el colegio en esto?
-Bien. ¿Qué puede hacer el colegio? Hay una sola familia que ha dejado el colegio, porque querían una formación distinta, y la llevaron al Grange. Hay una convicción de que este caso es un invento. Hasta en Tolerancia Cero la primera vez dijeron que es muy raro. Me imagino que un segundo caso también, la misma familia y por qué ahora, por qué no antes. Al menos da para pensar.

¿Cómo ve el futuro? ¿Cuál es el futuro de O’Reilly?
-No tengo la más mínima idea. Estoy en las manos no de los superiores, sino de la justicia. Hace mucho dije que quería hablar con ustedes porque estaba viendo el establishment, lo que hacía dependiendo del día. No me interesa el establishment. Por eso quería dar la entrevista. Ojalá entre un poco de aire fresco en esto. Ya tengo 65 años, ¿qué pasa en el futuro? No tengo idea. Me dicen que me puedo morir. Pero no creo. No me asusta. Lo único que quisiera es que en o fuera de la cárcel, dar al menos una pequeña luz para otra gente maltratada por la fiscalía. No hacer una fundación pero sí ojalá un grupo de profesionales que pudiesen gratis atender casos. Una persona maltratada o no tratado bien, y que al menos el fiscal sepa que tiene un abogado al ladito, que la cuestión no es gratis. Me refiero a los acusados injustamente. Al menos para que les cueste más

MACIEL

¿Le pesa mucho hoy la defensa que hizo de Maciel?
-Lo que pasa es que los datos que tenía cuando hablaron de Maciel eran los del Vaticano, que realmente solo lo había mandado a descansar a su casa, no había condena. Ahora, leyendo, uno es un poco más vivo. Pero hay que tener en cuenta que fue el primero de los grandes casos de pedofilia.

¿Qué imagen tiene de Maciel ahora?
-Pena y un poco de rabia.

¿Rabia por qué?
-Por qué nos hace pasar por este trance. ¿Me entiende? Una obra de Dios, porque sino no estaría existiendo. Pero, por otro lado, también él, yo, cualquiera, el ser humano, es parte de un misterio, participamos del misterio de Dios; es una idea muy bonita, pero en realidad como dice Dostoievski, el hombre no es ni bueno ni malo, hay un poco de bien y de mal o mucho dentro de la persona.

Usted lo conoció harto.
-Bastante.

¿Y nunca vio algo?
-Nada, absolutamente.

Ustedes comían juntos en Roma.
-No exactamente. Yo era uno de los que le servía la mesa. Era un honor servirle la mesa al fundador. Todo lo que hacía se veía bueno. Los hechos eran apabullantes, llegaban cardenales, el Papa fue al colegio a ver a 600 seminaristas…

¿Qué le parece la doble vida que tenía? Han aparecido señoras, platas, droga.
-Creo que un siquiatra tiene que examinar eso.

¿Y la Legión, sobrevive sin Maciel?
-¿Sobrevivirá? Yo estoy seguro que sí. Cuando explotó el segundo caso, lo de los hijos… Porque para decirle la verdad, en el primer caso, la pedofilia, hace tantos años que sí, que no, ¿me capta? Al menos para mí era que puede ser que sí fuera cierto, como puede ser que no; o sea, El Vaticano no lo condenó. Pero en el segundo caso, los hijos, no había nada más qué hacer. Cuando apareció la Norma (Hilda Baños, madre de una hija de Maciel), ya, chao: no hay por ninguna parte. Después de eso, si todavía está en pie la Legión, es una cuestión de Dios. Y ahora creo que sí, que se está caminando. Pero habría que preguntarlo en diez años.

Me imagino que está arrepentido de haberlo defendido.
-Absolutamente. Lo defendí y estaba absolutamente convencido.

Estaba cegado. Fue dogmático. Cuando cae Maciel, ¿se le cayó el mundo?
-Fíjate que no.

A ver: abusos sexuales, morfina, señora, dinero, hijos.
-Sí, pero mi mundo personal no se cayó porque, con toda sinceridad, yo seguí a Cristo y me topé con un legionario en el camino. Podría haber sido un jesuita. Mi responsabilidad es con Dios, no con el padre Maciel. Hubo dolor, pero no era mover el piso de mi fe.

