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Nacional

30 de Agosto de 2011

Responsabilidad de carabinero en muerte del menor complica a jefe de gabinete

“La intención de quienes dispararon era quitarles la vida, porque cuando uno dispara proyectiles de 9 milímetros o equivalentes, lo que busca es quitarle la vida a un chileno, a un carabinero de Chile”. Eso dijo el ministro de Interior, Rodrigo Hinzpeter, el jueves pasado después de visitar a tres carabineros en el Hospital de […]

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“La intención de quienes dispararon era quitarles la vida, porque cuando uno dispara proyectiles de 9 milímetros o equivalentes, lo que busca es quitarle la vida a un chileno, a un carabinero de Chile”.

Eso dijo el ministro de Interior, Rodrigo Hinzpeter, el jueves pasado después de visitar a tres carabineros en el Hospital de la institución heridos el día anterior, 12 horas antes que el menor Manuel Gutiérrez Reinoso recibiera una bala del mismo calibre en su pecho, percutada por el sargento segundo de la 43ª comisaría de Carabineros de Peñalolén, Miguel Millacura Cárcamo.

Así lo indicó ayer el fiscal Jorge Martínez, después de confirmar los peritajes balísticos que el proyectil que hirió de muerte al menor de 16 años se disparó del arma del suboficial, quien termino detenido y arriesgando hasta 20 años de cárcel. Una noticia que comenzó a expandirse al mediodía, después que el general Jose Luis Ortega, primer jefe de la Zona Metropolitana de Carabineros, reconociera que el sargento segundo había sido dado de baja por su “presunta responsabilidad” en la muerte del menor.

Se confirmaba así la tesis de Gerson Gutiérrez, el hermano en silla de ruedas de Manuel, y el amigo que los acompañaba a ambos esa noche. En la madrugada del viernes, salieron a ver los disturbios cercanos a su casa en la población Jaime de Eyzaguirre que terminaron con su hermano falleciendo en la posta 4 de Ñuñoa por el disparo que según Gerson, había salido del arma de un uniformado. Una tesis que el alto mando de la policía rechazó de manera tajante e inmediata la mañana siguiente.

Ese viernes el general Sergio Gajardo, segundo jefe de la Zona Metropolitana de Carabineros y encargado de la seguridad en la capital durante la doble jornada de paro convocado por la CUT, desechó esa tesis e incluso dijo que no realizarían una investigación interna porque no habían dudas sobre la participación de su personal disparando armas de fuego.

“Descarto de plano la participación de Carabineros. Sé que hay alguna versión dada por algunas personas que estaban con él de que habría pasado un vehículo por el lugar donde ellos estaban, y ese vehículo cumpliría no sé con qué característica, que ellos lo atribuyen a que era un vehículo de Carabineros”, dijo entonces.

Ayer esas palabras y esa determinación le costaron que el gobierno le pidiera su renuncia a través del propio ministro Hinzpeter, avalado -según dijo- por la responsabilidad de Gajardo en obrar “de modo apresurado y prematuro, al dar a conocer la información indicada y descartar una investigación que aparecía como aconsejable y necesaria”, determinación que el gobierno no pidió reestablecer durante el fin de semana y la cual no condenó hasta que se comenzó a dar de baja a los carabineros involucrados en el hecho.

Las bajas

En total fueron cuatro los efectivos desvinculados de la institución: los cabos segundo Patricio Bravo Muñoz y Francisco Vásquez Flores, el carabinero William Rodríguez, más el llamado a retiro de la subteniente Claudia Iglesias. Todos ellos presuntos encubridores del carabinero Millacura, según el fiscal Martínez, tras el actuar del suboficial que ocultó el hecho a sus jefes, ocupó balas personales y luego limpió la UZI de 9 milímetros utilizada para dar “dos disparos al aire”.

