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Opinión

17 de Febrero de 2016

Alejando Navarro y los alcances del TPP: “Este acuerdo es un salvavidas de plomo”

El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), que hace pocos días suscribió Chile, ha estado en el centro de la polémica. No sólo porque aún se desconocen sus alcances, sino porque dentro de los próximos dos años, el Congreso deberá aprobarlo o rechazarlo, sin poder incidir en las más de seis mil páginas que tiene el tratado. Mientras hay quienes creen que esto traerá más crecimiento, hay otros que aseguran que los únicos beneficiados son las transnacionales. El senador Navarro es uno de ellos: “Lamento profundamente que sea el gobierno de la Presidenta Bachelet el que firme esto”, dice.

Jorge Rojas
Jorge Rojas
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-¿Por qué es tan malo el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP)?
Yo sospecho de un acuerdo al que sólo han tenido acceso las corporaciones económicas y gente del gobierno de Estado Unidos. Es una ofensa poner al Congreso de rodillas y decirles que este tratado viene negociado con lobbistas de las multinacionales y que sólo podemos aprobarlo o rechazarlo, y no modificarlo. Me parece que eso establece una asimetría sobre la soberanía nacional inadmisible.

-¿Qué antecedentes tienes de cómo se gestó este tratado?
El TPP es una iniciativa impulsada por Estados Unidos para frenar el crecimiento de China. Paradojalmente, firmamos un tratado de libre comercio con el 40% del PIB mundial, pero dejamos fuera a nuestro principal socio económico, que es justamente el gigante asiático. Esto tiene como objetivo estratégico fundamental crear una instancia supranacional para que las corporaciones nacionales puedan establecer demandas a las cuales los gobiernos tengan que someterse. Es una contradicción que Estados Unidos no haya firmado el tratado de los Derechos Internacionales del Niño, o el Convenio de Tokyo en materia de medio ambiente, pero sí quiera firmar este acuerdo económico.

-Sobre este tratado se ha dicho que es el más grande de la historia. ¿Por qué estas reuniones han sido secretas?
Son secretas porque hay inversiones millonarias. Si pudiésemos conocer el proceso de debate detrás de este acuerdo tendríamos una enorme oposición ciudadana y mundial. Creo que la generación que va a firmar este acuerdo va a hipotecar a las futuras generaciones y solo espero que el debate abra un espacio para establecer responsabilidades. Yo lamento profundamente que sea el gobierno de la Presidenta Bachelet el que firme esto. No logro entender al ministro Heraldo Muñoz cuando nos habla que este es un tratado que va a traer beneficios a Chile. Al contrario, no veo nada positivo por ninguna parte. Lo más complejo, quizás, es la creación de un tribunal supranacional que resolverá controversias con las transnacionales. Es decir, cuando estas se sientan perjudicadas con la normativa medioambiental, laboral o económica, podrán demandar al Estado de Chile en esta corte especialmente creada para ello, la que estará por sobre los poderes del propio Estado. Por lo tanto, lo que hace Estados Unidos es uniformar las economías mundiales y someterlas a tribunales que traspasan las propias fronteras. O sea, vamos a estar cautivos de un gobierno supranacional económico, situación que no necesitamos, porque tenemos firmados Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos, con Japón, y con la mayoría de los países que suscriben este convenio.

-¿Por qué Chile forma parte de los 12 países que firman este convenio? ¿Qué representamos?
Lo que se buscan con Chile es firmar la incorporación de América Latina. Este es un tratado que sin considerar a Chile, una economía estable, perdería significado. Le preguntaría al señor Heraldo Muñoz qué gana Chile en torno a Japón, qué ganamos en torno a los Estados Unidos. Vamos a tener productos de ahí que van a competir ferozmente con la industria nacional, cosa que ya nos sucedió con los textiles. Yo espero que el Estado, por lo menos, reflexione, porque nos está poniendo en una situación inédita.

-¿En qué está pensando el gobierno?
Vieron en el TPP una tabla de salvación a una economía que tiene problemas, pero este acuerdo es un salvavidas de plomo. Hay una reacción más bien primaria, ortodoxa, de parte de las autoridades, especialmente del ministro Rodrigo Valdés, que hasta hace poco administraba cuentas corrientes y hoy está a la cabeza del destino de ciudadanos. Esto nos puede llevar a una derrota y lamentablemente esto pavimenta el camino del retorno de la derecha.

-Me imagino que el gobierno ve beneficios en este acuerdo.
No entiendo cuál es la necesidad de ir a este TPP. Esta es la consolidación del modelo económico depredador, monopólico, que ha encontrado en este tratado el mejor espacio para proteger sus intereses.

-¿Pero por qué Heraldo Muñoz insiste en que esto es beneficioso?
Tendrá que entregar detalles. Yo desafío a los ministros a demostrar cuáles son los beneficios de este tratado, a explicarlos en detalle y en lenguaje ciudadano. Cómo este tratado puede ser aprobado en dos años, ninguno de los que están firmando van a estar cuando los efectos perversos se produzcan. Creo que están haciendo una vocería política, porque el debate se va a dar en el parlamento, pero con la burda condición de que estamos en una política de hechos consumados.