¿Maciel creía en Dios?
-Es un tremendo misterio. Creo que sí. Creo que el poder lo fue encegueciendo.

Le pregunto todo esto porque su caso transcurre con el telón de fondo de Maciel.
-También.

Esta señora cuando habla con su superior le dice, y de hecho cita, que usted tenía contacto con Maciel.
-Por eso tuve que explicarlo bien. Ella también dice en una que cuando llega al condominio y habla con un amigo de en qué colegio poner a sus hijos, dice que le gusta el colegio “del pedófilo mexicano”. Si es un pedófilo, ¿cómo puede poner a sus niños en el colegio de un pedófilo?

¿Y por qué la gente se hace legionaria en Chile?
-Creo que nuestra visión antropológica es muy cercana al ser humano. Es el núcleo de todo. La forma de ver la vida: un dios que nos quiere, que nos ama, cuyos mandamientos no son para molestar, sino que -como buen médico- para sanar. Y la certeza de que esta vida tiene sentido porque hay una resurrección.

La gran crítica que les han hecho siempre es que tienen una opción por los ricos.
-Sí. Y eso es medio verdad.

Los millonarios de Cristo, les dicen.
-Exactamente. Pero es que nosotros, y esa parte está escrita en alguna parte, partimos del vértice a la base. No hay aquí ninguna doble lectura.

Es expreso.
-Pero diría que ha cambiado mucho al pasar el tiempo. Uno empieza en el vértice, también, porque tienen además de eficacia, derechos, alma. ¿Por qué excluir a los ricos de los pobres? Pero la pobreza está tremendamente metida dentro de nuestra espiritualidad. Todos los colegios del barrio alto tienen su correspondiente colegio en otra parte. Los colegios Mano Amiga.

EL SUICIDIO

Usted dice que está siendo condenado por un sistema y fiscales injustos. ¿Por qué?
-Si no es por mi abogado, tendría que estar en la cárcel hace rato, condenado por nada. Es una vergüenza: no tienen un caso porque la niñita no tiene ningún relato, ella ha declarado por lo menos cuatro veces y no ha dicho nada y, entonces, zas, el mismo día introducen otra. Hay algo podrido en el reino de Dinamarca. Y no me refiero a la familia, ellos tienen derecho. Pero tiene que haber un control sobre los fiscales, no pueden ser todopoderosos. Y ha habido sacerdotes condenados, dicen, injustamente. ¿Quién controla? Todos los días mi abogado me cuenta cuál es la novedad de la investigación. Se llegó a la conclusión rapidito que la niña nunca estuvo sola conmigo. Y es difícil abusar de alguien si no se la ha tocado. Y sin embargo, el fiscal esperó cuatro meses para hacer el test de veracidad. Para mí el test es igual que el fiscal: está prejuiciado, no sé para qué tienen que hacerlo. Se está abusando. Y posiblemente en mi caso, están dañando más a la J. La interrogan una y otra vez. Frente a su silencio, tratan de exprimirle una verdad imaginaria. ¿Para qué pierden el tiempo? Encima, el fiscal trató muy mal a funcionarias de nuestro colegio. Las secretarias. Pero menos mal estas secretarias son bien choras y dijeron este tipo de declaraciones no las vamos a firmar, no son nuestras. Le pasó con una de las mamás exactamente lo mismo.

¿Y qué explicación le da a esto, por qué la fiscalía actúa así?
-Es el Estado. Creo que la fiscalía está manejada desde arriba. Creo que, en eso sí puede que por ser legionario, estoy pagando.

¿Por qué?
-Cuénteme, ¿qué pasó con el cura de huelga de hambre en Curicó?

No sé.
-Nadie sabe nada. Yo estaba interesado porque iba a hacer lo mismo.

¿Huelga?
-Huelga. Pero son las cosas que pasan por la cabeza. Lo que pasa es que cuando uno vive una situación, según uno, de extrema injusticia, es capaz de cualquier cosa. Y entiendo por qué la gente se lanza del octavo, del décimo piso.
Cuando no hay nada que hacer.

Suicidio.
-Suicidio. A ver: no lo justifico. Pero entiendo que algunos pierden todo sentido de la vida y se marean. Una persona tremendamente presionada también se va volviendo loca. Es que yo veo una mole al frente. Que a Sabas Chahuan, que a todos les da exactamente lo mismo.

