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Nacional

6 de Marzo de 2017

Alejandra Bravo: la historia de la polémica vocera de Chile Vamos que admira a Piñera y no conoce la autocrítica

Pasó de constituir un comando del NO y liderar reuniones clandestinas en dictadura a ser la vocera de la coalición que agrupa a la UDI, RN, Evópoli y su partido, el PRI. La exconcejala de Colina que tuvo como inspirador político a Adolfo Zaldívar, dice que en la calle nadie le pregunta por las polémicas tuiteras y se declara admiradora del gobierno de Sebastián Piñera. Así es la presidenta de los regionalistas que llena el vacío de centro político en la derecha y que bajo la figura del expresidente quiere llegar al Congreso para representar al "nuevo centro político humanista socialcristiano".

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“Es el espíritu DC más vivo que tenemos: tiene una historia DC, viene del alero de una figura DC y una agenda que rescatamos de la política DC. Y eso al expresidente Piñera le fascina”. Así define un expresidente de un partido de Chile Vamos a Alejandra Bravo Hidalgo, la presidenta del PRI y vocera de la coalición que dejó la escoba en redes sociales durante el verano.

Proveniente del más cercano círculo colorín de Adolfo Zaldívar, a quien siguió en su salida de la Democracia Cristiana, la exconcejala de Colina mutó de las filas de la Concertación para instalarse desde el año pasado en la primera línea del conglomerado de centroderecha.

Una figura polémica que reconoce a Piñera como un referente político al que seguir, que quiere volver a poner al PRI en el Parlamento y llenar el supuesto vacío de los valores del centro político y social de la mano de quienes años antes fueron sus adversarios políticos acérrimos.

Del Comando del NO a Chile Vamos

El estreno de Alejandra Bravo en política fue en un encuentro con Andrés Zaldívar en Tiltil en 1985, quien los instó a reorganizarse políticamente. De familia DC, Bravo tomó esa posta y poco a poco se convirtió en el vínculo del partido con los jóvenes de la provincia de Chacabuco. Se la pasaba yendo y volviendo a la sede de la tienda en Santiago a informar sobre los avances de las reuniones que mantenían en el comando clandestino y fue la coordinadora de la primera visita de Patricio Aylwin a la zona como presidente.

“Era un vínculo entre el partido y lo que hacíamos acá”, dice un excompañero de partido de Bravo. Según ha señalado la propia Alejandra Bravo, el espíritu de su trabajo en esa época tenía que ver directamente con una salida democrática a la dictadura. Vecina a Peldehue, Bravo recuerda cómo los militares se llevaron a un vecino que hoy es detenido desaparecido y ha contado cómo resistieron el hostigamiento del gobernador de Chacabuco los últimos años de la dictadura.

De hecho, Bravo habla de golpe militar y dictadura, sin eufemismos. En un discurso dado en el Congreso sede Santiago en abril del año pasado, la presidenta del PRI recordó el trabajo durante el régimen de Pinochet y reconoció la figura del general Fernando Matthei como un general que habría contribuido al reconocimiento del plebiscito y a la recuperación de la democracia.

Sin embargo, en ese mismo discurso comparó las violaciones a los derechos humanos de esa época con el proyecto de aborto en tres causales impulsado por el gobierno. Para ella, tal como lo dijo en esa ocasión, esa es una paradoja en la que se violan los derechos humanos del “inocente que está por nacer”. Durante el verano, vinculó este proyecto con los incendios forestales. Además dijo a El Dínamo que “homosexual es el que nace con cuerpo de hombre pero siente como mujer”.

Sus dichos generaron una fuerte polémica -la compararon con el Pastor Soto, Carlos Peña le dedicó una columna y motivó al Movilh a ir a dejarle libros para educarse en el tema- y una desaprobación general en la coalición. Uno de los asistentes a las reuniones de Chile Vamos dijo a este medio que “la cagó medio a medio” y que, a pesar de lo que pasó, no hubo mayor autocrítica de lo que había ocurrido.

“Su reacción fue de decir que en Twitter hay una elite de izquierda que la malinterpretó y no respetó sus ideas, sin tomar en cuenta que la había cagado olímpicamente”, dijo el dirigente. En efecto, Bravo ha mantenido su postura y afirma que incluso ha sido amenazada y ofendida vulgarmente después de sus intervenciones.

