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Cultura

17 de Septiembre de 2009

Miguel Ulloa (47), entrenador de futbolistas no videntes: “Soy el Loco Bielsa de los ciegos”

Macarena Gallo
Macarena Gallo
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POR MACARENA GALLO • FOTO: ALEJANDRO OLIVARES
Hace 4 años, Miguel Ulloa -presidente del Proyecto de empleabilidad para no videntes Agora Chile-, dirige el mejor equipo de fútbol de ciegos del país: “Programa Chile, Visión Deportes”. Ciego él mismo desde los 21 años, Ulloa detalla los problemas que tienen para jugar y el ingenio con qué los sortean. Además, explica cómo le ganan por barraca a equipos videntes y denuncia la precariedad del balompié nacional de ciegos comparado con el de Argentina o Brasil. Y con gran humor, desdramatiza la ceguera y reclama oportunidades para los ciegos.

¿Cómo llegó a dirigir un equipo de futbolistas ciegos?
-Hace diez años estoy a cargo de un proyecto social que busca la formación, la capacitación y el empleo de las personas ciegas. Lo del fútbol nace el 2004. Lo empecé a realizar porque cuando los gallos empiezan a trabajar quieren también hacer otras cosas, entretenerse, recrearse. Entonces vinieron a mí y me escogieron como persona idónea para ayudarlos a hacer deporte… Nos sentamos un rato, pusimos la pelota contra el piso… ¡ojo! vamos a usar jerga futbolera…

Ok.
-… Entramos al área del asunto y vimos qué deporte podíamos y nos gustaría hacer. Por masacre, ganó el fútbol.¡Porque a todos los ciegos les gusta el fútbol!

¿Por qué?
-Porque los ciegos escuchamos radio y nos interesa que nos vayan mostrando las jugadas. Y los relatores de fútbol muestran las jugadas. En Chile, el relator más importante para eso hoy es un señor Hans Marvitz, que trabaja en Aire Libre de Cooperativa. Es el tipo más lúcido, más rápido de cabeza para decir y mostrarte, gráficamente, lo que está pasando en la cancha. Él instala a los ciegos en la cancha. Y no hay nadie que lo iguale. Lo malo es que relata poco y se han impuesto los gritones, el llorón de Solabarrieta, el eterno Pedro Carcuro, que no salva a nadie.

Pero una cosa es que les guste oír fútbol y otra que lo jueguen.
-Es que los jóvenes ciegos, en los cuales no me incluyo, tienen la ilusión, la fantasía, la ficción, de poder hacer un deporte. No porque seamos ciegos no vamos a poder participar.

De verdad me cuesta imaginármelos corriendo tras una pelota.
-Eso pasa. Antes de ser ciego, no tenía idea que los ciegos jugaban a la pelota ni nada. De hecho, en Chile se conoce esto hace unos cinco años nomás.

“SIN SANGRE EN EL OJO”

¿Cuántos ciegos juegan a la pelota?
-Partimos 15 y llegamos a ser 80. Todo un éxito. Ahora, los que practicamos regularmente somos unos 20. Se practica poco, porque no hay canchas adecuadas ni infraestructura.

¿Y cómo lo hacen para entrenar?
-Nos juntamos una vez por semana en una cancha que nos presta el INP, aquí en el centro.

¿Y todos son ciegos totales o hay algunos que ven algo?
-La mayoría de los que integran el equipo son ciegos congénitos, y otros adquirieron la ceguera en su adolescencia o juventud.

¿Y eso los diferencia en la cancha?
-El ciego adquirido no tiene tantos vicios posturales. Tienen un mejor desenvolvimiento dentro de la cancha, saben trotar bien, son más coordinados en comparación a los congénitos, que no desarrollaron visualmente cómo se trota bien, por lo que son más tiesos, más atrofiados.

En términos simples, ¿cómo es jugar a ciegas?
-¿Cómo es ser un topo tras el balón, mejor dicho? Jajaja. Jugar como persona ciega significa tener un gran grado de concentración, de orientación en el espacio, un gran sentido de la audición y la ubicación, desde cuestiones tales como el oído, la percepción ambiental, para dónde va el viento, para dónde pega el sol, para dónde corre la pelota, dónde escucho a mi compañero. Es necesario mucho silencio.