MUCHO ROSARIO

¿Se le ha acercado alguien de la Iglesia?
-Sí. Sacerdotes. Muy buenos amigos.

¿Legionarios?
-No, los legionarios ayudan cuando pueden, que no es tanto. Hacen su pega. Con ellos estoy contento. No han aportado como al menos desde afuera uno quisiera, pero en general, bien. Lo que sí ha sido es el clero diocesano, amigos que llaman constantemente. Lo que he visto en mi mundo -en el suyo puede ser muy distinto- es apoyo: cuando vamos a tomar un café, la gente se acerca a saludar, paran los autos. Solo diría que hay dos pequeñas desilusiones. Una para la graduación, porque me retiré del Cumbres, pero las niñas, 120, pasaron una lista pidiendo que hiciera la misa y me dio mucha pena que dos no firmaran. Una estupidez mía, tontera mía, sensibilidad, me dio mucha lata. Puede que anduvieran despistadas, o no estaban, por lo que tengo entendido no es un rechazo. Pero igual, no sé. Hubiera pensado que formamos gente más leal y más de apoyar al débil, al pobre. Ese era el tema, más que yo.

¿Y la otra desilusión?
-De una familia de misa y de rosario diario y de todo diario, que mandó una carta a un sacerdote, pidiendo que yo no celebrara la misa, que hay una investigación. Me desilusionó muchísimo porque si estas personas son tan religiosas y preocupadas, lo primero es: hablen conmigo. Eso vale para todos los humanos. El test de honestidad de nuestras alabanzas o denuncias es que en primer lugar hablen con el interesado. Si es por la espalda, huele mal. Eso es trabajo de Satanás, por más rosarios que recen. A lo mejor no es mala voluntad, tampoco. Es un detalle pero es parte de nuestra vida. Ser honestos.

Pero por ejemplo, acercarse al perseguido, no es algo que recuerde de los legionarios especialmente. Para qué hablar de su fundador.
-Ya. Él estaba ocupado en otras cosas -dice en tono irónico.

Era más bien perseguidor.
-Sí y no.

¿Pero está en la vocación de la legión? ¿Es su misión?
-Sí, está. Se supone que el centro es la caridad. El tema de los pobres está calando poco a poco. A lo mejor en este momento es un anexo, pero de verdad existen los colegios y todos los sábados tenemos este grupo Formando Chile, van a dos Mano Amiga, en Recoleta. También vamos a misiones. Pero no se ha desarrollado. Por tiempo. Por falta de gente. Por desidia. Por muchas cosas.

Antes estaban más centrados en la clase dirigente.
-Exacto. Y poco a poco se está ampliando, sin negar tampoco nuestra ayuda a las personas del barrio alto que también tienen necesidad. Conozco gente muy valiosa, muy buena, muy preocupada.

A lo que voy es que ahora usted descubrió a los perseguidos.
-Efectivamente. Por eso uno siempre va aprendiendo, ¿me cacha? Pero también descubrí la fe. No solamente a los perseguidos.

¿Descubrió la fe?
-Sí.

Ya.
-La profundidad de la fe. A veces cuando estoy de buen humor y pienso que si me meten en la cárcel por A, B ó C, para morir en la cárcel, bueno: that’s it. Soy pragmático. Conocí gente fantástica, también; gente que se la juega a fondo y como toda experiencia me he acercado mucho más a los que sufren. También visito los fines de semana clínicas siquiátricas, dos. En otros tiempos visitaba Capuchinos. Lo que pasa es que una cosa es visitar, ayudar. Otra cosa es vivirlo.

¿Conoció a Fernando Karadima?
-Muy poco. Él nos acogió cuando llegamos pero comenzamos a pelear rápido.

Usted le hizo la competencia y terminó siendo mejor recolector de fondos.
-Exacto. Cuando yo llegué, tres años después de haber fundado aquí, no íbamos al Bosque. Pero bueno, lo saludaba cuando iba a un matrimonio, nunca fui a verlo, y él tampoco a mí.

¿Le sorprendieron las denuncias?
-En un primer momento llama la atención. Lo que pasa es que también hay estilos, hay cosas de ciertas personas, ¿me entiende? Que a uno a lo menos no le caen bien. Entonces es más fácil tener mayor intuición de lo que podía pasar.

