Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Nacional

5 de Septiembre de 2011

Giorgio Jackson, el abrelatas de la Confech

Son pasadas las 13:00 horas del sábado 3 de septiembre y está terminando la reunión histórica en el Salón Rojo del segundo piso de La Moneda. Han hablado ya todos los presentes: dirigentes universitarios, secundarios, de los profesores y tres rectores de universidades públicas con el propio Presidente Sebastián Piñera. Pero no hay nada concreto. […]

Por

Son pasadas las 13:00 horas del sábado 3 de septiembre y está terminando la reunión histórica en el Salón Rojo del segundo piso de La Moneda. Han hablado ya todos los presentes: dirigentes universitarios, secundarios, de los profesores y tres rectores de universidades públicas con el propio Presidente Sebastián Piñera. Pero no hay nada concreto. Después del debate de más de tres horas y media, no hay acuerdo y menos una invitación a seguir trabajando. Todos se miran con los hombros encogidos y cara de “¿Y… en qué quedamos?”.

En ese momento volvió a hablar Laura Palma, representante de la universidad de La Serena, sobre los aportes basales, pero la interrumpió Giorgio Jackson. “Presidente, si terminamos ahora la reunión siento que no vinimos a nada”. El presidente de la FEUC le explicó que quedaba poco tiempo para un cambio inmediato, tomando en cuenta que a fin de mes debían entregar su proyecto para el presupuesto 2012, en el que podrían integrar mejoras a los aportes basales para las universidades y un par de medidas pedidas por los estudiantes y “compartidas” entre los presentes a la reunión. Entonces, Piñera miró a su izquierda y le pidió al ministro de Educación, Felipe Bulnes, un cronograma de actividades para armar una mesa de trabajo.

Esa intervención, criticada por algunos miembros de la Confech y celebrada por otros más tarde en una reunión post cita en La Moneda, es uno de los rasgos que lo tienen catalogado por la clase política como el hombre con el cual se puede conversar y llegar a acuerdos. Un cabro al que le gustan las camisas leñadoras, que ayer se juntó con el vocalista de Calle 13, que se reía de sus supuestos “años oscuros” del colegio que publicó el cuerpo de Reportajes de El Mercurio y que mañana recibirá en sus propias manos una nueva propuesta del gobierno con un cronograma para avanzar. Un “abrelatas” dentro de una mesa de dirigentes que pide cambios radicales a la educación chilena y que han movilizado a cientos de miles de personas en los últimos cuatro meses.

El año de Jackson

Este año para Giorgio Jackson ha sido frenético. En Facebook, uno ya no puede ser su amigo. Tiene tantas peticiones de amistad que la misma plataforma no deja agregarlo. En ella escribió algunas columnas, cartas a las intervenciones en los medios de las autoridades del Mineduc y hasta una propuesta para aminorar las alzas en los pasajes del Transantiago del año pasado.

Antes de ser uno de los voceros más valorados y conocidos por la ciudadanía, requerido por la gente en el Metro y piropeado en las redes sociales, Kenneth Giorgio Jackson Drago era sólo el tercer presidente del NAU en la Federación de Estudiantes de la UC, un cargo que genera desconfianzas inmediatas al interior de la Confech. Un estudiante de Ingeniería Civil en Ciencias de la Información que se había enfrentado a la sociedad en el verano cuando la organización que lidera criticó públicamente el apoyo del entonces vice canciller de esa universidad, el obispo Andrés Arteaga, al sacerdote culpado de reiterados abusos sexuales, Fernando Karadima.

Desde que comenzaron las movilizaciones, la gente que lo pilla en la calle le cuenta sus problemas y hasta le piden consejos. Pololea hace más de seis años y actúa como papá con sus amigos. Sus cercanos dicen que es tan fome que le piden no contar chistes -aunque los cuenta igual- y más allá del peinado a lo Justin Bieber, no se preocupa del despoblamiento de cabello en su cabeza. La semana pasada apareció en el puzzle del diario La Hora y, casi como una institución del ocio en la UC, marcó un antes y un después. Eso y la entrevista que le dio a la cadena Al Jazeera, en un perfecto inglés.

