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Opinión

4 de Abril de 2012

“Las cosas no van a resultar si el gobierno quiere que la oposición se submarinee”

La semana pasada asumió la presidencia del Senado y ese mismo día dio la señal de que su gestión como segunda autoridad del país se va a notar. Hoy, en medio de lo que califica como una crisis profunda de la política, propone un Foro por la Igualdad para llegar a un acuerdo nacional y reconoce trabajar por el regreso de Bachelet. Mientras el gobierno teme que transforme el cargo en una trinchera, él advierte que le exigirá acuerdos concretos. Tiene su agenda Escalona. “Voy a hacer una política de Estado: transformar el Estado”, dice.

Pablo Vergara
Pablo Vergara
Por

Foto: Alejandro Olivares

Vamos al hito, primero: han destacado que es el primer socialista después de Allende que asume la presidencia del Senado. ¿Por qué esto es importante para la izquierda?
-Muere definitivamente el artículo octavo de la Constitución, que tuvo una muerte formal, constitucional, con las reformas de 1989 y culturalmente no desapareció.

Quedó el veto.
-Quedó un sustrato de proscripción.

Pero ya habían pasado dos presidentes socialistas, Bachelet y Lagos.
-Pero en el Senado la cultura conservadora había perdurado.

Y ese cambio, ¿se notará en el país?
-Espero que se note en los meses próximos. El Senado, creo, fue pensado por los constitucionalistas del 80 -encabezados por Jaime Guzmán- como un enclave autoritario, para lo cual idearon los senadores designados, los institucionales, los vitalicios; idearon instituciones en que la correlación de fuerzas fuera a favor de los sectores más conservadores, de manera que se constituyera no solamente en una trinchera, sino en un baluarte de la contención de las transformaciones en nuestro país. Entonces, el simbolismo dice relación con que la reacción chilena simbólicamente pierde una reserva de poder significativa.

Y para la Concertación, ¿qué importancia tiene esto?
-Importancia político práctica, porque nadie pensó que la Concertación iba a ser capaz de reagruparse después de la derrota electoral de la presidencial pasada.

¿Y se reagrupa desde la presidencia del Senado?
-No, pero se ha mantenido la Concertación unida en el Senado. De hecho, la bancada de senadores es la única instancia que permaneció unida por ciertas etapas de estos tres años y fue una contribución no solamente al entendimiento legislativo entre nosotros, sino que a la unidad de la oposición. Ahora, no se trata de mantener a la coalición por darse el gusto de que continúe viviendo; lo que importa es que sea una contribución a la articulación de una oposición capaz de ser alternativa.

¿Y eso se puede conseguir desde la Presidencia del Senado?
-Vamos a ayudar.

Le pregunto porque una de las cosas que dice la prensa es eso.
-Vamos a ayudar.

Así como también mencionan que en su discurso inaugural no mencionó a la DC y por eso decían que era un discurso de trinchera, duro. ¿Fue un discurso duro?
-No. Mencioné a la Concertación y a sus gobiernos, a sus figuras, ahí presentes. No correspondía hacer una enumeración de los partidos, así que eso es una acusación bien pueril. Ahora, con relación al gobierno, creo que es lo que correspondía que dijera porque durante dos años el gobierno ha tenido como conducta pensar que el entendimiento significa que uno deja de ser lo que es.

Por ejemplo, qué caso.
-Coaptaciones. Por ejemplo, va a la Cámara de Diputados y ofrece a parlamentarios por separado arreglar determinadas cosas de sus distritos y con eso se consigue votos para la próxima votación. Pero es una mala práctica. ¿De qué sirvió “darle” unas becas a Alinco si el problema de fondo en la región de Aysén permanecía igual, intocable? ¿Qué consiguieron con eso?