EL PARAÍSO

“Chile es el paraíso de los movimientos”, dice O’Reilly.

¿Por qué?
-Los españoles trajeron a los sacerdotes, y fueron bastante despiertos los sacerdotes. Las grandes familias tienen una religiosidad profunda, doctrinaria. Y Chile es como Irlanda: es una isla. Está protegido de las muchas corrientes. A veces, hasta hoy, la moda de Europa entra acá cuando está de salida allá.

¿Cuándo llegó a Chile?
-El año 84.

Dictadura, protestas.
-Sí, cacerolazos y esa cuestión.

Y muertos.
-Muertos.

¿Cómo lo vio?
-Para mí era absolutamente un shock. En Europa se hablaba bastante de Chile, de lo que había pasado y tenía cierta información. Pero al llegar, me tocó trabajar en esta zona (barrio alto), menos los sábados por la mañana, que iba a La Pincoya. Y allí no fue tan complicado, porque era por la mañana. Pero era una situación penosa y sobre todo porque había un pueblo dividido: Plaza Italia arriba y Plaza Italia abajo, etc. Pero en esos años comenzó el cardenal Fresno, ya se habló de plebiscito, había esperanza. Y la venida del Papa fue maravillosa.

Maciel defendía a Pinochet.
-Al menos no hay constancia que nos haya dicho que había que apoyarlo. En eso era bastante cuidadoso. Lo mismo con Franco o cualquier político.

Pero no tenía una mirada crítica, tampoco. ¿Qué mirada tenía la Legión hacia la dictadura? Usted casó al hijo de un alto cargo del régimen.
-Yo diría, varios. Quién. Jaime del Valle. Pero el único militar que conocí fue Ballerino, porque era amigo de un amigo.

¿Conoció a Pinochet?
-Sí. Cuando bendije la Universidad del Desarrollo, Las Condes entonces. Varias veces lo vi en bendiciones, actos públicos. En el Apoquindo, primeras comuniones, porque él tenía sus nietos allá. Nunca estuve en La Moneda. Le saludaba con mucho respeto.

¿Por qué los empresarios se hacen Legionarios y no Opus Dei? ¿Qué ven?
-Cada congregación tiene su carisma. Diría que tenemos una visión, como muchos otros grupos también, positiva, alegre. Me carga esta palabra: optimista. Una visión amable de la vida.

Los acusan de ser light.
-Claro, pero detrás de esto no hay mucho light. Hay que trabajar como mula para lograrlo. A lo mejor puede ser una virtud adaptar conceptos filosóficos o teológicos en lenguaje de todos los días.

¿Tienen menos exigencias en la práctica que los Opus Dei?
-Lo que pasa es que todos tenemos exigencias.

Pero acá no hay silicios.
-Pero cada loco lo hace como quiere. Cada uno se siente llamado y aprovecha la manera. Pero prefiero que hablara con otros sobre el tema. En mi visión, creo que nuestra visión de Cristo, es la del Cristo crucificado, pero también la del que ha resucitado, que nos da la vida, que acompaña, el amigo y por amor a este amigo, ojalá no pecar, porque pecando me hago daño a mí mismo. La ley natural y la ley de Dios son la misma cuestión.

HUELGA DE HAMBRE
O’Reilly llega a la segunda sesión molesto porque un par de diputados quiere legislar para que rebajas de condenas como las del cura Tato y Spiniak no se repitan. Dice que es populismo, que debieran preocuparse de lo que pasa en el CAVAS y en la fiscalía.

¿Ha descartado hacer una huelga de hambre? Lo ha mencionado dos veces.
-No se puede descartar nada. Por el bien superior. Cuando uno se encuentra una situación como la mía, piensa de todo. Digo, en honor de la justicia. Me siento también perseguido. A lo mejor soy muy superficial pero hay un tema claro: a mí el fiscal me ha investigado y me parece bien. Puede ser injusto o no, pero tiene derecho. ¿Y del otro lado? ¿No sería conveniente, si los niños tienen sicólogo y esto y lo otro, ver cómo es la familia? ¿O cómo son las personas que acusan? En buena. Me ha investigado y tiene todo el derecho. ¿Pero por qué no investigar otras hipótesis? Y otras cosas que son más obvias para mucha gente.

