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Cultura

12 de Junio de 2010

Matías Bize, cineasta: “Las películas que más me gustan son las mías”

Catalina May
Catalina May
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POR CATALINA MAY – FOTO: ALEJANDRO OLIVARES
Este jueves se estrenó “La vida de los peces”, la cuarta película de Matías Bize, en la que muestra el reencuentro de una pareja y cuya dirección de fotografía estuvo a cargo de la uruguaya Bárbara Álvarez, de “Whisky”. Aquí, el director defiende su opción de seguir haciendo películas sobre parejas, critica la tendencia de hacer películas a la rápida y habla sobre el plagio que sufrió “En la cama”.


“Yo soy partidario de apoyar una película cuando es buena, pero si ahora se acabaran los subsidios al cine en Chile, esto se acaba”.

Has dicho que era muy importante para ti encontrar un buen título para esta película. ¿Por qué?
-Quiero que ojalá los títulos comuniquen algo. No me gusta que sean afirmaciones o preguntas. La película no se llama “El encuentro”, por ejemplo. Me interesa que invite a una reflexión. En este caso es una metáfora con el personaje que ve el acuario, ese espacio cerrado con los peces, al igual que nosotros vemos esta casa cerrada con los personajes dentro.

¿Qué tan importante es el texto, el guión para ti?
-Súper, trabajamos como un año y medio con Julio Rojas. Jaime Collyer nos hizo una asesoría en un momento, una mirada. Hubo mucho tiempo de reflexión y discusión. También viajé a Barcelona a trabajar con una consultora de guión. Primero hubo mucho trabajo de estructura: cómo agarrar al espectador altiro y cómo ir desarrollando y preparando la última media hora, que es el climax. La película era súper difícil también porque había un desafío del habla de los personajes: tenían que hablar de forma cotidiana, a pesar de que a veces estaban en una situación más dramática. Yo quedé contento. Me gustan los textos y no hay ninguno que me suene raro.

La dirección de fotografía fue de la uruguaya Bárbara Álvarez, de “Whisky”. ¿Por qué la elegiste a ella?
-Era un plus súper grande que ella se sumara a la película, y además fue súper humilde. Yo tenía claro que quería trabajar con planos cerrados, filmar con lentes muy cortos y objetos en primer plano. Ella supo darle una mirada a lo que yo quería hacer. Para que una película funcione creo que todo tiene que funcionar y trabajamos mucho con la foto, los actores, la música. Yo le dediqué tiempo a cada detalle y no le cambiaría nada a la película.

Eso es el opuesto a la tendencia de agarrar una cámara digital y simplemente hacer la película que salga. Tiene que ver con los recursos también.
-Yo hice “Sábado” sin recursos, se grabó en un plano secuencia de una hora, cuando tenía 22 años, estaba en la escuela de cine y no tenía otra forma de hacer una película. Pero gracias a ella pude viajar, me gané premios, me convertí en director. Muchas veces se confunde el hacer una película con bajo presupuesto con hacerla a la rápida. Si bien “Sábado” se hizo sin presupuesto, yo estuve seis meses ensayando cada semana con los actores. Una cosa es hacer cine de guerrilla y otra cosa es hacerlo a la rápida.

¿Por qué elegiste a Santiago Cabrera como protagonista?
-El personaje de Santiago se echa la película al hombro y yo necesitaba a un tremendo actor. Estaba pensando en algunos actores extranjeros, pero me di cuenta que tenía que ser un chileno, porque si no, había que cambiar el guión. Santiago es muy cercano a la historia del personaje, vive en Los Ángeles hace diez años y está constantemente viniendo a Chile.

¿Y por qué no te tincaba ningún actor chileno?
-No sé. Me costó, lo pensé harto y no sabía quién podía ser.