¿Y los hinchas no gritan?
-No pueden gritar hasta que termine el partido. La hinchada es silente.

Qué fome.
-No, no es fome. Porque hay un tipo que está, con un micrófono, señalando lo que está ocurriendo en la cancha. No es como un comentarista radial, sino que dice objetivamente lo que pasa, por ejemplo: “ataca el equipo X, la lleva el delantero, dispara al arco, pelota fuera”.

¿Y cómo logran guiarse para no andar chocando y cayéndose?

-El arquero es el único que ve y cada equipo está formado por cuatro ciegos. Detrás del arquero, hay un guía vidente que guía a nuestros delanteros cuando toman la pelota. Les dice: a la derecha, a la izquierda, arco, tira, ¡ahora! Y la pelota es con cascabel, suena, por lo tanto el sonido los orienta. Nunca chocan, porque los tipos cuando están en la cancha y llevan la pelota tienen que decir: “voy” para no chocar y “me voy” cuando la van a entregar. Por eso es importante que el público esté callado.

Igual debe crearse un caos, porque ambos equipos se gritan al mismo tiempo, dándose instrucciones…
-Es un despelote al principio, pero cuando se llega a un nivel de perfección y de trabajo y de disciplina, no se arma una ensalada. Porque el entrenador sabe qué decir, no tiene por qué estarles gritando a cada rato. Y los jugadores entre sí no se gritan.

¿No se agarran a chuchadas?
-Nooo, no tanto, un poco nomás. Nadie anda con sangre en el ojo, jajaja. Además, a los costados de la cancha hay un muro que impide que la pelota salga fuera.

¿Y las reglas cómo son?
-Está el “voy” para evitar que choquen, la pelota no sale y los goles valen desde cualquier parte de la cancha. Lo normal es que los tipos traten de acercarse lo más posible al arco. A los jugadores, no obstante ser ciegos, se les pone un parche ocular y luego una antiparra encima, para que estén todos en igualdad de condiciones. Todos los jugadores tienen que respetar las reglas, sino terminarían jugando detrás del arco.

TIMORATOS VIDENTES

¿Con quiénes juegan?
-Hemos jugado con equipos extranjeros de Argentina y Brasil, que tienen ligas profesionales de jugadores ciegos. Acá estamos recién empezando. Hay mundiales en Europa. Acá es todavía amateur, para echar el pelo. Nos van a ver nuestras familias, amigos y, aunque no lo creas, nos van a ver los mismos ciegos.

¿En Chile contra quiénes juegan, entonces?
-A veces hacemos unas demostraciones y usamos el fútbol para ciegos, como excusa, para llevar adelante la posibilidad de poner el tema de la discapacidad visual en el tapete. Faltan dirigentes que manejen el tema de manera seria. Entonces, tenemos que llamar la atención y decir que las personas ciegas, así como juegan, también se atreven a trabajar. Es una excusa para estacionar el problema que tenemos de integración. Por eso sería importante hacer un partido, como de espectáculo, con THE CLINIC. Ya que son tan agudos con la pluma, qué tanto podrían hacer con la pelota y la vista vendada.

Les ganamos, poh.
-De adónde. A ver, señor Gumucio, que es tán irónico, tan sardónico, y don Pato Fernández: ¡atrévanse! ¡A ojos cerrados le ganamos!

¿Cómo lo hacen, en todo caso, para ganarle a los videntes? ¿Ganan porque realmente son buenos o por que a los otros les da lástima vencerlos?
-Es que somos buenos. Y cuando hacemos partidos de demostración, o inclusivo como se llama, le ponemos vendas a los videntes y no saben dónde están parados.

Terminan jugando a la gallinita ciega.
-Claro, y peor. Más encima escuchai o sentís pasar por un lado a un gallo que pasa a gran velocidad ¡y pensai que te van a chocar! Por ejemplo, una vez jugamos con un Sindicato de Trabajadores de TVN, y los gallos eran tan temerosos, ¡tan timoratos!, que nunca cacharon que estaban fuera de la cancha, pensando que estaban adentro. ¡Y todo el rato estuvieron detrás del arco! Estaban todos juntitos, parecían pollitos. Y nosotros, adentro, divirtiéndonos en la cancha y tirando al arco como locos. Y el arquero de ellos, gritándoles: “Vengan para acá, ¡qué están haciendo allá!”. La gente se desorienta. Jamás nos ha ganado gente vidente. ¡Jamaás!

