Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

20 de Agosto de 2014

Miguel Ángel Bastenier, columnista del diario El País: “Hamás es la gran coartada de Israel”

Es abogado e historiador, aunque fundamentalmente periodista. Fue subeditor de Relaciones Internacionales de El País y es experto en el conflicto entre Israel y Palestina, sobre lo que ha escrito tres libros. Desde Cartagena de Indias habla con The Clinic Online sobre el complejo panorama en Medio Oriente.

Melissa Gutierrez
Melissa Gutierrez
Por

bastenier
Foto: Felipe De La Hoz/Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano

La primera visita que Miguel Ángel Bastenier hizo a Israel fue en 1969, aunque agrega que cuando ganó el Likud en 2007, con Moshé Katsav, “se interrumpieron las invitaciones”. Desde que realizó sus estudios en periodismo e historia se dedicó a la cobertura de temas internacionales, particularmente el conflicto entre Israel y Palestina. Así llegó a la subdirección de Relaciones Internacionales del diario El País, para el que hoy sigue escribiendo columnas cada semana. Es autor de Palestina, el conflicto; La guerra de siempre: pasado, presente y futuro del conflicto árabe-israelí; y de Israel-Palestina: La casa de la guerra. En los últimos años se ha dedicado a entrenar a jóvenes periodistas en los talleres de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias. Desde el calor caribeño, conversa con The Clinic Online sobre el tema que mejor maneja.

¿Cuál fue tu primera aproximación con el tema de Israel y Palestina?
En España ha habido siempre un interés por estos temas. Existe la creencia, probablemente no del todo justificada, de que la opinión española entiende de estas cosas de judíos y árabes. Indudablemente los árabes se han pasado una temporada, unos cuántos siglos en la península ibérica. Y hasta la expulsión también estaba la población judía más numerosa de toda Europa. Europa estaba en construcción cuando yo comencé en esto en la década de los ’60. Casi te diré que para muchos periodistas de mi generación interesados en el tema internacional, lo natural era preocuparse del mundo árabe-judío. He entrevistado cinco veces a Shimon Peres, dos a Netanyahu, dos a Arafat. Entonces hasta comienzos del siglo XXI he estados yendo casi cada año.

¿Cómo han sido esas visitas con la visión crítica que tienes del actuar de Israel?
Al menos intento que no sea tan crítica. Era mucho más crítica hace 20 años, muchísimo más.

¿Por qué es menos crítica ahora?
Bueno, me he hecho mayor, he perfilado, yo creo, la fórmula anglosajona del análisis, que es sin tomar partido, pero evidentemente los hechos que se cuentan toman partido. Me refiero a que no hay una intervención directa mía diciendo “qué bien” o “qué mal”, pero evidentemente las cosas que cuentas se decantan en un sentido u otro. Y lo que está ocurriendo es terrible porque lisa y llanamente, ningún gobierno israelí ha querido hacer la paz nunca.

¿Por qué?
Ben-Gurión, el fundador del Estado de Israel lo tiene escrito en sus memorias. Y lo dice claramente, que han de comportarse prudentemente, pero que aspiran a dominar la totalidad del mandato británico sobre Palestina, que es Palestina. Es una gran tristeza. Yo no he escrito ni pienso que sea un genocidio, no digo eso de ninguna manera. Decir que Israel se comporta de manera genocida en Palestina, no es cierto. Yo por lo menos no estoy de acuerdo. Tampoco se puede decir que sea un apartheid riguroso, estricto, legal. ¿Que en la práctica ocurre? ¡Ocurre en Barcelona! A los moros los tienen ahí en un rincón. Su participación en la vida pública es escasísima y en Madrid igual. Pero dicho esto, es una gran tristeza ver al pueblo palestino y al pueblo judío comportarse como cualquier otro pueblo dominador. Como España cuando pudo, como Inglaterra que ha podido durante mucho tiempo, como Estados Unidos que lo ha disimulado. Israel se comporta como cualquier pueblo conquistador.

¿Cómo comparas este momento con las Intifadas?
Hay mucha gente que dice que la tercera o cuarta intifada, según se calcule, acabará produciéndose por la misma negativa israelí. Es que se niegan a negociar. Por supuesto que tienen argumentos, Hamás es el gran argumento para no negociar, porque son terroristas. Hamás ha entrado a formar parte de un gobierno de coalición con la Organización para la Liberación Palestina, que es Al Fatah. Tácitamente aceptan todo aquello que el gobierno palestino pide, que es la inviolabilidad de las fronteras anteriores a la guerra del ’67, la no destrucción de Israel, etcétera. Y eso a Israel le preocupa mucho. Porque a este Israel de Netanyahu le interesa Hamás como justificación para no negociar. Dicen “con terroristas no negociamos” y mientras lancen cohetes seguirán siendo terroristas, pero a lo que se niega Israel es a explorar el cambio. Hay algunas cosas que lo explican todo,

¿Qué cosas?
En marzo de 2002 la Liga árabe reunida en Beirut hace una oferta general de paz a Israel. Todos los países de la Liga se comprometen a firmar la paz con Israel a cambio de la retirada total a las líneas anteriores a la guerra de 1967, convirtiéndose Palestina en un Estado independiente como cualquier otro. Entonces de ninguna manera digo ni escribo que Israel tuviera que aceptar eso ciegas, sin hacer ni decir nada. Porque evidentemente una cosa es lo que se propone, y otra muy distinta puede ser la realidad. Pero Israel se rió. Peres, él fue el que dijo “bah, esto es una tontería que no tiene ningún valor”. Israel no quiere negociar algo que les obligue internacionalmente a retirarse a las líneas anteriores a la guerra del ’67.