Un voto.
-Un voto que transformó a Alinco en una persona desautorizada políticamente. Y con el movimiento estudiantil jugaron a desgastarlo por la vía de alargar indefinidamente el problema, que se desgastara hasta que desapareciera de escena. Pero el gobierno nunca entendió que debía entenderse con los estudiantes en cuanto tales, como eran: la demanda de una fuerza que está afuera del gobierno. Entonces, mi mensaje es bien simple y claro y se lo repetí al vicepresidente Hinzpeter y al ministro Larroulet. Yo, encantado con el entendimiento, pero veraz; no para la foto, no para engañar a la opinión pública con entendimientos que en realidad no existen. Por ejemplo, tenemos las propuestas del gobierno en educación. No cabe duda que la municipalización ha sido un cáncer para la educación chilena pero el proyecto del gobierno no solamente mantiene, sino que acentúa el poder de los alcaldes. Con ese proyecto y con esa mentalidad no es posible entenderse. Con el proyecto de las isapres tampoco es posible entenderse.

¿Y qué le falta a esto, entonces? ¿Política? ¿Oposición? Ha faltado oposición en este tiempo.
-Hemos puesto una base, que ellos no tienen por qué compartir: hemos planteado la idea de un Estado protector. Ellos tienen que convencerse que no hay posibilidad de entenderse con nosotros si no es sobre la base de que acepten una nueva manera de entender el rol del Estado. Si no, no va a ser posible. Seguir desmantelando el Estado no es posible; en esa dirección no hay entendimiento. Y lo otro es que ojalá, al igual que en Aysén, que se rompieron las barreras partidarias en torno a la necesidad de la demanda regional y pudiésemos lograr un Foro por la Igualdad. No es excluyente. Para tener la potencia necesaria, y la eficacia que se requiere, en un foro de esa naturaleza tienen que estar las fuerzas de izquierda y de centro y también la derecha.

Los empresarios.
-Por cierto que trabajadores y empresarios. En la mañana recibimos a la delegación sueca. En ese país la educación es universal y gratuita.

Por un acuerdo político que se hizo.
-Por un acuerdo histórico que tiene más de medio siglo. Entonces, hay acuerdos de país que pueden perdurar. Pero no para hacer el show, no para hacer lo que hay, sino que un acuerdo para cambiar lo que hay.

LA TRINCHERA

Usted dice que si el gobierno no entiende esto, no va a haber entendimiento. Esa postura la llamarán de trinchera.
-No, no. Es una constatación de realidad no más. Yo no tengo mandato para hablar a nombre de los veinte senadores de la Concertación pero es evidente que las cosas no van a resultar.

Da la impresión que dejan la defensa y pasan al ataque.
-Claro, las cosas no van a resultar si el gobierno quiere que la oposición se submarinee y sin mantener sus propias alternativas voten a favor de los proyectos del gobierno. Eso no es posible. Ni siquiera lo hemos discutido, pero sé que no es posible porque la oposición no va a dejar de ser oposición. Entonces no es ni una amenaza ni una posición de trinchera: es una constatación de hecho.

No hay democracia de acuerdos.
-La democracia de los acuerdos se agotó. Yo le sugiero al gobierno pensar en un acuerdo eficaz. Por ejemplo, para la reforma educacional. Pero insisto: tiene que ser un acuerdo eficaz. De hecho, antes, igual que en Aysén, se suscribió un acuerdo por la educación. Y en mayo estaba en el suelo, los estudiantes pasaron por arriba. Lo que trato de decir es que los acuerdos artificiales se están cayendo solos.
No es que sea mala voluntad ni querer negarles la sal y el agua, sino que no van a caminar alternativas que mantengan las cosas tal como están.

Iván Fuentes, de Aysén, habla de lo mal que está la política. ¿Cuánto de eso es responsabilidad de la Concertación y cuánto de la Alianza?
-Creo que la falla neuronal de la política está en la Constitución del 80, porque tiene un sistema electoral no participativo; un sistema institucional hermético y refractario completamente a la transformación; porque faranduliza la política. Como perdió su importancia real, muchos parlamentarios y políticos viven para un mundo virtual, el de la farándula. Como la política perdió su poder efectivo, entonces juegan a que hacen cosas. Y quedan prisioneros de las imágenes. La conducción del Estado necesita la política y si el gobierno, sinceramente, quiere contribuir a dejar un legado, tiene que abrirse a que renovemos profundamente la Constitución del 80, partiendo por el binominal.