Se instalaba así una nueva crisis para el jefe de gabinete de Piñera, quien durante la tarde se sacudió de la responsabilidad política del esclarecimiento del caso y sólo se limitó a adjudicársela a Carabineros. Eso, a pesar de decir que la señal del gobierno era aplicar responsabilidades no solamente en los niveles inferiores, si no que también alcanza a los niveles superiores “como es en este caso al de un general”.

Sobre su responsabilidad, como encargado del orden público y la policía uniformada, el ministro del Interior llamó a no “politizar” el caso que está manos del fiscal, apenas 3 horas antes que se confirmara que la bala que dio muerte a un menor inocente durante una jornada de protestas venía de la pistola de un carabinero. De hecho, en Palacio se descartó dirigir la crisis hacia las responsabilidades políticas para así blindar a Hinzpeter por completo. Eso, claro está, si los estudiantes lo aceptan en la reunión tendrán con su jefe.

“De buena madera”

“De buena madera”. Así califican a Miguel Millacura algunos compañeros de trabajo. Nacido en Castro, casado y con hijos, el sargento segundo había llegado en 2009 a trabajar a la comuna de Peñalolén. Llevaba 18 años en la institución y sólo le faltaban dos años para pasar a retiro.

Quienes lo conocen aseguran que se trata de una persona “seria” y “correcta”, que no perdía el control en situaciones límites. Había estado en varias ocasiones en Peñalolén en días muy “duros” como las fechas que conmemoraban el 11 de septiembre y el día del joven combatiente.

Millacura, comentan cercanos, “no era de los que andaba con jugarretas con los otros polis. Tampoco alguien que perdía el control”, comentan.

Cuando se desempeñaba en la comuna de Puente Alto, en la 20ª comisaría, en tiempos en que era cabo segundo junto a sus compañeros Óscar Rebeco e Isabel Pereira, según consigna el diario La Cuarta, fueron condecorados por el general René Moya Venegas, en ese entonces jefe de la Zona Metropolitana por haber asistido a una mujer en su parto.

Pese a esa buena acción, fuentes policiales aseguran que la crisis que provocó Millacura en el gobierno y en la institución está lejos de terminar. Luego de la baja del resto de los uniformados que actuaron esa noche y de la renuncia que solicitó ayer el otrora hombre fuerte del gobierno, Rodrigo Hinzpeter, el condoro continuará escalando. “Ahora bajará toda la línea de mando, desde el prefecto hacia abajo. No hay que olvidar que existe un sumario interno, si es que alcanzar a declarar”, explican.

El retiro

Fuentes del caso, consultadas por The Clinic Online, explicaron que Millacura entregó su versión a personal de Asuntos Internos de su institución luego de medir la magnitud que estaba tomando el caso en la opinión pública y en la crisis en la que estaba envuelto carabineros, sobre todo luego de que el general Sergio Gajardo descartara de plano investigar la muerte del menor.

Horas antes de que se desencadenaran las declaraciones y el resultado del peritaje balístico, ex compañeros del sargento segundo relataron a este diario las dudas que tenían respecto a su responsabilidad: “Es difícil que un poli que está a dos años de su retiro se meta en un forro como este. Generalmente cuando uno ya pasa los 15 años en funciones se empieza a cuidar, hasta se lleva bien con la señora para evitar problemas a la hora de jubilar. Por más baja que sea la pensión, uno sabe que tiene salud y un sueldo hasta que se muera”.

En la madrugada del viernes, luego del violento cierre que tuvo la jornada de paro nacional, Millacura salió de los límites de la comuna de Peñalolén para asistir a compañeros que le pidieron ayuda. Fue ahí hasta done llegó apoyar junto a otros uniformados a sus compañeros que se encontraban en problemas.

En fuentes de carabineros explican que la zona donde murió Manuel ha sido históricamente peligrosa. De hecho, en ese mismo lugar hace algunos años uniformados -en circunstancias similares- fueron lesionados y fueron quemados por bombas molotov que contenían ácido.

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