Pero el conflicto viene de antes.
El mandato británico sobre Palestina se instaura al acabar la Primera Guerra Mundial y dura hasta el ’48 con la retirada británica es sobre un territorio exactamente de 25.000 kilómetros cuadrados. Menos de la tercera parte de Antioquía, que es poquísimo. España tiene medio millón de kilómetros cuadrados. La ONU vota en noviembre del ’47 la partición del territorio: 55% para los judíos y 45% para los árabes. Y no se sabe por qué, teniendo en cuenta que había en el territorio tres veces más palestinos que judíos.

Y Palestina no acepta esa partición.
¡Claro que no la aceptan! ¿A santo de qué un millón de árabes palestinos le tiene que dar el 55% de la tierra, y la mejor tierra, a los judíos? Los puertos, la parte costera. Pues claro que no lo aceptaron, habría sido el disparate absoluto. Los judíos, y lo dice Ben-Gurión en sus memorias, tampoco lo aceptan, porque lo quieren todo. Pero tienen la suerte de que se anticipan los palestinos a decir que no lo aceptan y con eso quedan cubiertos, no tienen que abrir la boca para nada. Hay una guerra que comienza a principios de diciembre y en febrero se ha terminado todo. Gana Israel, no de una manera apabullante como gana las guerras posteriores, pero gana. Sufre más muertos en esa guerra que en ninguna posterior: 6.000 muertos. Gracias a esa victoria militar pasan de ese 55% a un 77%. Y eso lo ha aceptado el mundo entero, incluido yo. Y la ONU, todo el mundo occidental.

¿Qué pasa con Hamás?
Hamás es de momento la cobertura que tiene Israel para seguir diciendo que no y para que a Estados Unidos no se le caiga la cara de vergüenza, que se le debería caer de todas maneras, apoyando a Israel contra Palestina. Es algo absolutamente terrorífico. Si los de Hamás entendieran algo de política -que está claro que no entienden- habrían ofrecido reconocer a Israel, habrían borrado de su carta fundacional el párrafo en el que se habla de la victoria militar sobre el Estado sionista imperialista, no sé qué más. Y eso le crearía un problema a Israel monstruoso. Porque ¿cómo dirían que no ante eso? Quedan muy mal ante el mundo. Hamás es la gran coartada de Israel, de la Israel de Netanyahu.

¿Dices que no hay solución?
En un futuro previsible no. Tiene que nacer y no ha nacido todavía, una generación de judíos en Israel que vean el problema de una forma distinta. Hubo quien creyó, y yo también, que esos judíos empezaban a existir. No solamente no ha germinado ese Israel, sino que ha sido al revés. Es la extrema derecha la que manda en Israel.

Pero hay algunos grupos así que han empezado a ser más visibles
Hay otros que son sionistas liberales, que aceptarían la creación de un Estado palestino, por ejemplo, Tom Segev, que es mucho más moderado, pero que no tiene ningún interés en dominar a ningún palestino ni en quitarle un metro cuadrado a ningún palestino. David Grossman, que es colaborador de El País, es uno de éstos. Amos Oz es otro, que yo tengo mis reservas, pero con las bestias que mandan en Israel ahora, por supuesto que es maravilloso. Y hay que decirlo, en el lado palestino no existe el equivalente. Es verdad que pedirle a las víctimas que encima sean generosos, es muy fuerte. Pedirle a los mapuche que digan “qué alegría los chilenos”, probablemente es mucho pedir. Pero sería bueno que en el mundo palestino hubiera un germen intelectual capaz de reconocer al judío lo que no le reconocen.

¿En qué sentido?
Yo recuerdo que cenando un día en la casa del embajador de la época, yo exponía más o menos estos puntos de vista. El embajador me dijo: “podría estar de acuerdo con el 90% de lo que estás diciendo”, pero su señora dijo algo muy inteligente. Dijo: “¿pero usted nos garantiza que si hacemos todo eso, habrá paz con los palestinos?” Por supuesto que no puedo garantizarlo. Y en mi fuero interno yo no descarto que si un día el mundo árabe tiene la ventaja y domina la situación, dios sabe lo que pasa ahí. Ojalá no, pero yo no descarto que el árabe humillado, maltratado, discriminado de manera horrorosa, sea tan bondadoso que si un día tienen el poder no lo utilicen para cosas terribles. Ese es el argumento que no lo emplea ningún israelí nunca. Es que quieren tener razón, pero razón no tienen. Ese es el argumento de verdad: el que no se pueden fiar, pues claro que no se pueden fiar. Los guerrilleros españoles contra Napoleón, ¿eran terroristas? Claro que lo eran. El MIR en Chile eran terroristas, sólo que hay que ver en qué contexto se produce todo eso. El terror contra una dictadura miserable no es lo mismo que el terror contra una democracia.

Lee también: 10 preguntas para entender por qué pelean israelíes y palestinos

Palestinos calculan en “miles de millones” el coste de la reconstrucción por ofensiva de Israel

Notas relacionadas