¿Y ve al gobierno dispuesto a abrirse?
-Creo que la UDI no lo deja. Hasta ahora. Pero puede que la necesidad que se presente en el país sea mayor que la UDI. Por ejemplo, lo que pasó en Aysén: había en el gobierno sectores duros que no querían acuerdo pero la necesidad fue mayor. Y los duros fueron dejados de lado, independientemente de dónde estén y de la importancia que tengan.

Quiero recapitular con Aysén. Representa bastante de lo que decía de lo mal que evolucionó la política a partir de la Constitución, y en este caso la regionalización, porque no es algo que se haya gestado los últimos dos años. Ellos hablan de 30 años de abandono. Y de esos hay 20 que son de la Concertación. Por eso le preguntaba por la responsabilidad de la Concertación. ¿En qué cosas se equivocaron? Con nombre y apellido.
-Creo que los 30 años de abandono de los que hablan son además de una emigración al centro, que ha debilitado al Estado de Chile en las regiones apartadas. Entonces, acá en la Constitución del 80 y hoy en el gobierno, hay un núcleo ideológico que piensa que es absurdo y un gasto inútil movilizar a las fuerzas del Estado a la solución de los diferentes desafíos, sino que es el mercado el que se va a hacer presente y serán sus fuerzas las que arreglarán las cosas. En el caso de Aysén, estamos ante el agotamiento no solo institucional, sino que ideológico de una experiencia fracasada. El Estado mínimo, o subsidiario ya no da más. Entonces si no queremos que Chile de aquí a unos años más llegue de Puerto Montt un poco al sur, hay que pensar en un Estado por la igualdad, un Estado protector.

VANGUARDIA

A Ud. el establishment lo tiene por un articulador que da gobernabilidad, que ordena, aglutina y ahora le dicen que es una suerte de zapador, un pionero que le prepara el camino a Bachelet. Esta idea del Foro por la Igualdad…
-¿De zapador, dice Ud? No, pues: los zapadores…

Son los que van de avanzada, que preparan puentes, que…
-Y colocan las minas que después explotan.

O las sacan. Vanguardia, digamos entonces. Pero este foro: ¿tiene relación con eso? ¿Se imagina un gobierno de la Concertación encabezado por Bachelet con este lema?
-El gobierno futuro de la Concertación, obviamente todos saben que pienso que debiese ser encabezado por Bachelet…

¿Con primarias?
-Con primarias. Ese gobierno, pienso, tiene por desafío esencial la igualdad. De género, territorial, social, y el término de la discriminación, el desafío de la diversidad, del cual la situación del joven Daniel Zamudio nos habla con dramatismo. Lógico, yo trabajo para crear las condiciones políticas e institucionales que lo hagan posible, porque si la democracia se desestabiliza, retrocedemos. Si el movimiento estudiantil no tiene respuesta, va a ser un año de duras movilizaciones y al final la democracia y el sistema político se van a debilitar más todavía. Pero no tengo mandato de Bachelet ni acuerdo con ella para representarla.

¿Cómo ve el año?
-Complicado.

¿Y el segundo tiempo de los estudiantes?
-Los estudiantes han tomado nota que no pueden estar 300 días del año en la calle y moverán sus piezas con mayor cálculo. Independientemente de los sectores políticos en que se encuentren, no quieren verse sometidos a un desgaste que los derrote. Yo les encuentro toda la razón en esa mirada. No obstante, movilizaciones estudiantiles va a haber.

¿Pero no tendrían que pasar ya a una cosa más propositiva?
-La movilización sin propuesta, se debilita. Y las proposiciones sin movilizaciones no son escuchadas. Nadie hubiera escuchado a Iván Fuentes si no hubiese tenido la comunidad regional respaldándolo.

¿Qué le enseña Aysén al resto del país?
-Que van de la mano lucha y amplitud. Porque el movimiento de Aysén era muy amplio, no era por darse un gustito, además. Y segundo: firmeza y sagacidad, porque tuvieron capacidad de aguantar y resistir pero al mismo tiempo tuvieron habilidad y lucidez. Generaron una conducción a su movimiento de mucho valor.

