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Cultura

23 de Febrero de 2012

Los artistas que el Monstruo se chifló

Aunque no te guste, aunque no lo conozcas, aunque sus chistes sean los peores, aunque cante como el hoyo; sufres, sufres y sufres cuando el Monstruo empieza a pifear a alguien. Éstos son los momentos en Viña que más pudor ajeno nos han dado en los años de festival (a Meruane -gracias, no se molesten- […]

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Aunque no te guste, aunque no lo conozcas, aunque sus chistes sean los peores, aunque cante como el hoyo; sufres, sufres y sufres cuando el Monstruo empieza a pifear a alguien. Éstos son los momentos en Viña que más pudor ajeno nos han dado en los años de festival (a Meruane -gracias, no se molesten- no lo pusimos porque nos da demasiada pena)

Bigote Arrocet (1978)

Edmundo “Bigote Arrocet” se presentó por primera vez en Viña en el festival de 1971. Con apenas 21 años, consiguió un éxito arrollador utilizando una rutina ágil provista de frases tan ingeniosas como “Juístete, pero gorviste”. Cuando el show de Arrocet había terminado, la gente pifió, pero para que volviera y recibiera más premios. Bigote ya había recibido su antorcha, pero el Monstruo estimaba que merecía más. La presión fue tan grande que el animador de esa época, Alejandro Chávez, hizo una concesión especial. Gracias a esto, Arrocet alcanzó la (entonces) esquiva gaviota.

En 1974, Arrocet volvería a subirse a la Quinta. Esa noche le fue bien, pero ninguno de sus chistes pasaría la historia. Su presentación es recordada por entonar con orgullo la canción “Libre” de Nino Bravo. A menos de un año del golpe de estado y con los 4 miembros de la Junta Militar en el Palco de la Quinta, el gesto fue interpretado como una celebración de la llegada de los militares al poder. Treinta años después, en una entrevista con el diario La Cuarta, le preguntaron por qué cantó sobre “La libertad” en una época con toque de queda. La respuesta de Arrocet, para el bronce: “Que cada cual diga lo que desee, después de 33 años, que se pasen la película que quieran”.

En 1978 la historia sería distinta. Para ese entonces, Arrocet ya estaba radicado en España. El acento Español con que habló, irritó a un público que lo sacó entre pifias.

Video de Libre por Arrocet: http://www.youtube.com/watch?v=WU0GJqgrBN4

Eugenia Garrido (1988)

En 1988, José Luis “El Puma” Rodríguez estaba dejando la cagada en la Quinta. Ya había cantado durante casi dos horas y tenía su antorcha, pero la gente quería más. Querían la Gaviota. Según el protocolo del Festival, la única que podía autorizar la entrega de la Gaviota era la Pinochetista Alcaldesa Eugenia Garrido.

Pero la Garrido dijo que no, que no y que no. La gente pifiaba, pifiaba y pifiaba. El puma, actuando como viejo zorro, despachó la frase más notable en la historia del Festival: “A veces hay que escuchar la voz del pueblo”. El trasfondo político era claro, sobre todo para la alcaldesa, a quien nada le debe haber gustado el comentario. Pero antes de que el público se le viniera encima, no le quedó otra que entregarle la antorcha al Puma. Aunque Rodríguez nunca ha confirmado que estaba criticando a la dictadura, en una entrevista reciente señaló que su frase “interpreta a toda Latinoamérica, donde el pueblo tiene que ser escuchado”.

Sergio Feito (1990)

No confundir con Gonzalo Feito. Sergio Feito era un humorista setentero especialista en rutinas musicales que tuvo gran éxito en el Festival de Viña 1973 (el último festival antes de la dictadura). En 1990, el último Festival antes del retorno a la democracia, Feito regresó. Esta vez, con su hijo Mario. Pero no fue una buena rutina. Además de presentar un estilo de humor que ya era añejo para esa época, contaron chistes muy repetidos.

