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Los Zeballos aparecieron en “La Casa”. El reality donde compitieron de albañiles y obreros, junto a otras duplas por el sueño de la casa propia. Padre e hijo querían dejar de arrendar, pero quedaron eliminados. Repasamos detalles del encierro y su salida.
Por Diego Figueroa Jamasmie.
Diego Zeballos (24) abre la puerta y da la bienvenida a su hogar. No es el mismo por el que estuvieron compitiendo hace algunos años con su padre Miguel (52), en un reality show llamado “La Casa”, entusiasmados por el sueño de la casa propia.
La idea del programa era que entre ocho parejas construyeran una casa, la que al final ganaría sólo una y estaría avaluada en más de 120 millones de pesos. El gancho era que cada cierto tiempo una dupla se iba eliminada. Y el turno de los Zeballos (la segunda pareja en el video de abajo) fue a la sexta semana del programa que animaban Sergio Lagos y Karla Constant.
Diego es bajo, tiene el pelo rubio y los ojos claros. Siempre anda con algún chuncho o distintivo de la U. Para esta entrevista viste un pantalón y un gorro azul. Tal como cuando entraron a concursar a “La Casa”, hoy los Zeballos arriendan una propiedad en la comuna de San Miguel. De la construcción que levantaron –literalmente- ladrillo a ladrillo, sólo recuerdos. La conversación comienza con Diego. Miguel toma once en la cocina, pero escucha atentamente, y rápidamente se nota que también tiene ganas de hablar.
¿Qué los motivó a entrar al reality La Casa?
-Diego: Un día mi mamá andaba con mi hermano chico en Patronato y se les acercó una señora que dijo ser productora de Canal 13. Le explicó que iban a hacer un reality en el que había que construir una casa y el que ganaba se quedaba con ella. Al principio no creyeron pero al final dieron el teléfono. Y antes que ellos llegaran ya habían empezado a llamar para que fuéramos al casting. Nosotros somos una típica familia de clase media, nunca hemos tenido casa propia y hemos arrendado toda la vida, entonces era difícil hacerle el quite a algo así. A ellos les gustó la combinación de mi viejo conmigo y empezamos a avanzar en las etapas.
¿Qué pruebas tenían que superar para seguir?
-Diego: Te hacían pasar a una sala y te hacían preguntas. Yo no tenía ninguna fe. Estaba lleno de Brad Pitt y Álvaros Ballero, y yo decía “ni cagando paso de etapa si hay puros hueones con pinta de rockstars”. Pero pasó una semana y nos llamaron para que fuéramos. Después cachamos que los que estaban allí eran sicólogos y buscaban personas para encasillarlas en un perfil predeterminado.
Ya…
-Diego: A mí por ejemplo me mostraron como el típico cabro chico bueno y mamón. Te grababan 24 horas diarias pero ellos ponían las imágenes de cada uno de nosotros que calzaran con un perfil. Entonces así tenían a un bueno, a un malo, a un villano, al hueón bacán, al piola. Al final del día da lo mismo lo que hiciste, ellos se quedan con lo que les sirve. Lo editan, lo pegan y eso es lo que muestran. De hecho trabajan con guionistas. Si es una verdadera teleserie.
¿Entonces te decían lo que tenías que hacer?
-Diego: No…
-Miguel (interrumpe gritando desde la cocina): ¡¿Por qué dices que no?! ¡¿Y los sicólogos?!
¿Cuál era el rol de los sicólogos?
-Diego: Para allá iba. Te doy un ejemplo, todas las parejas que estaban adentro salían llorando que extrañaban a sus hijos para victimizarse. Pero la gente no sabe que todos los sábados los sacaban a una casa aledaña y le llevaban a los niños. Nosotros nos enojábamos porque también echábamos de menos a nuestras familias y era injusto. Entonces decíamos “ya vámonos” y cuando estábamos empacando te llevaban donde los sicólogos y te hacían un lavado de cabeza, insistiendo que quedarse era lo mejor para la familia y todo eso. Entonces después de eso sales diciendo: “ya, nos vamos a quedar, ganemos la casa”.
-Miguel: Además te llamaban todo el día para decirte puras imbecilidades. Ellos supuestamente escuchaban todo.
-Diego: Claro, entonces te decían: “En tal pieza dijeron esto de ustedes. Deberían armar una alianza con alguien para echarlos a ellos”.
Y qué tanto pescaban los participantes a los sicólogos, ¿Los tomaban en serio?
-Miguel: Conmigo no entraban.
-Diego: A Jaime lo llamaban y les tiraba peos, los iba a ver en calzoncillos. No los pescaba. Pero otros sí.
A la sexta semana quedaron eliminados, ¿Cómo fue volver afuera? ¿Autógrafos?
-Diego: Era divertido eso, porque yo no entendía porqué querían un autógrafo mío, si yo de verdad no era nadie. Nadie. Entonces no entendía el sentido de firmarles un papel o sacarme una foto con ellos. Entonces muchas veces decía que no, pero no de agrandado sino porque no me sentía con el peso para hacerlo. Pero fue una buena etapa de mi vida, uno iba a las fiestas y se me acercaban minas a conversar. Y yo lo encontraba tan estúpido porque eso era sólo porque había salido en la tele.