¿Cómo vio la reacción del gobierno?
-Le costó aprender que tenía que ceder, pero valoro que lo haya hecho. Como le dije al ministro Larroulet, el que más iba a ganar cuando hubiera acuerdo iba a ser el propio gobierno, porque la situación ya no daba más, no iba a aguantar un día más. Podíamos avanzar hacia una catástrofe.

Su relación con Larroulet, ¿era buena antes?
-No, nunca ha sido buena. Nunca, ni cuando él era de oposición y yo de gobierno. Nunca, en ninguna circunstancia.

¿Quién es Larroulet para Ud.? Dijo que era un alma en pena.
-Sí, estuvo un año sin tomar ninguna iniciativa en Valparaíso. No tenía ninguna interlocución, además. Jugó mucho a la política de conseguirse un voto aquí y poder subvertir la correlación de fuerzas a base de golpes afortunados de conseguirse un votito, dos votitos. Y eso condujo a que el gobierno se paralizara en su capacidad legislativa durante mucho tiempo, de manera que no retiro el término. Espero que él extreme su capacidad de entendimiento con la oposición. Pero, repito, hay que entenderse en serio, no para la cosa chica. Yo al gobierno no le voy a hacer ninguna jugarreta reglamentaria: dejarle un proyecto pendiente para el otro día o alargar la sesión para que quede para diez días más, después de la semana regional. A mí esas cosas me parecen absurdas, y si hay que citar a sesión extraordinaria, voy a citarla porque no sesionar para que el gobierno deje de promulgar una ley una semana más tarde es una cosa… todas esas cosas chiquititas son tonteras. Pero el gobierno es el que la lleva, entonces tiene que proponer acuerdos de fondo. Por ejemplo, el gran acuerdo del año 2012 debe ser desmunicipalizar la educación.

Pero cuando habla de un núcleo ideológico en el gobierno, habla de Larroulet, y él es el hombre que lleva la relación con el Congreso.
-Y él es el que hace treinta años le impuso a los alcaldes (la municipalización) y el que la sigue defendiendo.

¿Qué posibilidad de acuerdo hay con él?
-Bueno, así como el gobierno se convenció que Aysén exigía ceder, tiene que aceptar que la educación chilena no puede seguir en manos de los alcaldes, porque eso la fragmenta y atomiza en más de trescientas unidades como estancos, incomunicadas, que hacen fracasar completamente la enseñanza. Y tenemos que generar agencias de educación de otra naturaleza. Eso será un cambio de verdad de fondo.

Su presidencia debiera ser activa en lo político.
-Va a ser activa porque este año, bueno, coinciden las municipales y dicen que después de mitad de año va a ser poco el trabajo legislativo, pero no creo que sea así.

El presidente del Senado siempre toma una posición de estadista, se plantea un poco sobre el bien y el mal.
-Bueno, yo voy a hacer una política de Estado: transformar el Estado. Jajaja. Claro. Hay que transformar el Estado, hay que abrir paso a una nueva manera de entender su rol, sino el sistema político se va a derrumbar. No aguanta más.

LA REACCIÓN

Cuando partimos hablando, usted habló de la reacción. ¿Dónde está la reacción hoy?
-La reacción es la que quiere mantener el modelo sin cambiarlo, incólume. Y ya no aguanta más.

Los empresarios.
-También. Empresarios, ideólogos de la dictadura. Por ejemplo, cuando se reactiva el señor Büchi, que está atento, y se reactivó y hace pesar toda su influencia sobre la UDI porque hay que mantener todo como está.

Porque la misma UDI está en una discusión interna.
-Por primera vez la UDI está en una discusión y eso demuestra la profundidad del desafío, porque la UDI no es un partido que acostumbre discutir; si la UDI está discutiendo es porque hay problemas.

Este terremoto empezó hacia finales del gobierno de Michelle Bachelet.
-Sí. Creo que empezó con los pingüinos.