El corolario para esta rutina pobre y mal estructurada no pudo haber sido peor. Los abucheos fueron tan fuertes que se debieron apagar los micrófonos ambientales del público. Las fuertes pifias que se escucharon por televisión, eran solo de lo que llegaba a los micrófonos de los artistas y la orquesta. Tras la peor pifiadera en la historia del festival, Sergio Feito se retiró del humor y se volvió Hare Krishna.

Oscar Gangas (1998)

Oscar Ganas subió por primera vez a la Quinta en 1998. Esa noche, Gangas aspiraba a hacer “algo más que humor”. Quería plantear una tesis y que veinte mil personas le dieran la razón. Su particular planteamiento, fue el siguiente:

“La gente piensa equivocadamente que todos los chistes, para ser graciosos, tienen que ser groseros, picantes o cochinos. ¡Falso! Porque hay chistes muy buenos que no son groseros, picantes ni cochinos”.

Hasta ahí iba bien. El problema, fue lo que vino después:

“Chistes cochinos hay hartos, una enorme cantidad. Muchos. En este momento no me acuerdo de ninguno, pero hay hartos. En cambio este chiste es muy fino. Viene un niño corriendo y le dice ¡Mama! Viene el caballero que cobra el arriendo. ¿Tenis la plata? O ¿Me voy a jugar al patio un rato?”

Pifias, pifias y más pifias. Era imposible remontar. En la mitad de su rutina, Gangas dio la media vuelta y se fue para su casa. Durante largos 13 años Oscar planificó su regreso. Cuando Chilevisión adquirió los derechos del festival, pensaron en “revivir” al Monstruo. Su apuesta: invitar al pifiado Oscar Gangas. En 2011, Oscar demostró que había aprendido la lección y que su tesis estaba equivocada. Su rutina 2011 se basó justamente en chistes cochinos, de mal gusto y hasta sexistas.

Xuxa (2000)

Xuxa fue una de las animadoras y cantantes brasileñas de mayor éxito en los ochenta. Cuando plantó su escultural figura sobre la Quinta en 1990, fue todo un hit. Diez años después, los creativos de Canal 13 tuvieron la “brillante” idea de volver a invitarla. Pero “El Show de Xuxa” ya estaba bastante pasado de moda. Mientras la reina de las paquitas cantaba en el escenario, el público pifiaba.

Lo peor de todo, vino cuando entono su máximo hit “Ilarié”. Cuando Xuxa cantaba “Ilaríe laríe laríe ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh!”, el público respondía: “¡Chúpalo!”. La pobre Xuxa no entendía nada. Hasta que alguien le explicó que significaba. Entonces, la brasileña rompió en llantos. Para salvar la situación, su hija subió al proscenio y Xuxa puso cara de lástima. En un acto de grandeza único e irrepetible, el Monstruo se apiado de su víctima terminó dándole la Gaviota. Hasta los Monstruos tienen corazón.

Vanessa Miller (2002)

El año 2002, Antonio Vodanovic animaba junto a Margot Kahl (sí ¡Margot Kahl!) un programa llamado “¡Por fin es Lunes!”. Espacio en que Vanessa Miller interpretaba a Bárbara, la nana argentina de Antonio Vodanovic. En una iluminación creativa “de aquellas”, los organizadores del festival pensaron que sería una buena idea invitarla a Viña del Mar 2003.

Ella era una comediante conocida en Argentina y tenía un excelente fiato con el animador del festival. En teoría nada podía salir mal. Pero “La Nana Argentina” no convenció a la Quinta. Una cosa son los chistes groseros, que a la gente le encantan, pero otra cosa es una rutina explícitamente sexual. En medio de su desesperación, Miller saltó hacia Vodanovic para hacerle el Koala. El animador histórico de Viña le dijo “Tranquila, tranquila”. Pero el Monstruo no se calmó. Miller guardó el traje de nana para siempre.

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