-Miguel: Una vez íbamos caminando por la calle y una señora nos paró, sacó su celular y nos hizo que habláramos con su hijo. Y el cabro estaba re emocionado. Y lo otro es que como siempre salíamos hablando de la U y defendiendo a nuestro equipo en la tele, una vez tuve que ir con lentes y gorro al estadio. Tuve que caminar camuflado desde el estacionamiento porque los colocolinos nos reconocían y no les caíamos bien.
¿Y en qué están ahora?
-Miguel: Yo sigo con la misma empresa de grúas que tenía antes de entrar a La Casa.
-Diego: Yo estuve trabajando dos años en el Diario Financiero, después pasé a escribir en Motores de La Tercera y ahora estoy en una agencia de comunicaciones.
Una de las principales motivaciones de Miguel para entrar a La Casa, fue que la gente recordara a su hijo: “Él había participado en distintos comerciales y programas de tele cuando chico y quería que recordaran que todavía existía”, recuerda. Antes de aparecer en el reality, Diego ya había coanimado SegaAcción con Jennifer Warner, actuado en videos de humor en un programa del Pollo Fuentes y protagonizado un extraño comercial de yogurt. “Cuando Sergio Lagos un día lo saludó y le dijo, ‘hola Danonino’ yo le dije ‘hijo, vámonos. Si te dijo eso es porque afuera ya se sabe y se acordaron de ti’.
“Hay que ser tonto para participar por segunda vez”
Un momento duro en el encierro fue cuando casi se van a las manos con Jorge, otro de los concursantes.
-Miguel: Mira la historia fue así, estábamos en una competencia y había que subir unas planchas de fierro que pesaban casi 30 kilos. Entonces estaba Jorge con su esposa, y ella tenía que hacer la fuerza y él lo recibía en el segundo piso del andamio. De repente le estaba pasando un tablón y le grita: “Nooo, esta hueá no”, y se lo dejó caer en el brazo. A él le gustaba la pantalla, la propaganda y cuando terminó la prueba fue a felicitar al ganador y le dice: “Agradece que tenís esposa que te ayuda, no como la cagá que tengo yo”. Y allí me fui encima a pararlo no de la mejor forma porque un hombre no hace eso. A lo que me respondió: “vos no te metai, ya te echaron de la casa y estás separado. No sabes lo que es un matrimonio”.
-Diego: A mí me dijo: “tus papás están separados, así es que no te metai”. Y que te saquen en cara eso igual es duro. Yo dije: “filo, le voy a poner un tablazo en el hocico y filo”. Y en verdad en esos momentos uno no piensa. Yo estaba tomando unas tablas y me afirmaron en el comedor entre todas las mujeres para que no hubiese más problemas.
-Miguel: Ahí fui yo y le dije a Diego que no se metiera. Le saqué la madre y le pregunté qué se creía. Y el hueón así se quedó (se agacha y pone los brazos cubriendo la cara).
Otro episodio fuerte vino cuando un familiar de ustedes falleció y estaban en pleno encierro. ¿Cómo manejó ese tema el canal?
-Miguel: Para mí fue lo más drástico de todo. Porque me escondieron la muerte de mi hermano. Me avisaron cuando estaba muerto, en la mañana. Yo les dejé la cagá. Los putié, tiré botellas y preguntaba dónde estaban las dos maracas. Yo tenía un presentimiento y llamé toda la semana –uno podía llamar por micrófono cuando necesitabas algo- y no me respondieron nunca.
-Diego: Nosotros pedimos hablar con nuestra familia y nos decían que no podíamos. La frase típica era: “si pasa algo malo les vamos a avisar”. Y claro, avisaron. Pero cuando ya había sucedido. Mi tío estuvo internado dos semanas agonizando en el hospital y no nos dijeron nada. Traspasan los límites por el programa.
¿En qué otra oportunidad sentiste que hubo manipulación del canal?
-Diego: Como es una burbuja ellos de repente decían: “está muy pacífica esta semana, hagámoslos pelear”. ¿Y cómo nos hacían pelear? Dándonos menos comida, dejándonos dormir pocas horas y aumentando la jornada de trabajo. Entonces eran las seis de la tarde, tenías hambre, sueño, estabas cansado, obvio que con el primero que se te atravesara te ibas a agarrar. Crean conflicto, drama y es todo manipulado en cierta forma. De hecho yo dije en Encuentros Cercanos, cuando nos echaron, que estaba todo arreglado y que ya se sabía quién iba a ganar. En sí es bien sucia la hueá porque…
-Miguel (interrumpe): Si estaba todo arreglado desde el primer día. Yo no te puedo decir cómo supe, pero tengo la certeza que el día que nos eliminaron a nosotros dieron vuelta los porcentajes. Lo sé.
Pero están certificados por notaria.
-Miguel: Yo una vez me encontré con una notaria de estas de tele en el Jumbo y le pregunté cuál era su rol en ese tipo de programas y me respondió que a ellos les dicen lo que tienen que decir y ya. Nada más. Pero es una etapa superada. Ninguno de los dos volvería a entrar. Hay que ser tonto para participar por segunda vez. Algún problema hay que tener.
¿O sea que Félix Soumastre tiene un problema?
-Miguel: Absolutamente. No tengai ninguna duda. Lo que es yo, no volvería a entrar ni aunque me ofrecieran un millón de pesos semanales.