De todas formas, desde la coalición reconocen que es una mujer trabajadora y que cada vez que se ha impuesto metas, las ha cumplido. Incluso se fue a vivir durante unos meses a Antofagasta para poder reconstituir el PRI. De hecho, cuando ya estaban en la recta final y Eduardo Salas fue invitado por Piñera al Parque Tantauco, Bravo se reubicó en Arica y consiguió las últimas 100 firmas que necesitaba para terminar el proceso.

Es una tenacidad que Adolfo Zaldívar veía en ella -según quienes compartieron con ambos tanto en la DC como en el PRI- y que es reconocida por el círculo cercano de Piñera. Sus excamaradas afirman que esta cualidad choca con una dispersión ideológica y la falta de una base política intelectual más sólida.

“Es débil ideológicamente hablando, y por eso tú la puedes ver en estos tiempos junto a Hernán Larraín y otros personajes de la derecha más dura. Pero compensa eso con su trabajo. Cuando se propone algo no descansa hasta que lo logra, aunque tenga que pasarle a varios por encima”, dice un exPRI.

Piñeristas colorines

La historia de Alejandra Bravo corre en la misma dirección que la de su partido, el PRI. Autodefinidos como el partido que representa el “Nuevo Centro Político Humanista Socialcristiano”, los regionalistas se abren paso como el factor más DC del conglomerado de derecha.

“Aporta lo justo y necesario para que digan que la coalición es de centro-derecha. Es una herramienta efectiva para mostrar algo de ese espíritu democratacristiano que dice tener Piñera”, dice un parlamentario que conoce a Bravo hace varios años.

En el Comité Ejecutivo de Chile Vamos también lo reconocen. Un miembro de ese grupo dice que es un plus para la alianza contar con alguien que viene con vocación de centro e ideas valóricas compartidas.

Valoran, además, que sea una líder social forjada por el trabajo municipal en Colina y sus alrededores. De hecho, a eso apunta la misma Bravo con su candidatura parlamentaria: representar a la clase media popular. Hija de la revolución en libertad de Frei Montalva, como suele comentar ella misma.

Para eso tiene el camino pavimentado: Bravo viene de Esmeralda, una zona rural cercana a Peldehue, y tiene un título técnico porque sólo más adulta pudo ingresar a la universidad, aunque aún no se ha podido titular de Periodista.

Es lo que vio Sebastián Piñera para invitarla ser parte del esquema de su nueva coalición, una relación que tuvo un breve coqueteo a fines de 2009 y que luego se concretó en 2010 cuando el entonces presidente nombró a Zaldívar embajador en Argentina, tras la escandalosa salida de Miguel Otero.

Según cuentan en el PRI, fue Eduardo Salas -actual secretario del partido- quien hizo llegar a oídos del segundo piso de Piñera que Zaldívar Larraín estaba disponible para el cargo, dadas las buenas relaciones diplomáticas que tenía con ese país.

Entonces fue cuando los excolorines ingresaron oficialmente a la coalición, la primera piedra de lo que posteriormente fue el ingreso de Salas a la Fundación Avanza Chile y a la candidatura que Bravo ya inició para competir en el nuevo distrito 8, donde aparece en todas sus fotos acompañada por el exmandatario.

Es otra característica de su vida política: fiel a los líderes de su pensamiento, como lo hizo con Adolfo Zaldívar cuando el PRI decidió expulsar a algunas de sus figuras más importantes, como Jaime Mulet, y ahora con el expresidente Piñera, a quien defiende a rajatabla de las investigaciones por Bancard.

Su partido también ha sido investigado -Adolfo Zaldívar inclusive- en los casos de financiamiento irregular a la política y ella misma fue vinculada con la publicación de un correo electrónico donde nombraba un vale vista supuestamente de SQM del que debía salir parte de su sueldo, pero hasta ahora ha sorteado las vinculaciones sobre el tema.

“Siempre tratamos de ser buenos socios y ante una situación compleja que atraviese otro partido, nosotros queremos respetar esa sociedad y no apuntarlos con el dedo”, es lo que ha dicho sobre sus compañeros de coalición investigados en los casos Penta, SQM y Corpesca. Y desde allá lo valoran.

Consultada por este medio sobre si se considera colorina y piñerista, dice respetar la carrera de Zaldívar, pero reconoce que “en el presidente Piñera he encontrado la voluntad de escuchar la idea de representar a la clase media popular en espacios de poder y eso es lo que queremos hacer. Creo en un proyecto, no me represento a mí misma y yo ahora me declaro una fiel admiradora del gobierno del Presidente Piñera, aunque creo que él es mucho más que el piñerismo”.

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