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Opinión

21 de Julio de 2011

Transporte público, ¿la próxima gran manifestación?

Al lado de la política que no nos enorgullece, aquella que da tirria y desazón, se levanta con ánimo una propuesta necesaria y que sin duda será un cambio de bien para Chile. Me refiero a la posibilidad que tendrán las parejas homosexuales de ser reconocidas a través de un vínculo que traerá igualdad y […]

Francisco De La Maza
Francisco De La Maza
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Al lado de la política que no nos enorgullece, aquella que da tirria y desazón, se levanta con ánimo una propuesta necesaria y que sin duda será un cambio de bien para Chile. Me refiero a la posibilidad que tendrán las parejas homosexuales de ser reconocidas a través de un vínculo que traerá igualdad y dignidad. Podría parecer irónico que la ley se logre en un gobierno de derecha, y que entre los más atentos y propositivos en el debate estén miembros de la Alianza.

En buena hora y felicitaciones. Un nuevo síntoma de una realidad que puede ser altamente fecunda: las ideologías partidistas no comulgan con el hoy y el ciudadano parece recobrar la importancia que nunca debió perder.

Sin embargo, las lecciones de la revolución por la igualdad o en educación deben ser atendidas más allá de las soluciones. Hay otros grandes temas que pueden traer escenarios igual de complejos y fuerza en las demandas, y que como país tenemos que atender no por las posibles movilizaciones, sino porque juntamente la labor de las políticas públicas consiste en anticipar y si no es así, aunque debería ser en un “segundo intento”, en tener una reacción oportuna.

Parece que nos estamos acostumbrando más a esto último que a lo primerísimo, y con los problemas que todos conocemos.

El país gritó porque no hubo respuestas, y eso no es de la actual administración, es de años de malas decisiones que se tomaron pensando en poner parchecitos y más parches encima de estos… Si bien en el último tiempo pudiese haber existido la impresión de que toda transformación o mala noticia la tomábamos con cautela y sin mayor contestación, no creamos que los “indignados” están en otro continente.

Uno de los desafíos más urgentes es mejorar y trabajar en un transporte público eficiente. En Las Condes hemos evaluado la posibilidad del tranvía, debido a sus características en respeto al medioambiente, seguridad, fidelidad, confianza y, en un dato que nos hace querer con fuerza el proyecto, preferencia de los usuarios como transporte público. Las cifras señalan que en los países donde se ha implementado el tranvía, un 30% deja el automóvil por este medio; en esta misma escena el metro tiene un impacto del 5 al 10%.

Entendamos que las definiciones del Gobierno respecto al futuro del transporte público se necesitan con diligencia y certidumbre, y así lo ha hecho ver el propio ministro Errázuriz, a quien apoyamos en su gran esfuerzo por lograr este desafío y al que entregamos las bases de licitación del tranvía. Esta es una alternativa, y esperamos que sea beneficiosa, pero debe complementarse con otras medidas que busquen integrar a la ciudad y el movimiento de sus habitantes de forma amable y donde se privilegie la calidad de vida.

Entender y anticipar las necesidades del país y sus ciudadanos es deber del Gobierno y de quienes hemos sido elegidos para ocupar cargos públicos, de lo contrario, preparémonos para nuevas movilizaciones y el amargo sinsabor sobre cómo terminan resultando las cosas.

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