¿En caso de una resolución buena, cree que el mundo vuelve a ser lo mismo?
-No.

¿Por qué?
-Una acusación de este nivel corta la vida para siempre. De verdad es matar a una persona. El primer mes apenas me podía levantar. Lo único que pedía era morir. En libros que he visto de personas que han sufrido lo mismo, hay suicidios, que creo que no es correcto para los que tenemos fe. El sufrimiento tendrá un valor. Un sacerdote me dijo algo que me gustó: todo lo que usted ha sembrado es necesario regarlo con la sangre de Cristo. Es una imagen bonita. Ojalá fuese así, sería fantástico. Si no hay fórmula científica y objetiva para ver si hay o no abusos, la falta de parámetros objetivos para determinar su existencia, estamos perdidos. Vamos a ver cómo se extienden estos casos.

¿Y cómo ve a sus acusadores?
-A los niños, con simpatía. Me da mucha pena que tengan que pasar por esto. No tengo ningún rencor. Y a los papás: él ha sido muy correcto y a la señora hay que respetarla, ver qué le pasa.

¿Y el fiscal?
-No lo conozco. Me gustaría preguntarle por qué me persigue. Nada más. Y si él piensa que persiguiéndome va a subir dos puntos, tres puntos.

¿Y el hecho de ser legionario? ¿Le pesa?
-Creo que sí. La madre dice en la querella que bastaba que ella dijera que yo había hecho algo indebido con su hija para que liquidara a todos los legionarios. Está en la querella. Todavía vivimos el tema del padre Maciel. Además, cuando uno está mal, te pegan en el suelo. Y han hecho cosas súper fuertes: a nuestras secretarias las han retado. Una señora dice que cuando llegó a declarar, el fiscal pensaba que venía por su niña y todo lo contrario. No, mi niña nada que ver. Y hubo gritos. Con la mala suerte que supo su marido, que también es abogado y levantaron una queja al fiscal regional.

¿Esto no puede terminar en su salida de los legionarios?
-No.

¿Jamás?
-Espero que no. En este momento soy un hombre muerto, aunque estoy hablando. No tengo proyecto. Trato de inventar, pero es como para distraerme, como soñar que la Católica algún día será campeón.

¿Qué opina del celibato?
-Efectivamente no es parte esencial del sacerdocio pero es una parte necesaria. No es una cuestión de sexo, sino de entrega de amor.

¿Cree que la Iglesia no va a evolucionar para allá, con curas que se puedan casar?
-Puede ser. En estricto rigor, sí, porque no es esencial. Pero lo veo pasando por otro lado. Los anglicanos que se pueden casar, tienen igual de problemas de vocaciones que nosotros. No es que…

Pero no sé si de abusos.
-Es que de abusos si no son curas, no funciona. No vale. ¿Cuántas denuncias hay? Si no es cura, no va. El otro día, sufrí una broma de El Mercurio cuando premiaron, entre otros, al fiscal Pinto. Titularon, “Fiscal que investiga a O’Really, premiado”. Hay, a lo menos, descuido, se maltrata sin costo la dignidad de un cura. Pero volviendo al celibato: tengo esta convicción y la he vivido bien.

EL FISCAL

¿Ha visto el expediente?
-Mi abogado me lo ha relatado.

¿Por qué dice que se cae este caso?
-Porque no hay argumentos. Cuando le han hecho los exámenes a la niña, ella no dijo nada. No hay un relato, a pesar de seis meses de adoctrinamiento, a pesar de sicólogas que se han jurado de trabajar contra la Iglesia, contra nosotros, contra mí. No sé qué más van examinar, a lo mejor mis tatarabuelos. No tengo problema que investigue, pero que investigue todo. Y ahora, justo cuando esto se acaba, inventan esto. Que el señor fiscal no vea eso, me parece derechamente mala voluntad. O al menos que lo analice. Y está después, constantemente, obstaculizando el desarrollo del caso.

¿Obstaculizando la resolución?
-En tanto no quiere llegar a una conclusión. Me daría la impresión que quiere tirar esto para adelante porque posiblemente sepa que lo que tiene no tiene asidero. Pero me preocuparé -esté donde esté, en la cárcel, donde sea- de publicar el caso completo: todo lo que ha dicho la señora, lo que ha dicho el señor, el fiscal, todo. Y que la gente decida.

