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TV

3 de Febrero de 2009

La verdadera historia de Mauricio Israel

Durante años fustigó por las pantallas a quienes se le atravesaban por el camino. Fue el rostro enojado de televidentes que estaban tan o más endeudados que él. Vivía de una bicicleta financiera que un día se reventó. Esta es su historia, contada por ex colaboradores y amigos.

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Por Ana Rodríguez y Claudia Úbeda (Artículo publicado el 3 de febrero del año 2009).

Nadie le creía lo que hablaba. Alguna vez le confidenció a sus compañeros de trabajo en Mega que había estado con Fidel Castro en secreto. La historia era buena: había ocurrido durante un viaje hecho a Cuba e incluía un auto en que lo habían metido con la vista vendada para entrevistarse con el eterno comandante revolucionario. Mauricio Israel, el viajero, la contaba sin sobresaltarse.

La falta de credibilidad entre quienes lo conocían no era gratis ni por envidia. Para entonces -mientras el animador reventaba el rating en el canal de Ricardo Claro– quienes lo rodeaban no le tenían fe ni a sus historias ni a su billetera. Pero, fuera de Megavisión, pocos los sabían.

El público de Israel recién se enteró de todo cuando sus finanzas hicieron crash. Un día antes de la Navidad, el animador le comunicó a sus compañeros de Con el Pie Derecho, el matinal de Red TV que por motivos personales dejaba el programa. Después, finiquitó su contrato, tomó un avión y desapareció. Justo después se supo que la bicicleta financiera -financiada con cheques protestados y factorings- con que sobrevivía había reventado y se había quedado con una deuda superior a los $200 millones, además de la que mantiene con Impuestos Internos por ingresos no declarados.

Hace dos semanas, un grupo de turistas de paso por Tel Aviv creyeron reconocerlo allá, confirmando el rumor de que se había acogido a la Ley Retorno israelí y que pretendía rehacer su vida lejos de sus deudas.

Fue lo último que se supo de él. Mauricio Israel, uno de los rostros más vistos por la muy endeudada clase media chilena, se fundió para no pagar. Hoy sus ex amigos y colaboradores hablan, por primera vez, de la verdadera cara de un agresivo conductor de noticias que lo quiso todo al mismo tiempo y en cuotas.

MELNICK

Mauricio Israel es, en parte, un invento de Sergio Melnick. Aunque para 1991, cuando partió en la televisión, ya llevaba una década haciendo los resúmenes de las fechas deportivas en La Chispa del Deporte de Radio Chilena, fue el ex ministro de Pinochet quien lo metió a las pantallas.

Melnick, entonces director general de Red TV, solía conversar mucho con Alberto Israel, una de las vacas sagradas de la publicidad a comienzos de los noventa. Hablaban de televisión e Israel aconsejaba qué hacer con la nueva señal. Un día Israel le pidió un favor.

-Él me preguntó si podíamos hacerle un espacio a su hijo, que le gustaba mucho el deporte, que era un capo en eso -recuerda Melnick.

La sugerencia le cayó de perillas a Melnick. Al poco tiempo, Mauricio Israel se hizo cargo de “Colo Colo en La Red”, el espacio con que el canal pretendía captar a los seguidores del equipo que ese año triunfaba en la Copa Libertadores. Completó el equipo Kike Morandé, otro debutante en la conducción.

Israel se reunió con Melnick. Un ex compañero de trabajo del hoy desaparecido comentarista recuerda que “en esa conversación, Melnick le dijo que para ser exitoso tenía que crearse un personaje; Mauricio era un tipo bastante más fome antes que eso, y con esa idea tapó sus inseguridades”.

En La Red cada nuevo rostro recibía un entrenamiento. El encargado de hacerle el coaching a Israel fue el propio Melnick. “Justamente para que desarrollaran personajes, no personajes inventados, sino que sacaran el personaje que tenían dentro. Esa es la gente a la que le va bien en la televisión, no a los políticamente correctos, a los ordenaditos. Les va bien a los raros”, explica Melnick. Israel, del “Laucha” del Colegio Hebreo, se transformó en un comentarista ácido.

Cinco años duró en La Red. En 1996 lo llevaron a Chilevisión, donde aparte del área de deportes inauguró Tolerancia Cero, una versión prehistórica del actual programa. Junto a Alejandro Guillier, Fernando Villegas y Libardo Buitrago, comenzó a opinar de política.