¿Cuántos equipos hay más en Chile que estén jugando?
-Hay pocos, unos cinco o seis, pero no tienen un nivel muy bueno. Jugamos con ellos, pero siempre les ganamos. Nosotros nos hemos dedicado más en serio. Queremos darle un impronta distinta, un grado de profesionalismo, no onda que nos paguen, sino que darle más seriedad, disciplina. Y eso es lo que les falta a los equipos chilenos. Por ejemplo, hay uno en Viña, terriblemente malo, ¡malo!, son unos guatones que te los encargo, de 200 kilos tras la pelota. Nosotros somos un poco más esbeltos, eso está claro. Nos preocupamos del estado físico. Si para jugar a la pelota necesitai correr, po. Y nosotros, como te decía, estamos en pañales al lado de Brasil o Argentina. Son de verdad esos gallos. Ellos son los campeones mundiales

Hasta esos ciegos nos ganan en la cancha.

-Jajaja, sipo, ¡qué vergüenza! Pero es que esos gallos tienen otra mentalidad para ver el deporte. Dime tú que no le sacabai el quite a la clase de gimnasia. ¿Sí o no? Dime que el profesor de gimnasia no era un guatón que no valía la pena. No hay una actitud. Es un tema cultural, de país. Somos un país flojo y sedentario. Los chilenos hacemos levantamiento de barros luco, nomás, jaja.

CIEGO FULMINANTE

¿Cuándo te quedaste ciego?
-A los 21 años, por una enfermedad que se llama glaucoma juvenil adquirido. Fue bastante brusco. En una semana me quedé totalmente ciego. Pero nunca me eché a morir y lo superé rápido. Siempre he sido un tipo bien optimista.

Antes de ser ciego, ¿jugabas fútbol?
-Jugaba de volante creativo y era bastante habilidoso. Jugaba en equipos picantes. Nunca llegué al profesionalismo, porque yo era de Chiloé y me era muy difícil entrenar o llegar a integrar un equipo profesional. Ahí perdí la oportunidad de haber sido un futbolista. Ahora juego de repente y soy el entrenador, una especie de Loco Bielsa de los ciegos, jajaja.

¿Con qué imagen te quedaste cuando perdiste la vista?
-La virtud de haberme quedado ciego a los 21 años me permitió haber conocido casi todo: los fenómenos de la naturaleza, la gente que me rodeaba: las niñas que conocí están felices que yo las recuerde como a los 21 años teniendo ahora casi 45. Favorecí a esas gallas. Me quedé con la imagen del Santiago antiguo. Recuerdo las calles, tengo el plano de ellas. Lo último que vi bien fue, justamente, un partido de fútbol.

¿Pero cómo fue para ti perder la vista de un día a otro?
-Muy traumático porque se me apagó la luz y chao. No veo nada, ni sombras, nada. Una vez que tú te quedas ciego, tienes que comenzar todo de nuevo. Lo bueno es que como vi, aprendí a manejar los gestos y la articulación facial. Y eso hizo que ahora tenga un rostro que no deja ver que no veo.

Antes de ser ciego, ¿qué te gustaba hacer?
-Me gustaba leer y todavía leo. Escucho discos con libros grabados. Me gustaba ver pinturas y el cine. Me gusta el teatro y voy cuando puedo. En ese sentido, soy un ciego bastante atípico.

¿Echas de menos mirar a las mujeres?
-No: quién ha dicho que las mujeres son para verlas, ¡nooo!, ¡son para ser tocadas! ¿A ti te gustaría que tu pololo te contemplara eternamente? No creo. Las mujeres quieren touch me, please, touch me, jajaja. Aunque suene medio cliché, echo de menos ver todos los fenómenos naturales, los arcoiris, los cielos azules, la montaña, los árboles.

Por último, ¿por quién votan los ciegos? Hace poco MEO saludo a los sordos y no a los ciegos…
-Es que no nos ve. Y eso que es un cineasta, que trabaja con la visión, ¡qué inconsecuencia! Los ciegos votan por las personas que tienen un sentido social muy arraigado, por eso votaron en masa por Bachelet. Hasta ahora, ninguno de los candidatos se ha manifestado publicado frente al tema.

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