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Poder

24 de Septiembre de 2009

Ganó Arrate

Por

Por Aristóteles Smolarek

El debate televisado de ayer sólo dejó una cosa clara: Arrate es el más profesional, letrado, curtido y sensato de los candidatos en carrera al principal sillón patrio. Piñera demostró ser el cretino que es, Frei, en un campeonato que midiera el talento político entre sus propios correligionarios, saldría último. Marco parece Ken de Barbie y comete el peor de los errores: querer parecer espontáneo. Arrate, en cambio, se ve tranquilo, contundente y claro. “No tiene nada que perder”, indicará el sentido común, pero también es cierto que en la casa del pobre la miseria se agolpa y muchas veces el que está por los suelos sólo consigue con sus movimientos demostrar que su situación es merecida.
El programa de gobierno de Arrate son las cuarenta medidas de Allende, lo apoyan restos de un naufragio que tozudamente se niegan a irse a pique, y en la Concertación, tras su partida, lo daban por muerto. Pero la incapacidad de sus contendores por generar nuevos discursos, propuestas honestas y, sobre todo, empatía con los votantes lo colocan, a tres meses de las elecciones, como un nuevo elemento a considerar: la voz que acoge a quienes preferimos la incertidumbre y creemos que la carrera nunca tiene que estar ganada de antemano, que el motor no es tan infalible como para que el piloto dé lo mismo. Ayer Frei prometió darle oportunidades a todos los jóvenes, cosa que es imposible, Piñera prometió un SERNAC bancario, cosa que es más imposible tratándose de él, y Marco citó a Juan Pablo II, cosa que por estos días entre sus leales es de una impopularidad magna. Arrate, al menos, se tiró contra la Constitución, tema que parece añejo pero que a la luz de nuestra realidad es el gran responsable de la falta de dinamismo del actual sistema político.

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