Allí estuvo hasta el 2006. Ese año, Megavisión lo levantó para hacerse cargo del deporte y, después, de la conducción de un matinal. Israel allí empezó a despuntar. A la gente le gustaba el estilo agresivo que ponía en sus comentarios.

Junto al éxito empezaron los gustos. Jamás se subía a un avión en clase turista, gustaba vestir camisas de la exclusiva marca Ermenegildo Zegna -a US$ 300 cada una- y otras prendas GAP; pasear en autos caros y alardear de exorbitantes cuentas en restaurantes que, decía, muchas veces ascendían hasta el medio millón de pesos.

La ostentación empezó a pagarla. En el canal de Claro pocos lo querían. Sus cercanos sentían que abusaba de su poder. Algunos de los periodistas que trabajaban con él sufrían cada vez que los obligaba a cantar en cámara. Algunos móviles con noticias en vivo eran sazonados con Marco Antonio Solís o chistes que debían decir los profesionales. A nivel más interno, Israel peleaba estacionamientos y solía jactarse de su elevado sueldo. Alguna vez recuerdan en Mega, exigió que le dieran una oficina. Tanto lo pidió que tuvieron que quitársela a otro de los rostros del canal. Pero Israel apenas la ocupaba.

Pero tenía buen rating. Su estilo directo y su forma de simplificar las cosas gustaba. No sólo a los espectadores. PRonto los encargados de prensa de algunas reparticiones se dieron cuenta que era mejor tenerlo a favor. Un par de argumentos, recuerdan algunos periodistas de gobierno, servían para que Israel terminara defendiendo a las autoridades y hasta retando a pobladores que pedían casa, pavimento o electricidad.

Pese al éxito, Israel empezó a derrumbarse ahí en Mega. Solía pedir prestado gruesas cantidades de dinero a algunos de sus colaboradores. El nivel de gastos que llevaba le empezó a pasar la cuenta. Al mismo tiempo, empezó a correr fama de que era un mentiroso.

PRESIDENTE

Alguna vez Israel dijo que quería ser presidente de Chile, como Ronald Reagan, el actor que gobernó Estados Unidos en los 80. Aunque hoy suene desafortunado, en ese entonces nadie le paraba el carro aunque nadie le creyera mucho. “Todos dudaban de lo que contaba. Mentía sin necesidad varias veces al día”, recuerda un estrecho colaborador.

En Mega hoy recuerdan varias de esas salidas. Por ejemplo, su historia en Cuba, que hizo a todos mirarse perplejos. Pero él seguía en su modo aparte.

Las mentiras, dicen sus ex compañeros de trabajo, eran parte de su autobombo. Lo hacía constantemente y sin que viniera a asunto. A veces, cuentan, reclamaba porque lo llamaban todo el día al celular para pedirle cosas. O que el Presidente, o Ricardo Claro, le había telefoneado para pedir apoyo en determinados problemas. Contaba que sabía pilotear aviones y motos o se zafaba de una reunión en el canal porque tenía que dar una charla motivacional. Muchas de esas “charlas”, cuentan antiguos amigos, en realidad eran siestas en su casa.

A veces también se echaba a morir. En un lapso de dos años, cuatro veces confidenció a su equipo que tenía cáncer y les exigió que no le contaran a nadie. Cuatro tumores en dos años. O tomaba historias ajenas para hacerlas propias, como cuando denunció en pantalla que lo habían amenazado de muerte.

Para su mala suerte, también lo descubrían en tonteras. Una vez, en el 2006, la prensa lo delató cuando partió a Temuco a buscar a su enamorada Grethel Latorre, una ex lectora del Tiempo. El viaje lo hizo en día de semana y se escapó del trabajo pretextando que “tenía que llevar a su hijo al doctor, porque era enfermo del corazón”, como recuerda un ex compañero del matinal. Pero una foto publicada en las páginas rosas de La Tercera con él y Latorre paseando por Temuco lo sorprendieron. Ese mismo día, con el diario en la mano, Israel ni se arrugó para decir que esas fotos eran de hacía seis meses.