¿Mala voluntad?
-Absolutamente mala voluntad. Se supone que hay un principio que se considera a todos inocente hasta probar lo contrario. Acá es completamente al revés. El fiscal Pinto partió y dijo: O’Reilly, culpable. Nunca se preocupó de la señora ni investigó una hipótesis alternativa. Hay datos extraños de las nanas al menos para mirarlos. No sé si es muy importante, ¿pero tiene algún dato, no? ¿De dónde viene esto? Y en el fondo lo que le pasa a la señora Paula M. es que vino de México con un sistema educacional distinto que no le pescaron en el Cumbres.

¿Cómo?
-Ella, diría, pensaba tener súper niños, que fueran los top, y nunca aceptó que en el fondo, con su afán de convertirlos en top, estropeó su desarrollo y ahora busca excusa en todos lados. Y a lo mejor me tocó a mí en mala suerte. Es un tema muy delicado. Un homicidio lo es. Se puede matar a las personas abusadas, niños, niñas, pero también a los acusados falsamente. Veo mucha farandulización cuando es algo serio. Nadie dice tonteras cuando muere alguien. Hay un cierto respeto por el muerto. Acá, no. Da lo mismo tirar lodo.

¿Y por qué Pinto le tendría mala voluntad?
-Me encantaría preguntárselo porque hay gente que ha dicho que es buena gente. Hay gente a la que no quiso escuchar; le dijo a alguien que si vienen a hablar bien del padre John, no me interesa.

¿Por qué dice que los profesionales que han participado son enemigos de la legión?
-Digo que hay una página web, El Gran Fundamento, donde está la sicóloga Ana Eugenia Chevarría, que examinó a la niña. Han declarado ser anti Iglesia, anti legionarios, anti cura. Hace la evaluación y se hace cargo del tratamiento hasta hoy, dos veces a la semana.

EL PODER

Un domingo, O’Reilly llega molesto por la columna de Carlos Peña en El Mercurio, que lo ha mencionado. El rector UDP se preguntó qué será del cura. “Me extraña muchísimo que una persona que se declara amante de las libertades individuales –dice O’Reilly-, no haya investigado en vez de preguntar dónde estoy. Es muy fácil, vaya y pregunte a mi abogado o vaya a la fiscalía, estoy seguro que el señor fiscal estaría feliz de ponerle al tanto de todo lo que hemos hecho”.

Si como dice, usted saliera libre de toda culpa, ¿cree que volvería a ser tan influyente como antes?
-Es que el golpe es tan duro. A mí, perdón por la confidencia, si yo en la noche no duermo, ¿qué hago? Lloro. Es un tema tan golpeador, que no me importa nada, pero no por virtud.

Está reclamando por sus Derechos Humanos usted.
-Absolutamente, derechos humanos. Lo que me pregunto acá es ¿porque soy sacerdote el fiscal tenía algo contra mí pero no lo puede plasmar? Yo también tengo algo contra alguna gente pero eso no me da permiso para ir a quemar su casa.

Hace un rato citábamos el sermón ese que dice que primero se llevaron a los comunistas pero no me importó porque no lo era. Usted apoyó el gobierno de Pinochet. O fue simpatizante. Pero no hizo nada.
-No, absolutamente. A posteriori, yo diría que pasó y no soy el único. Cuando llegué el 84, aterricé en un ambiente y perdón por mi superficialidad, en que funcionaban las cosas así, que Pinochet era así y que todo estaba perfecto.

No estaba perfecto.
-No, pero después nos dimos cuenta. ¿Verdad? Y esto no solo yo puedo decirlo. El señor Chadwick hace poco dijo que lo lamentaba, después de veinte años. Por eso también hay que tener en cuenta las situaciones. Podemos acusarnos todos de no haber sido más agudos, de habernos preocupado. Pero a veces uno está bien y entonces dice que todo el mundo lo está, en vez de algunos valientes que dicen yo no lo veo así. Y esto vale para Pinochet y por otros. Ud. también podría haber dado la vuelta y pongo cinco líneas del cura.

Nos interesa la historia.
-Pero es coherencia. Es una forma de no ser excluidos. Y eso también es un apoyo de no mirar para el otro lado. Hay otras personas que tienen derecho y que miran para el otro lado si quieren.

