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Opinión

5 de Julio de 2010

José Sulantay, ex entrenador de la Sub 20: “El cambio en la mentalidad del jugador chileno partió conmigo”

Jorge Rojas
Jorge Rojas
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POR JORGE ROJAS
Por su mano pasaron siete de los once jugadores titulares que hoy están en Sudáfrica. Los agarró cuando eran cabros y los llevó a competir en dos mundiales Sub 20: el de Holanda y Canadá. Allí no sólo les enseñó la técnica, sino que les dio lecciones de vida, hablándoles de la familia y de la fama.

¿Le gusta el trabajo que ha hecho Marcelo Bielsa con la selección?
-A Marcelo Bielsa lo conozco bastante, desde la Copa Libertadores de 1992, cuando participé dirigiendo a Coquimbo y Bielsa dirigía a Newell’s Old Boys. En ese tiempo conocí muchas de sus ideas futbolísticas, pero sin saber cómo trabajaba. Él se arriesgó a llevar a una selección muy joven al mundial y le tocó la suerte que esos jugadores, que son la base del equipo, estuviesen antes en dos mundiales Sub 20, cuando yo era director técnico de esa selección.

¿Cuánto ha cambiado Bielsa la mentalidad del jugador chileno?
-El cambio en la mentalidad del jugador chileno partió conmigo. Soy el único entrenador que ha ido a dos mundiales Sub 20 seguidos. El tema está en que estos mundiales ya no pueden ser considerados como juveniles porque a esa edad la mayoría de los jugadores ya juegan en alta competencia. En el equipo base de esta selección hay siete jugadores que vienen del proceso que yo dirigí. La mentalidad del jugador ha cambiado y venía de antes, claro que Bielsa ratificó y profundizó eso. No me puedo hacer el humilde y decir que no he hecho nada, porque las cosas las partí yo.

Pero parece que todas las flores se las lleva Bielsa. ¿Se siente ninguneado?
-No, pero hay parte de la prensa que está comprometida con la ANFP y me quiere borrar del mapa. Eso sí, no me hago problema porque me quedo con el cariño de la gente, porque donde voy me lo reconocen y saben que con la selección Sub 20 hicimos cosas grandes. Ese equipo rompió todos los récords de juegos del fútbol chileno en el extranjero.

¿No lo han tratado bien los medios?
-No, pero así es como pasan las cosas en Chile no más. Si hasta David Pizarro dijo en Italia que en Chile había que morirse dos veces para subir al cielo.

¿Por qué tanto enojo con usted?
-Porque me fui en mala forma de la selección. Y desde la ANFP a algunos medios les dijeron que no se hablara de mí y a cambio ellos iban a recibir las primicias del fútbol.

¿Se fue dolido con Harold Mayne-Nicholls?
-Más que dolido, porque vi una actuación sucia en mi contra. Cuando fui al último mundial, ya se había tomado la determinación de echarme, porque nadie confiaba en lo que podíamos lograr. No me fui en buena con Harold porque nunca fui una persona importante para él.

¿Es comparable la selección de 1962 con esta de Sudáfrica 2010?
-No, no se pueden comparar, porque el fútbol siempre va progresando, pero se hace dependiendo de los medios disponibles. No podemos comparar lo que éramos antes del 60 con lo que somos ahora, porque hoy están todos los medios disponibles. Es cosa de ver a Bielsa. A él se le entregó todo, incluso le cerró la puerta a la prensa y nadie dijo nada. Pero si eso lo hubiese hecho un chileno lo cuelgan en las torres del Estadio Nacional. Pero en Chile las cosas son así: siempre se cree que lo que es extranjero es todo bueno y lo nacional todo malo.

¿No cree que se ha sobredimensionado la actuación de Chile?
-Sí, me da toda esa impresión, porque aún no sabemos si clasificamos a segunda ronda (esta entrevista fue realizada antes de la derrota en octavos ante Brasil). Pero esto no es de parte de los jugadores, sino que de la gente. Esto es peligroso porque mientras más uno se eleva el golpe es más grande y en el fútbol pasa mucho. Y al final los únicos que sufren son los jugadores y el cuerpo técnico y, claro está, los que más ganan son los empresarios que sólo hacen negocios con la selección.

¿Se ha hecho mucho negocio con la imagen de la selección?
-El 90% de lo que se habla de la selección tiene relación con el negocio que se genera alrededor de ella y sólo el 10% sobre temas futbolísticos.

Parece que todos quieren sacar su tajada de ganancia a costas de la selección.
-Cualquier negocio tiene algo relacionado con la selección. Eso es bastante penoso porque como a ellos les importa la rentabilidad, si la cosa no camina son los primeros en arrancar.

CHARLA SOCIAL

La mayoría de los jugadores que dirigió venían de un estrato social bajo y tenían varios problemas familiares. Pensando en que hoy siete de los once titulares de Chile fueron formados por usted en ese tiempo, ¿considera que a la larga el origen es una desventaja?
-La mayoría venía de allí, pero me enteré después. Muchos vivían en pequeñas casas y compartían la pieza con una gran cantidad de familiares. La mayoría de las veces esto es una desventaja, pero lo transformé en una ventaja.

¿Cómo?
-Porque estos chicos tenían una falta de educación, muchas veces porque no podían acceder a ella, y su conocimiento del entorno era muy limitado, pequeño. Eso hizo que fuera fácil inculcarles el no tener miedo, porque en su entorno ellos se relacionan así, sin miedo. Entonces, todas las conversaciones que tuvimos dieron resultados rápidos, porque estos chicos pueden estar en Inglaterra, en La Pintana, en Alemania o en La Pincoya y no alcanzan a dimensionar las cosas, sólo se la juegan.

¿No se le suben los humos a la cabeza?
-Claro, les enseñé que no siempre el que tiene mayores medios es el que llega más lejos, que muchas veces, como ellos, sólo bastaba con tener las condiciones para hacerlo. Teníamos charlas diarias de distintas cosas y siempre con elementos de la vida cotidiana.

Además de la charla técnica, usted les trataba de dar lecciones de vida.
-Eso creo que fue lo más importante que hice con esa selección. De cada uno saqué una parte para el otro, por eso es que hoy son casi todos amigos.

¿No se fueron deslumbrando con el pasar del tiempo?
-Al contrario, ellos se daban cuenta de todo y lo aprendían muy rápido. Una vez, cuando estábamos en el Sudamericano de Colombia, para ir al Mundial Sub 20 de Holanda, estábamos hablando de la importancia de la familia y lo que pasaba con sus padres y hermanos cuando ellos perdían. Eso les tocaba la fibra y hacía que jugaran más motivados. Cuando fui a darles la charla técnica, habían escrito en la pizarra: “por nuestra familia, vamos a ir al mundial”. Esas son cosas especiales, porque ellos mismos se dieron cuenta de que habían motivos para hacer las cosas. Yo creo que en ellos rescaté mucho el amor propio.

Habían muchas carencias entonces.
-Muchas. El entorno no era el mejor y tampoco sus amistades. Un día estábamos en el mundial de Canadá y a un muchacho le avisaron de acá de Chile que su familia entera estaba presa por drogas y yo les estaba pidiendo que fueran campeones del mundo, así que imagínate. A ese mismo muchacho le dije una vez que lo iba a eliminar de la nómina porque llegaba atrasado a los entrenamientos y me contó que dormía mal porque su padre llegaba borracho y golpeaba a su madre. Ese tipo de problemas lo tenían muchos de los jugadores.

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