Cuando empezó a correrse la noticia que estaba fuera de Mega por, entre otras cosas, la deuda con el SII, miembros de su equipo recuerdan que seguía transmitiendo con que se iba a quedar y “fantaseaba con otros proyectos televisivos que supuestamente tenía, decía que se los quería llevar a Miami”.

El contrato de Israel venció en febrero de 2008 y el canal no quiso renovárselo. “En el canal estaban choreados con las cosas que aparecían en la prensa y su deuda con Impuestos Internos, veían que podía dañarse la imagen de Mega”, comenta uno de sus ex compañeros de trabajo. Israel era el único que parecía ajeno a todo eso. Tanto, que alguna vez comentó que quería comprarse ChileVisión cuando el canal estaba en venta. Esa vez, Sebastián Piñera, con más de US$20 millones, se le adelantó.

SIN ARRUGARSE

En la televisión dicen que Don Francisco siempre fue de los protectores de Israel. Que la influencia del creador de la Teletón le permitía caer siempre parado. “Don Francisco siempre lo ubicó en algún lugar de la Teletón. Incluso cuando el canal no lo mandaba a participar, siempre se las arreglaba para que apareciera”, dice un cercano colaborador.

Pero no sólo amigos tuvo en pantalla. Carlos Soto, Presidente del Sindicato de Futbolistas Profesionales (SIFUP) jamás olvidará la pelea que tuvieron en vivo y en directo el 2002, después de la huelga de futbolistas. “Israel llevaba varios días dándonos con todo, en el sentido de que no habíamos conseguido nada con la huelga”, recuerda Soto. Un día el futbolista se aburrió y llamó al canal para exigir derecho a réplica. Mega le mandó un móvil a la casa para la hora de las noticias. Soto lo increpó y luego, reconoce, se fue al chancho:

-Le dije que el tema del campeonato sin descenso estaba todavía en discusión por un recurso que habíamos presentado ante la comisión antimonopólica, la misma en donde él no había querido declarar por un tema de impuestos debido a un cheque por 70 millones que le había prestado Demetrio Marinakis -cuenta Soto.

Con eso vino el abrupto corte de la transmisión y acto seguido, llamados de Israel al celular de Soto. “Me amenazó, me dijo de todo. Que no sabís con quién te estái metiendo, que te voy a hacer pedazos”, cuenta el dirigente futbolero.

No sólo había peleas al aire. Durante su último año en Mega, Israel lanzó una fuerte crítica a Roberto Ossandón, ex tenista y ex secretario general de RN. “Con la inmoralidad de Mauricio, seguro era por un tema de plata”, explica un ex colega de Israel. Ante los reclamos del imputado, Israel trató de abuenarse y mandó a realizar un despacho en directo con el alcalde de Puente Alto, Manuel José Ossandón, hermano de Roberto. Un testigo en el estudio cuenta que, “estando en el móvil aparece la típica vieja vecina diciendo que el alcalde no aparece nunca, a lo que Israel contesta: “perdón señora, le quiero decir que anoche, sin contarle a nadie, fuimos con el alcalde los dos y hemos recorrido todo el sector. No hablamos con nadie, porque queríamos pasar inadvertidos. ¿Cierto alcalde?”.

Sin arrugarse.

LA BUENA VIDA

Carlos Caszely alcanzó a conocerlo casado con Myriam Hirnheimer, una profesora de Viña del Mar con la que duró casi una década y tuvo a su primer hijo. El ex futbolista compartía asados con el matrimonio. Cuando los dos dejaron de vivir juntos, siguió viendo a Israel.

-A veces estabamos en un café y él llegaba y todos hacíamos como que nos asustábamos. Él se cagaba de la risa y decía “no, yo con esta cara no, pero con esta billetera sí”. Todo en onda de broma -recuerda el delantero.

A Israel le gustaba seducir con técnicas que iban desde invitar a las mujeres a realizar pruebas de cámara falsas, dedicar temas románticos al aire a varias a la vez –sin que ninguna se enterara de que había “otra”– y viajes fuera del país o al sur de Chile “por el día”. Caszely recuerda que así conquistó a la periodista Carola Brethauer, su segunda esposa. Pero Caszely no puede dar fe de la veracidad de esos viajes: “son las historias que él contaba y nosotros nos cagábamos de la risa”, dice.