Blanca Lewin es tu actriz típica. ¿Por qué los directores de cine eligen a puros actores de teleseries para sus películas? ¿Será por marketing?
-Si ya sales a Argentina eso no te sirve. Para mí lo más importante es el resultado de la película y en ese sentido a mí me da lo mismo si son actores de teatro, tele o cine. A la Maria Gracia Omegna, por ejemplo, yo la elegí por un casting antes de que hiciera la teleserie.

Siempre que te preguntan por qué haces dramas de parejas, tú dices que es porque te son historias cercanas.
-Creo que no podría hablar de otra cosa. Me tengo que sentir demasiado vinculado al tema de la película, o si no, no tiene sentido. No voy a hablar del asalto al banco, no tengo ganas de dedicarle mi tiempo a eso. Me gusta que sean películas con un nivel de drama y tratar de profundizar en la historia. Por eso son acotadas en el tiempo. Yo dejo fuera el momento en que Andrés se baja del avión, se junta con su familia, llega a la fiesta. Quiero ver el momento en que se encuentra con la mujer que dejó hace diez años. Tiene que ver con contar una historia desde la verdad, de la manera más simple y honesta posible. Yo hago las películas que me gustaría ver en el cine.

PLAGIO

“En la cama” fue plagiada por un director colombiano. ¿Cómo ha sido eso?
-Nos avisaron que había una película igual. Él nos había consultado por la posibilidad de comprar los derechos, pero no hubo acuerdo y al final la hizo como idea original de él. Es un tema que escapó de nuestras manos. Los derechos del remake están vendidos a una compañía norteamericana, que es la que hizo el remake de Medem. Y el plagio ya es responsabilidad de ellos.

¿La has visto?
-Sí, es malísima. Es muy parecida y muy mala. Heavy. Es la historia de la pareja en el motel y miles de partes son iguales. Pero están muy mal hechas, muy burdas, cero creíbles, cero emocionante. Rasca. Esta fue la historia negra de “En la cama”.

Julio Medem hizo un remake, en que la pareja de la película son dos mujeres. ¿Qué te pareció eso?
-Medem es uno de mis directores favoritos. Me encanta “Lucía y el sexo” y “Los amantes del círculo polar”, así que es un honor que quiera hacer la película. A él le encantó “En la cama” e hizo un remake con su visión y así la cosa se hace interesante. A mí me habían ofrecido hacer un remake en inglés, pero yo les dije que no tenía sentido, porque yo ya había hecho la película como yo quería.

¿Tú vives del cine?
-Sí, desde en “En la cama”. Las platas vienen de las ventas, del remake. Vivo de las películas y eso es una suerte, pero mejor es que además vivo de las películas que quiero hacer, no de las que tengo que hacer. Una vez en la escuela de cine un profesor me preguntó: “¿Tú quÉ vai a hacer cuando salgai de la escuela?”. Yo le dije: “Voy a hacer películas y voy a vivir de ellas”. Estaba seguro y resultó.

¿Cuál es la fórmula?
-Es mucho tiempo el que hay que dedicarle, entre buscar el financiamiento, escribir el guión, el rodaje, el montaje y la promoción. Es una suerte, soy consciente de eso. Yo soy mega trabajólico. Para esta película he trabajado de lunes a domingo durante tres años. Me saco la mierda heavy.

¿Crees que aún hoy cabe el lema de “Apoyemos el cine chileno”? ¿O crees que la industria del cine ya está madura y es hora de dejar las condescendencias?
-Yo soy partidario de apoyar una película cuando es buena. Creo que todavía le falta a la industria, aunque hay un crecimiento. Hay escuelas de cine, hay directores jóvenes haciendo películas, hay directores consagrados, películas que ganan premios afuera. Lo importante es que eso se mantenga en el tiempo. Si ahora se acabaran los subsidios al cine esto se acaba.

¿Cuál es la mejor película del cine chileno de los últimos 20 años?
-No sé. Te puedo decir las películas que me han gustado: “La nana” y “Tony Manero”. Es una cosa de gusto, pero a mí las películas que más me gustan son las mías.

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