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Poder

7 de Octubre de 2011

El gesto y el precio

El sábado, dicen, Piñera estaba algo descolocado en el Congreso General de la UDI, en el edificio del Congreso de Valparaíso. En La Moneda temían que el encuentro fuera tenso. Estaban todavía en el aire los desplantes de Cristián Labbé pidiendo autoridad y la entrevista que Jovino Novoa hizo veinticuatro horas antes en La Segunda […]

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El sábado, dicen, Piñera estaba algo descolocado en el Congreso General de la UDI, en el edificio del Congreso de Valparaíso. En La Moneda temían que el encuentro fuera tenso. Estaban todavía en el aire los desplantes de Cristián Labbé pidiendo autoridad y la entrevista que Jovino Novoa hizo veinticuatro horas antes en La Segunda proclamando que “un gobierno que lleva cinco meses bailando al son de los estudiantes, ya perdió”. Y por eso es que llegó escoltado de su ministro de Economía, Pablo Longueira.

Pero lo que Piñera se encontró en el salón de plenarios no se lo esperaba: aplausos y un discurso completamente alineado con él. Ni la sombra del grupo que sólo meses atrás parecía cónclave opositor.

Sin embargo, el regalo traía un mensaje.

Y dos de sus ministros tuvieron que tomar nota de él: Felipe Bulnes y Rodrigo Hinzpeter. El primero, fue duramente criticado por cómo ha llevado los planteamientos del gobierno en las conversaciones con los estudiantes y se le echó en cara que no tenía una línea clara. Y Hinzpeter se tuvo que enfrentar a las críticas al manejo del orden y de su política de seguridad ciudadana, una de las punzadas preferidas que los gremialistas le han dedicado desde que asumió en el cargo (aparte de los reproches a la conducción política del gabinete).

Y fue Hinzpeter el primero en reaccionar, porque 24 horas más tarde presentó el controvertido proyecto Anti-Saqueo, que penaliza las tomas de instalaciones públicas y privadas. Un proyecto impensable hace menos de un año, cuando él mismo proclamaba la existencia de una Nueva Derecha (“Hoy caminas por la calle y la gente ya no percibe que este es el gobierno de una derecha momia, que no se preocupa por los derechos humanos, insensible”, le dijo a Capital en noviembre).

Es el peaje. Y lo mismo la férrea defensa que hizo Piñera a comienzos de la semana del proyecto de ley.
A Piñera le queda poco donde apoyarse en lo que va quedando de Coalición por el Cambio. Mientras RN se prepara a enfrentar una pelea -alentada por el segundo piso de La Moneda-, la UDI le ofrece sus huestes, ordenaditas, a la antigua. Es lo que ha ido perdiendo el gobierno en las encuestas. Esa base derechista que le asegura mantenerse, al menos, en el 30%. Parte de los aplausos que despertó Labbé en el pinochetismo hace una semana.

¿Qué sigue? Resulta obvio pensar que Bulnes se irá endureciendo frente a los estudiantes. El factor a resolver -como siempre- seguirá siendo Longueira, el único capaz de cambiarle el rumbo a la UDI si se lo propone.

Para sacar su Reforma Tributaria. Por ejemplo.

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