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Opinión

16 de Noviembre de 2009

Fin de la municipalización de la Educación Pública: ¿Agonía que antecede a su muerte?

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Por Nelson Campaña

No se imaginaron los creadores de la llamada “Municipalización de la Educación Pública”, ocurrida en la década de los ochenta, que después de tanto tiempo de aplicación del nefasto experimento mercantil, se iría poroduciendo lenta, pero inoxerablemente, el fenacimiento de tan tremendo desaguisado, único en el mundo.
En efecto, la dictadura en esa época, encargó a 60 ingenieros comerciales, el diseño de un proyecto educacional que destacara el afán lucrativo en la enseñanza, por sobre cualquier otra consideración académica, eliminando de cuajo las escuelas normales, formadoras de maestros con verdaderos afanes vocacionales, por universidades privadas, mercaderes que entregarían los títulos pedagógicos al mejor postor económico.
Fue así también que modificaron los modelos educadores de la enseñanza media y básica, centralizados hasta entonces en el ministerio de educación, reemplazándolos por los municipios, que pasaron a ser los administradores de la educación pública, encargados como “patrones” de los trabajadores de la educación, tanto en la parte operacional como remunerativa de miles de profesores de Estado, cambiando arbitrariamente -como todo en dictadura-
los contratos individuales de cada educador, eliminando de una plumada conquistas históricas gremiales del magisterio, como bonos por bienos, trienios, asignaciónes de títulos, etc.
No conforme con esto, el gobierno de facto, dio especial realce a la creación de escuelas y colegios particulares y particulares subvencionados, creando con ello una segmentación bien marcada, en cuanto a la situación socio-económica de los educandos, vale decir, educación para ricos, clase media y clase baja, segmentados por ingresos económicos.
En cuanto al rol del Estado, reserva para éste, el cumplimiento de una labor subsidiaria, fijando un monto en dinero por alumno, de acuerdo a un control de asistencia a clases, que de un principio, ha sido insuficiente.
Lógicamente que este burdo y brutal experimento no tuvo oposición, por no existir congreso republicano y atomizado el colegio del gremio que agrupaba a los maestros, perseguidos sus dirigentes. Fue la ocasión propicia para que la dictadura impusiera por la fuerza su nefasta “reforma educacional”.
Sería injusto desconocer los avances experimentados en los sucesivos gobiernos democráticos, sin embargo; y así lo han reconocido algunos personeros, aún queda mucho camino por recorrer y mejorar.
Loa actuales directivos del magisterio, encabezados por su presidente, señor Jaime Gajardo, ha pecado un poco de intransigencia e ingenuidad al pretender una reparación de “una deuda histórica”, máxime cuando la Contraloría General de la República y la Corte Suprema de Justicia han dado sus veredictos, en el sentido, que aquella demanda no corresponde jurídicamente. Por lo pronto, el gobierno está obligado a acatar estas resoluciones, so pena, de crear un conflicto de poderes.
El colegio de profesores minimiza los avances registrados en democracia, donde tienen pleno derecho a manifestarse, organizando un paro de labores docentes en plena campaña electoral y faltando dos meses para el término del año lectivo, creyendo vanamente en doblarle la mano a un gobierno que le faltan cinco meses para concluir su mandato, presionando a éste en la solución de sus demandas, que legítimas o nó, con su accionar, perjudican a miles de niños de escasos recursos económicos, impedidos de culminar el año escolar.
¿Qué se espera para el próximo año con el nuevo gobierno que asume el 11 de marzo de 2010?. No sabemos aún cual coalición asumirá el mandato de 4 años entregado por la ciudadanía.
Mientras tanto, padres y apoderados, preocupados de la futura educación de sus hijos, muchos están pensando, con un supremo esfuerzo financiero, cambiarlos a escuelas y colegios subvencionados, creando un éxodo desde los municipalizados.
Por lo que, si no existe intervención gubernamental, se corre el riesgo de la inevitable muerte de la educación municipalizada, sin poder conocer aún el destino educacional de miles de niños pobres del país, a menos, que se decida aumentar la subvención individual, incentivando con ello el cambio total a establecimientos subvencionados, ganando con ello, a lo mejor, una mejoría en la calidad de la educación, eliminando de plano la municipalizada.
Lamentablemente los plazos se acortan, el paro sigue, el gobierno se va y no se vislumbran soluciones a esta grave crisis.

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