-¿Quiénes ganan con este tratado?
Hasta donde yo sé, Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía que no tiene nada socialista, ha dicho que en este tratado ganan las multinacionales y que los consumidores quedan absolutamente desprotegidos. Vamos a estudiar este tratado, las seis mil páginas, y también vamos a denunciar a las 605 empresas de lobby corporativo que sí pudieron intervenir y modificar el acuerdo. Parece una ofensa inaceptable que las corporaciones mundiales hayan podido incidir, legislar y construir en esto, y que el Senado y la Cámara de Diputados, elegidos soberanamente por el pueblo de Chile, no puedan incidir en cambiar una sola coma.

-¿Por qué esas 605 compañías tuvieron acceso a tantas intervenciones?
Porque en Estados Unidos el lobby es legal, forma parte del proceso de formación de las leyes. No sabemos si hubo lobistas chilenos participando de estas conversaciones, pero es altamente probable que, tratándose de los intereses de América Latina, estén los chilenos incorporados. Lo bueno es que los gringos todo lo cuentan. Si no participaron, da lo mismo, porque esa pega ya la hicieron los lobbistas norteamericanos, que trabajan para las mismas trasnacionales que operan en Chile, Estados Unidos y el resto del mundo. Yo confío en el juicio de la historia, y lamento profundamente que sea mi gobierno el que toma esta iniciativa. Creo que Estados Unidos ha hecho una presión indebida sobre el gobierno de la Presidenta Bachelet y lamentablemente esto ha encontrado eco.

-Si este acuerdo finalmente se rechaza, esto podría terminar en un bochorno internacional para el gobierno.
Está en las manos del Congreso. Yo voy a votar en contra del TPP y espero que se sumen más parlamentarios. No abandono la esperanza de que este convenio sea rechazado, porque no lo necesitamos para seguir creciendo económicamente. Aquí los nacionalistas van a estar a prueba, aquellos que rasgan vestiduras para defender al país, porque este tratado es un atentado en contra de la soberanía y la independencia nacional. Vamos a ver si defienden al país o se suman a los intereses de las transnacionales.

LOS MAIL DE LONGUEIRA

-¿De qué dan cuenta los mails entre Pablo Longueira y Patricio Contesse?
Con la lectura de esos mails comprendo que no hay ninguna barrera entre la amistad y el efecto económico. Es decir, que los intereses económicos se confunden con la relación interpersonal, violentando la información privilegiada y reservada de los proyectos de ley que podían caer en manos de empresarios o del sector minero. Lo que Longueira hizo fue traspasar la delgada línea roja entre los intereses corporativos y las amistades personales. Eso es fatal, porque son dos dimensiones distintas que al parecer se conjugaron en una sola cosa. La pregunta que me hago es si es sólo con Contesse o si era sólo Longueira. ¿Cuántos de los parlamentarios de la UDI o de los intervinientes de estas materias informaban a los empresarios de manera paralela?

-¿Se configura el delito de cohecho?

Yo tengo la convicción de que se configura el delito, pero no solamente el de cohecho. Acá, antes de Soquimich, de Penta, y Caval, vivíamos en un mundo de Bilz y Pap, un mundo de fantasía en donde los buenos al final eran los malos. Este país orgullosamente levantaba la bandera de la transparencia, pero no era tal. Estamos gobernados por una elite que sencillamente se dedica a ocultar una manera de proceder a cambio de obras benéficas.

-En el caso de Longueira y Contesse se está investigando también aportes ilegales.
Se está haciendo una investigación por boletas que nace en la bancada de la UDI. Esto amplía el horizonte más allá del chivo expiatorio que ha sido el senador Jaime Orpis. Existe una amplia gama de situaciones que tienen que ser investigadas y espero que esto no termine en un juicio abreviado, como ocurrió con Jovino Novoa. Lamentablemente, las señales que se están dando crean más sospechas, más incredulidad, y al final cualquiera sea el resultado, la gente va a sentir que todo ha sido un tongo.

-¿Crees que esto va a terminar en nada?
Estamos en una etapa histórica y espero que el nuevo Fiscal Nacional, Jorge Abbott, lo entienda y haga su trabajo. Que no le tiemble la mano para sancionar a izquierdas o derechas, porque Soquimich lo contaminó todo. Los fiscales tienen que aplicar el derecho pero también hacer justicia. Si los involucrados vivieran en alguna comuna popular, en cualquier lugar de Chile, estarían hace rato condenados y en la cárcel, pero como viven en el barrio alto y tienen tales apellidos, y pagan buenos abogados, no les pasa nada. Ahí continúan caminando por las calles encomendados a ‘San Juicio Abreviado’, que parece ser el santo del cual buscan protección.

-¿A tu juicio, Novoa debería haber terminado en la cárcel?
Creo que en cualquier país de la OCDE Jovino Novoa estaría preso y hubiera pasado un buen tiempo en la cárcel. En este procedimiento, el discurso de Chile es el siguiente: vivimos en uno de los pueblos más ricos del mundo, pero seguimos con las reglas internas de los más pobres. Es decir, donde los poderosos siempre se salvan y los que menos tienen siempre van a la cárcel.

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