Luego de la ruptura con Brethauer, Geisha chilena mediante, Israel tuvo romances con Grethel Latorre y con la modelo Erika Niklitschek. También se volvió a casar, esta vez con Marisol Gálvez, con quien tiene una pequeña hija llamada Sara.

-Cuando ella se separó, Mauricio quedó con los dos hijos de ella, toda una familia, casa incluida. Él decía ‘por fin tengo una familia’” -cuenta un cercano que asegura que, para el momento de su huída, él y Marisol ya estaban separados, aunque compartían la casa de la mujer en La Dehesa.

Israel también adoraba los buenos autos y le gustaba alardear que se los “regalaban”. Un día, recuerda un ex empleado, llegó diciendo que su Jaguar negro se lo habían obsequiado por dictar seminarios o charlas, pero al mes siguiente se pisaba la cola contando que lo había devuelto porque no tenía cómo pagarlo. En el mundo del espéctaculo se solía contar que visitaba concesionarias de autos de lujo pidiendo que le facilitaran gratis algún vehículo o que le hicieran monstruosos descuentos en Mercedes Benz por ser “rostro”. Una importante concesionaria del barrio alto, consultada por The Clinic, no quiso ni desmentir ni confirmar este dato.

De autos hay más. Una vez, Israel le pidió a Rodrigo Herrera, periodista de Mega y entonces amigo suyo, que le prestara $15 millones para comprar una camioneta Grand Cherokee. El auto, por fortuna, quedó a nombre de Herrera porque Israel pagó hasta la octava cuota y después jamás se manifestó.

Ex compañeros de Mega cuentan que en varias ocasiones Israel pagaba cuentas pendientes con cheques de cuentas cerradas, “para salvar”. Que le debía plata a Demetrio Marinakis y al ex futbolista Jorge Aravena, que consultados por The Clinic negaron esa versión, aunque Aravena llegó a demandarlo alguna vez. Las historias incluso hablan de acreedores que iban a buscar al comentarista al canal y que éste arrancaba. Otros relatos hablan de deudas con mueblistas, talleres de desabolladuras de autos y gásfiters.

-No toda la vida fue así, pero perdió la cordura y la vergüenza. Abusó de la confianza de la gente. Al final daba la impresión de que con cualquier cosa te podía cagar -dice un ex cercano.

SÁLVESE QUIÉN PUEDA

Una de las cosas que colocaron a Mauricio Israel al otro lado del Atlántico fue la deuda que mantiene con el factoring de Rodrigo Danús, el empresario de farándula. En 2006 debió recurrir a Factoring Express SA para financiarse, ante los problemas que enfrentaba en el mundo bancario formal. La operación que hizo -similar a la que aplicara, años atrás, Peter Dragicevic y que hundió a Colo Colo- fue recibir dinero adelantado por factorizar su sueldo.

Hoy, la deuda con el factoring de Danús asciende a más de cien millones de pesos y es una de las principales causas -de treinta- que se siguen contra Israel en la justicia civil.

David Campos, ex abogado de Factoring Express, recuerda que cuando el animador le pidió a Danús factorizar su sueldo, el empresario no se convencía porque previó que Israel no podría pagar. “Pero la amistad debe haber pesado más”, reflexiona Campos.

Así, comenzó a recibir plata adelantada que luego iría pagando en cuotas. Una bicicleta. Pero ese mismo año Mega le bajó el sueldo y dos años después no le renovaron el contrato.

-Lo primero que empezó a rebotar fueron los cheques que dejó para respaldar. Fue repactando, pero después ya no pudo seguir -cuenta el abogado Campos.

Para junio de ese año, Israel ya figuraba en una primera causa judicial en su contra por estos cobros. Actualmente son tres, aunque Danús niega tener conocimiento sobre los juicios en curso.

Para cuando Israel trató de salvarse con el factoring de Danús, ya venía desesperado. Tres años antes, Impuestos Internos le había echado el guante por su empresa Espectáculos Israel SA, la empresa a través de la que canalizaba su sueldo.

No es el único frente abierto. Dos meses antes de su escape, los abogados de CorpBanca -empresa a la que el animador debe $36 millones- pidieron la quiebra de Israel en el 4° Juzgado Civil. Los abogados sintetizaron los 48 años del animador: hoy el rostro de Mega tiene más deudas que bienes. Está en la bancarrota.

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