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Opinión

5 de Noviembre de 2014

Tres obstáculos a la Reforma de la Educación Superior

Hay básicamente tres obstáculos para abordar la necesaria reforma de la Educación Superior que impulsa el Gobierno, en el marco del fortalecimiento de la Educación Pública ofrecido al País, explícitamente en el Programa, por la Presidenta Bachelet. Uno. Las divergencias en la Nueva Mayoría por el trato preferente a las Universidades del Estado, comprometido en […]

Héctor Gaete Feres
Héctor Gaete Feres
Por

Eyzaguirre A1

Hay básicamente tres obstáculos para abordar la necesaria reforma de la Educación Superior que impulsa el Gobierno, en el marco del fortalecimiento de la Educación Pública ofrecido al País, explícitamente en el Programa, por la Presidenta Bachelet.

Uno. Las divergencias en la Nueva Mayoría por el trato preferente a las Universidades del Estado, comprometido en el Programa de Gobierno. Para algunos líderes y parlamentarios de ese sector las UES Estatales serían iguales a las Privadas del Cruch y hay reconocidos intereses de aquellos mismos en distintas instituciones. Más aún, algunos pertenecen a sus directorios y no se omiten de participar en la legislación que les atañe, como es evidente en el debate para el presupuesto 2015.

Dos. La cautela del Gobierno ante el incierto escenario que se deriva del punto anterior. Parece ser que no se quisiera perderlo todo por errores no forzados desde el propio bloque gobernante. En esto los líderes del oficialismo deberán poner en valor la lealtad al Programa de Gobierno, al liderazgo de la Presidenta y a los ciudadanos que confiaron en la promesa de cambios profundos. Esto vale especialmente para los parlamentarios y funcionarios de Gobierno, los que probablemente no hubiesen sido elegidos o designados sin contar con el cobijo de Bachelet.

Tres. La omisión del CRUCh, derivada del bloqueo por parte de la minoría privada, atrincherados algunos en mantener el desigual estado de cosas vigente y la esperanza de otros por mejorar su posición; pero todos juntos negando la obvia relación preferente que debe existir entre el Estado y sus Universidades. En los hechos la omisión se traduce en nulo respaldo de esa entidad a la reforma de la Educación Pública. Este es un asunto muy delicado porque el mandato del país a esa organización, desde el año 1954, es asesorar a las autoridades en materia de educación.

Sin embargo, hay un camino posible para salvar los tres obstáculos. Es el que se orienta por la seriedad, la responsabilidad y la disciplina. Chile espera mucho del ejercicio cotidiano de la unidad de los líderes tras el bien común y, en educación, aquello se llama educación pública de calidad para todos sin que aquello signifique ir en desmedro de la oferta privada de calidad.
Para tener un Chile que sea más CHILE para todos, resulta esencial que nos pongamos a la altura de las soluciones que el país demanda para el corto, mediano y largo plazos.

*Rector Universidad del Bío-Bío.

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