Claro. Y empezó a decantarse y ocurrió lo que ocurrió con las primarias de la Concertación y MEO. ¿Hay alguna autocrítica que se haga por ese periodo en la Concertación?
-Dentro del PS y de la Concertación, creo que…

A usted lo acusaron de autoritario.
-No, no. Yo no expulsé a nadie. Todos los que se fueron se fueron solos. Eso me parece absurdo, pero sí creo que no dimos cabal importancia, subvaloramos, la gravedad de la crisis educacional y el impacto de la municipalización, porque eso tiene un efecto en toda la sociedad. La movilidad social hoy no corre porque tenemos un sistema educacional que no la permite. Un joven en una comuna rural, si termina la enseñanza media ahí, no tiene ninguna herramienta para salir de la pobreza. Va a ser igual de pobre o incluso más pobre que antes. El sistema educacional perdió toda su capacidad de movilidad. Y eso afecta a toda la sociedad.

Y al sistema político, también. Porque ese joven tampoco va a ser senador.
-Ahí viene no solamente el desánimo, también la desafección, el desengaño. Eso primero. No nos sacudimos de la municipalización oportunamente y no fuimos capaces de cambiar el sistema cuando teníamos más fuerza. Ahora en la oposición tenemos menos pero, y segundo…

¿Perdió la Concertación su vocación de cambio? Porque están en el poder cuando ocurre lo de los pingüinos. Ya, no se vio venir pero fue un proceso largo, también.
-Creo que diferencias internas nuestras influyeron. Por ejemplo, el grueso de los alcaldes de la Concertación, no todos claro, se hicieron parte de la municipalización porque les llegaba a ellos, porque la administraban y servía para sus reelecciones. Pero no fuimos capaces de captar oportunamente la decisión de la sociedad chilena de ir más allá de lo que habíamos llegado.

Es como lo que dice Lagos, que cambiamos el país pero no nos dimos cuenta.
-No, no, no, no. Si el país no lo cambiamos tanto. No lo cambiamos tanto. La sociedad chilena planteó la necesidad de una profundización democrática y de reponer un programa de cambio y nosotros no lo interpretamos oportunamente.

¿Y a nivel de partidos? Quiero insistir si hay alguna autocrítica por lo que pasó con MEO.
-No, porque él se fue solo, nadie lo echó. Creo que la autocrítica tiene que ver más bien con la campaña que hicimos: excesivamente partidista…

¿Alejada de la gente?
-Excesivamente partidista. La sociedad quería una participación y una gravitación mayor. Y no fuimos capaces de construir los canales para hacer eso.

¿Y cómo se remedia eso? Ahora hay una primaria.
-Los partidos tienen que trabajar una propuesta primero y esa tiene que hacerse escuchando a todos los actores, tanto sociales como regionales.

Pero para usted, ¿todos los caminos conducen a Bachelet?
-Estoy colocándome en el caso que la decisión de Bachelet sea competir. Estoy colocándome en ese caso, porque no soy su vocero, no estoy autorizado para saber si ella va a competir o no.

Pero sí puede trabajar por construir un espacio en caso de esa decisión.
-En el caso que ella decida competir, creo que su respaldo ciudadano prevalecerá.

Y ese respaldo ciudadano, ¿cómo hace crecer su base con los movimientos sociales? Sean Calama, Aysén o los estudiantes.
-Deberá abrirse.

¿Ampliarse la Concertación? ¿O fundarse otra cosa?
-Creo que el gobierno de Bachelet, en caso que así ocurra, necesita una nueva coalición, más amplia.

¿Como la que hoy está con el PC o más amplia?
-Más amplia, todavía. Tanto hacia la izquierda como hacia el centro, con actores que se restaron o independientes o que nunca participan en política y que estos años han ayudado no al gobierno de la Concertación sino a la recuperación de la democracia. Hay gente que va más allá del ámbito de la Concertación que puede perfectamente incorporarse. Figuras republicanas que están dispuestas a colaborar. Y figuras sociales más a la izquierda, también.

Y eso es darle un canal político a este Foro por la Igualdad.
-El Foro creo que ayudaría a clarificar las voluntades políticas. Y a que el debate político del próximo año en torno a la elección presidencial sea en torno a grandes opciones.

¿Le gustaría que ese fuera su gran programa desde la presidencia del Senado?
-Así lo manifesté al asumir: que un Foro por la Igualdad sería una contribución notable.

¿Cómo lo recibieron sus pares?
-Entre los más cercanos, bien.