Pero más allá de tener un nombre atípico, Giorgio no tiene el estatus de “señorito” que le dio la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei. Descendiente de irlandeses e italianos, a la UC entró con beca deportiva por ser seleccionado nacional de vóleybol y del colegio, el Deutsche Schule Sankt Thomas Morus, salió tras estudiar también becado los últimos tres años de enseñanza media. Y allí, de sus experiencia personal en la época del colegio, fue cuando comenzó a darse cuenta de las desigualdades del país en el que vivía.

Voluntario Jackson

En medio de las inundaciones del invierno del año 2000, Giorgio dejó su casa climatizada y viajó a María Pinto motivado por las imágenes en televisión de los damnificados por un temporal. Siguió a su hermana mayor y se subió a un bus de trabajos voluntarios de la Fech camino a ayudar a los más necesitados. Sin embargo, el joven de 14 años volvió decepcionado. No hicieron mucho, él ayudó menos y la primera pincelada de “turismo social” que ronda en estas campañas juveniles lo dejó con gusto a poco.

Con esa experiencia en la cabeza, tres años después el hoy presidente de la Feuc se integró al equipo voluntario de Un Techo Para Chile. Así recorrió los sectores más pobres de Santiago y algunas regiones y pudo ayudar de manera eficiente en sectores muy vulnerables. Una labor social que no dejó de lado cuando partió del “Techo” y que nutrió uno de los más potentes discursos de los dirigentes de la Confech.

Durante su primeros años universitarios, Giorgio le dedicó más tiempo al voleybol, deporte por el cual pudo ingresar con una beca deportiva a la UC. En esos años, buscó un lugar donde canalizar sus preocupaciones sociales, sin mucho éxito. Eso, hasta que el 2008 se integra al equipo del nuevo movimiento universitario de la UC, el NAU (Nueva Acción Universitaria), donde ingresa primero a hacer “patio” y luego se hace cargo de uno de los proyectos clave de esa organización: el CET, Centro de Estudiantes y Trabajadores, un programa que hace clases gratuitas a funcionarios de la UC para capacitarlos.

Giorgio se adueñó del proyecto, hizo clases de computación, tal como lo había hecho ya en el Infocap -que funciona en las mismas dependencias del “Techo”- y revitalizó un carácter que tuvo la UC con la creación del Duoc. Desde ahí, el año pasado fue consejero territorial de Ingeniería y el año pasado elegido por sus pares como candidato a la presidencia de la Feuc, la que ganó en segunda vuelta con el 51,7% de los estudiantes de la Católica apoyándolo. Desde entonces, nunca pensó en ser uno de los líderes naturales del movimiento universitario levantado este 2011, aunque ya llevaba años estudiando las deficiencias del sistema educacional chileno.

Hoy por la mañana, irá nuevamente al Mineduc a recibir el cronograma para una mesa de trabajo que saque algo en limpio antes de fin de mes. Como desde hace algunas semanas, sabe que lo buscarán para buscar una salida más aterrizada al conflicto. Pero él se mantiene intacto. Sabe también que la desconfianza en los partidos políticos es casi absoluta en las bases que lo acompañan, y él mismo la comparte.

El sábado, tras la cita en La Moneda, volvió a sincerar su postura junto a sus pares y a reafirmar que no busca una carrera política ni pasar a integrar uno de ellos. Eso, sin embargo, aunque muchos de los dirigentes universitarios y políticos que lo han escuchado ven en él a un líder natural para la generación que remeció a la sociedad y “corrió el cerco” de los derechos ciudadanos. Eso, sin embargo, aunque él sólo quiere terminar luego su carrera y volver a caminar por la calle sin que la gente le pregunte qué diablos debe hacer para mejorar su vida.

Notas relacionadas