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Mundo

31 de Marzo de 2011

Nicolas Sarkozy, el embajador de la cobardía francesa

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Fue el primero en pedir a sus ciudadanos que se marcharan lo más lejos posible, uno de los pocos que trasladó su embajada fuera de Tokio, uno de los propagadores del pánico general con medidas desaconsejadas por todos los expertos y el representante de una comunidad expatriada que terminó huyendo a la carrera de forma indigna, sin despedirse si quiera de sus anfitriones japoneses.

Pero eso fue ayer. Nicolas Sarkozy ha llegado a Japón y, sacando pecho, se declara el primer líder que visita el país desde el desastre del pasado 11 de marzo.

En su encuentro con el primer ministro japonés, Naoto Kan, el presidente francés ha instado a una reforma mundial de las normas nucleares y anunció que Francia quiere liderar una reunión con los miembros del G-20 para fijar esas nuevas normas.

Sólo la buena educación de los japoneses les ha llevado a aceptar una visita oficial que ni desean ni aprecian, menos aún necesitan. Varias veces trataron de convencer a Sarkozy de que no era un buen momento y que andaban algo ocupados con la mayor crisis que ha vivido la nación desde la II Guerra Mundial.

No ha habido manera. Las víctimas del terremoto de Haití ya aprendieron el año pasado que cuando un político quiere la foto, hacerle desistir es imposible: Médicos sin Fronteras denunció en aquella crisis que los vuelos oficiales estaban colapsando el tráfico aéreo e impidiendo la distribución de ayuda.

Ver nota completa en El Mundo de España

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