Usted no hizo nada en los 80. Podría haber hecho cosas.
-Ciertamente. Digo… No sé si en los 80, al final. Muy honestamente digo no sé en qué momento llegué a la misma conclusión que todos, como parte de la nación. La primera vez que habló la Pía Guzmán sobre derechos humanos y la derecha en los 90 fue un escandalazo. Yo pido disculpas. Me sentí parte de la sociedad, vivo, no muerto como hoy. Y eso es lo que me estimula y de alguna forma si pudiera reparar en algo, ayudar en otros casos de no justicia y en el campo que sea, sea rico, pobre, lo que sea. Para que la base de la sociedad, sea la justicia. La injusticia causa malestar, violencia. Si el Estado no hace justicia el peligro es que el pueblo haga justicia.

Usted era un hombre poderoso hasta que pasó esto.
-…

Sí.
-A ver, lo que pasa es que el poder en general cae en segundos y el poder nuestro no es nuestro. ¿Me cacha? En el fondo viene de arriba. No quiero hablar algo espiritual. Uno puede influir. Pero la influencia, la inmensa mayoría de personas que conozco han sido gente que he podido atender espiritualmente, igualmente nos tomamos un café.

Pero era poderoso. Influyente.
-Eso sí es un tema que en este momento no me importa nada. No diría que es virtud mía el desapego. Hay algo pero hay cosas tan fuertes como esto, que para mí es la muerte. Los primeros meses lo único que pedía en la noche era no despertar. Esa es la vida. El tema del poder, entonces, en este momento no sirve de nada.

LA TOALLA

Hay declaraciones que dicen que usted pedía algunas niñas que fueran a su oficina y un par de personas dicen que pedía a la J.
-No. Vamos por partes: efectivamente de vez en cuando pedía que me acompañaran grupos de niñas, básicamente si no era para misa en la mañana, era para visitar a la virgen.

¿Con nombre y apellido?
-No. No, normalmente, no. Alguna vez, sí. Pero habitualmente era la profesora la que decidía a quién mandaba. Y en muchas ocasiones mandó al curso, todo el curso, y ella también. No consta en ninguna parte que haya llamado a la J, a pesar que estaba rondando. Me alejé de ella hace mucho tiempo. Los dos días de la semana que andaba yo, en más de una ocasión la he visto y lo dicen las dos secretarias, la mamá estaba ahí.

Una funcionaria, Susana Bravo, dice que la pidió dos veces. ¿Lo hizo?
-A ver, si la Susana dice, sí. No me consta. No era la única. No iba sola nunca.

Se habla de una práctica y dice que se molestaba cuando le decían que no. Eso lo dice otra profesora.
-Lo que pasa es que hay otro elemento. Yo debía decir un nombre específico, si me decían que la niña estaba de cumpleaños y entonces la llamaba, pero con sus compañeros. Pero no sé si alguna vez pudiera haber llamado a la J, no lo podría negar, no lo recuerdo. Pero puede ser. Y ella, la J, tenía cercanía con la secretaria.

Hay una declaración que salió en la prensa de una joven que dice que usted le tomaba la mano y se la besuqueaba. ¿Y esa situación?
-Por naturaleza, no beso manos. Ni grandes ni mayores. Lo dudo mucho. A no ser que dar la mano, pero lo que niego absolutamente es algún tipo de connotación erótica o de amistad más allá.

Pero esta decisión suya de salirse de la puerta, ¿es solo porque la hija está mal o porque Cárdenas le habla de abusos sexuales?
-No, es una decisión absolutamente personal. Cobarde, si quiere. En la mañana en vez de recibir niños, alcanzo a leer el diario. Para qué estoy arriesgando a mi edad, cualquier persona…

¿Cuanto cree que dure esto?
-¿Cuánto? Es que siento, percibo, que a no ser que entre un milagro, yo simplemente soy un cebo, una carnada. Hasta donde sea útil. A no ser que intervenga una autoridad para decir “queremos justicia, queremos un juicio normal”… Si no, esto puede ser infinito. Porque si el fiscal falla en una cosa, va a inventar otra. Y otra. Y otra. ¿Me entiende? Yo no veo al fiscal tirando la toalla. Aunque sea ridículo.

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