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27 de Julio de 2009

Doña Juanita responde: “No estoy ni ahí con los candidatos”

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Por Patricio Araya G.

Tras leer en La Segunda de este viernes 24 de julio las cartas escritas por los tres candidatos presidenciales más engordados por las encuestas a doña Juanita, decidí llamarla para saber su opinión. Y la encontré en medio de sollozos.

-¿Quién es usted, es candidato a algo, o es cobrador?

-No. Soy periodista.

-¿Qué quiere?

-Parece que llamé en un mal momento…

-No se preocupe, estoy viendo tele.

-¿Alguna película?

-No. “Primer Plano”.

-¿Y su llanto, a qué se debe?

-Tengo pena porque estos desgraciados están haciendo pedazo a la Anita Alvarado, por lo de la cabra chica de ella que metió un mino a la cama, y usted sabe…

-¿Qué pasó?

-Schís. No sea fresco, ponga la tele en su casa, ¿o acaso no le prestan el control? Bueno, ¿para qué me llama?

-Me gustaría saber qué piensa de las cartas que le escribieron los candidatos presidenciales.

-¿Qué cartas, qué candidatos?

-Bueno, los más conocidos… –Me interrumpe: Oiga, ¿podría llamarme después, mire que me estoy perdiendo “Primer Plano”, está re bueno, están haciendo bolsa a la Anita Alvarado… ¿Supo que la hija de la geisha se mandó el medio numerito en “Pelotón”?…

-No. Cuénteme.

-¿Va a seguir?

-Oiga, doña Juanita… ¿cuándo podemos hablar sobre las cartas de los candidatos?

-No estoy ni ahí, más encima no me gusta ná mucho leer. Mejor léalas usted y después me cuenta.

-OK. En eso quedamos

-Ya, poh. Y ahora cabréese, no ve que me estoy perdiendo el cahuín de la Angie Alvarado.

-Buenas noches, señora Juanita.

-Chabela nomás.

¡Qué fuerte! Una niña hija de una conocida meretriz “debutando” en el reality de la señora de MEO y luego la madre devorada en carne viva en “el escándalo de la semana” del programa estelar de la farándula criolla del canal de Piñera. Así es la farándula. Así es la política. Así son los medios. Un gran circo. En fin.

Frei, Piñera y nuestro MEO le “hablan” a una “señora Juanita” imaginaria a través de un diario. Cabe preguntarse si tras este intento epistolar no se esconden sus respectivas incapacidades de convocar a miles de señoras Juanitas para convencerlas en vivo y en directo, como antes. Qué lejanas se ven aquellas grandes concentraciones de antaño donde los candidatos tenían que aperrar frente a la chusma; había que ser harto gallo para subirse al proscenio y micrófono en mano explicarle a la muchedumbre algo más que un eslogan simplón. Ahora basta una carta picante hecha por un ghostwriter; no importa mucho el contenido, y qué decir de la ideología. Lo que hoy tenemos son candidatos escribiéndole a un elector fenotípico, una suerte de “imbécil nacional” al cual venderle la pomada.

Las cartas de Frei, Piñera y MEO tienen un denominador común de doble faz: son simplonas en su estilo literario y hábiles en lo político. “La Segunda” les facilita la tarea, poniéndoles al frente a un destinatario amorfo (o lo que antes se llamaba “pueblo”) e ignorante, dotado de una escasa comprensión lectora, a quien hablarle desde la simplicidad disfrazada de empatía, es decir, hablar mucho sin decir nada, y peor aún, vestirse con ropa ajena. Frei le habla a “Mi querida doña Juanita” travestido como la propia presidenta Bachelet, llegando al descaro de representarle las ganancias políticas de ésta. MEO la llama “Estimada doña Juanita” y le adjunta el cupón SIGA PARTICIPANDO. Piñera es agarraguirre: le escribe a “todas las Juanitas de Chile” y les pide una oportunidad para cambiarles la vida.

En términos políticos, ninguno de ellos explica a qué partido pertenece ni en qué lado de la cancha juega su equipo. Tampoco se refieren a sus financistas ni le cuentan a la pobre vieja qué pretenden hacer con sus respectivos patrimonios mientras las oficien de presidente. Todos ellos practican esa virtud posmoderna del individualismo: ellos son ellos mismos, cada uno tiene su ismo. Freísmo, Piñerísmo, Meísmo. (También existe el Zaldivarismo, el Navarrismo y el Arratismo… y el Jilismo, cuya candidata debería escribirle urgente una carta a don Lucho). En todo caso ninguno de los candidatos epistolares se reconoce parte de un conglomerado. Ni los conglomerados los reconocen a ellos. En eso están empatados.

-¿Aló?

-¿Quién habla?

-Yo, poh, la Juana, yo misma, la Damajuana, así me dicen.

-¿Terminó su programa?

-Más fome la hueá… puras fotos nomá…parecía fotonovela.

-O sea que no vio nada.

-¡No importa! En la semana lo veo en TVN, allí lo van a repetir hasta que se aburran.

-¿Qué cosa van a repetir?

-El polvo de la cabra chica, poh.

-OK.

-Mire, lo llamé pa decirle que estoy emputecida. En primer lugar, quiero que sepan esos fulanos que me carga que me manden cartas por los diarios. ¿De cuándo acá les dio por escribir cartas a los perlas? ¡No sean frescos! Apuesto que ni a sus señoras les mandan una. Mish. Yo no leo. ¿Escuchaste, MEO? No leo ninguna de las leseras que escriben los periodistas en los diarios y en las revistas. Son todos unos vendidos.

–Ahora yo la interrumpo.

– Eso sí que no se lo aguanto.

-Son todos iguales. ¿Me va a decir que fueron los candidatos los que escribieron esas cartas? Demás que se las hicieron los periodistas que trabajan con ellos, ¿o no?

-No lo sé. Puede ser.

-¿Usted cree que un huevón de alcurnia como son los candidatos van a tomarse el tiempo de hacerle una carta a una galla de pueblo como yo, media lesa, media ignorantona, pa explicarle lo que quieren hacer en su gobierno? ¿O es que usted cree en el Viejo Pascuero?

-Mire, doña Damajuana, yo estuve leyendo las cartas que le hicieron con tanto cariño estos caballeros y las encuentro muy tiernas, muy cercanas, ¿qué quiere que le diga?

-Son puro blablá.

-Pero, léalas. Le van a encantar.

-Sabe que más, no estoy ni ahí con los políticos.

No logré convencerla. Doña Damajuana nunca se interesó en tamañas misivas.

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