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Opinión

14 de Diciembre de 2009

¿Nadie pierde en las elecciones? Hace años que nadie gana

Pepe Lempira
Pepe Lempira
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POR PEPE LEMPIRA
Desde Isla Pitcairn

Me piden que haga un análisis de los resultados de las votaciones de ayer. Trataré de cumplir con lo que entiendo que me solicitan, así que voy a tener que dedicar primero un par de palabras a la chimuchina de ayer:

¿Piñera se alegra de ganarle a Frei en los resultados de la primera vuelta? Tendría que haberse lanzado al Mapocho desde el puente Racalamac si no lo hubiera logrado ¿Meo se deprimió por no pasar a segunda vuelta? Qué más pretendía ese aparecido, rodeado de la peor ralea (el trío Danús, Marambio, Figueroa) ¿Frei hizo el discurso de derrota parcial más frío y poco convincente de la historia? Qué más se puede esperar de él. Si hasta lo empezó cuando MEO estaba hablando en directo… Y su generalísimo, Pizarro, se da el lujo de improvisar un mensaje soberbio y arrogante, mientras el panteonero le mandaba una paletada de tierra en plena cara ¿Bachelet hace muy tibios gestos de apoyo a Frei? Pero si ese tarado ambicioso la torpedeó todo el primer año de su gobierno y, por si fuera poco, pasó la segunda mitad pidiendo que se gastara la plata ahorrada para que no le quedara un peso a Piñera en las arcas. Si hubiese sido por él, ella nunca hubiese remontado su baja aprobación ciudadana, y quizá el país ahora mismo estaría en recesión galopante.

Pese a todo, Frei -pronostico- tiene todo para ganar en segunda tanda. El Señor Descarte lo va hacer de nuevo. Nadie lo quiere, pero la Alianza insiste en ofrecerle al país un candidato con aspecto de mitómano patológico, al que nadie en su sano juicio aceptaría comprarle ni un auto usado. Hay una ley oculta de la política que se les escapa a RN y la UDI…. La mayoría de las personas preferirían en su trabajo un jefe tonto a un sinvergüenza.

Y en parlamentarias… ¿Marcela Sabat ganó por rica? No exageremos, está buena para promotora, pero fueron puras viejujas -que cambian su sufragio por un calendario o una bolsa para la feria- las que votaron por esa cabeza hueca ¿Se acabó la exclusión provocada por el sistema binominal? No, porque el sistema siguió funcionando y las cámaras continúan partidas por la mitad, lo que asegura que todo siga igual por los siglos de los siglos.

Pero basta de detalles. Vamos a lo que importa.

¿POR QUÉ?

Lo que importa, le insisto, es casi una primicia. Son los verdaderos resultados de las presidenciales de ayer. Los que le ocultan el Ministerio del Interior y los medios de comunicación. Los cómputos reales, que hacen que esta democracia, corrupta pero preferible a la más virtuosa de las dictaduras, se encuentre en un serio dilema de legitimidad. Esa crisis, nadie se la va a reconocer en su verdadera dimensión. Ha sido construida desde el propio Estado, a punta de décadas de políticas educacionales deficitarias. Y a estas alturas es difícil decidir si es intencional o accidental, porque tiene un poco de ambas cosas.

Pero vamos a las cifras reales de una vez. Existen aproximadamente 12 millones de chilenos que debieran votar o tener derecho a hacerlo. Sume los nulos, los blancos, los que no fueron, los que no se inscribieron y los chilenos que viven en el extranjero. Todos ellos mayores de 18 años, en pleno uso de sus facultades mentales. Así surge la cifra real. 12 millones. Y de una vez le voy a decir las votaciones verdaderas de los candidatos, a ver qué le parecen:

Piñera: 25% (3.056.526 votos)
Frei: 17% (2.053.514 votos)
MEO: 11% (1.396.655 votos)
Arrate: 3% (430.824 votos)

Hay miles de explicaciones para desvirtuar estas cifras, tan irrefutables desde el punto de vista meramente matemático. Y podrán comenzar diciéndo que en todos los países del mundo pasa lo mismo. Pero, no señor, en otras partes intentan remediarlo; y, por ejemplo, le dan derecho a voto a quienes están por cualquier circunstancia fuera del país.

Lo que sí sé es que, inversamente a lo que se dice siempre como broma, que nadie pierde en las elecciones, habría que afirmar que hace años nadie gana. Porque un presidente que es apoyado por algo así como uno de cada cuatro ciudadanos (porcentaje que bordeará definitivamente el vencedor) es, por lo menos desde mi punto de vista, poco menos que un usurpador.

Sino, piénsese de candidato a presidente de su curso en el liceo. Imagine que obtiene 10 de 40 posibles votos. Y luego medite si podrá imponer su autoridad ante el grupo.

En el caso del país, la ilusión de la victoria del relativo triunfador siempre será más completa. Pero, en resumen, quien sea electo no tendrá más apoyo que los viejos estrategos de la antigua Atenas, donde la mayoría -los esclavos y extranjeros- no podían votar. Por lo que no es de extrañar la baja convicción que genera la democracia entre la chusma, en la que me incluyo desde ya.

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