¿Y entre la reacción?
-Ahora hay que trabajar la idea. Hay que abrirle paso, porque no se impone de manera espontánea.

Porque, siguiendo con la idea de la reacción y escuchando el debate del aborto, la frase de Ena von Baer, esto de prestar el cuerpo, me parece un gran sinceramiento de la discusión: que al final donde topamos es en la religión.
-Claro, encuentro que su punto de vista es ultra liberal porque si ella dice que el acto de la maternidad consiste en tomar la decisión de prestar el cuerpo para hacer posible la maternidad, perfectamente la persona que toma esa decisión puede tomar la contraria y decidir interrumpir la gestación y aplicarse un aborto. O sea, ella con su expresión trató de darle un sentido duro, de fe, de martirio como dijo Jaime Guzmán, a su posición. Pero es de una dureza solo aparente, creo.

También en lo que dijo hay un eco de Virgen María, de ser el canal…
-Por eso digo aparentemente es de martirio su opinión pero es muy frágil ese martirio.

Pero además, más allá de eso, el pero al aborto es religioso.
-En definitiva, sí. En definitiva, todos los argumentos que se han dado no tienen una razón efectiva sino la fe.

Y eso es imponerle al resto del país algo.
-Eso significa que se sobrepasa o se viola la naturaleza laica del Estado.

Algo parecido va a pasar con el caso de Daniel Zamudio. ¿Qué pasa si con su drama se reactiva la discusión de la eutanasia? ¿Usted estaría dispuesto a reponerla?
-Creo que primero vale la pena concluir el proceso de aprobar la ley contra la discriminación. Eso vale mucho más la pena y es un desafío mayor, porque en la Cámara de Diputados es probable que la oposición que hubo en el Senado a algunos de sus artículos sea aún más dura.

A qué se oponen.
-Se opone un sector integrista de la UDI.

Pero a qué.
-Al término de la discriminación por identidad de género. Lo que les inquieta es la identidad de género, que una persona pueda, independientemente del sexo que dice el carné, sentir que su identidad de género es otra. A esa identidad de género que es perfectamente posible que ocurra, que una persona hormonalmente…

Pero esto en una sociedad moderna, democrática, es una discusión iraní.
-Por eso digo, que para mí es muy importante dar esa discusión ahora.

Con esa gente es con quienes usted quiere hacer un Foro por la Igualdad y confía en sacarlo adelante.
-Bueno, ellos dicen que están por la igualdad.

¿Pero me entiende el punto?
-Claro.

En esta entrevista, usted ha girado sobre un núcleo duro ideológico.
-Claro.

Ese grupo está en la Cámara, muy definidamente.
-Y es duro, duro. Pero creo que el desafío que se ha planteado la sociedad civil les obliga a pensar.

¿Y qué desafíos tiene la Concertación desde la sociedad civil?
-Responder a él, porque de lo contrario va a ser simplemente desplazada. Si la Concertación no se sobrepone a sus imperfecciones, ahí sí que va a pasar al recuerdo de manera definitiva.

EL PROGRAMA

Los estudiantes sentían el año pasado que la Concertación los había traicionado.
-Bueno, yo no siento lo mismo. Pero yo…

¿Cómo se convence a esos cabros que voten y participen?
-Sobre los 20 años de Concertación no tiene por qué proponerse llegar a un criterio común. Lo que importa es compartir lo que hay que hacer.

El programa.
-El programa. Porque los que participaron de los gobiernos de la Concertación van a decir “miren, en verdad las dificultades nos impidieron hacer más”. Y los más jóvenes, que no participaron, van a decir “no señor, era posible hacer más”. Y esos dos puntos de vista no se van a juntar. Entonces, hay que definir lo que se debe hacer. Un programa realizador, de reformas que sean concretas y prácticas y que en consecuencia la sociedad las pueda cobrar, reivindicar, pueda decir concordamos hacer tantas cosas y no se están haciendo.

El gobierno está lanzando ahora su reforma tributaria.
-Sí, la información que hay es limitada pero es como…

¿No hay algo concreto ahí, sobre la mesa?
-Creo que aquí vale la frase que se dijo cuando Jorge Alessandri propuso la primera ley de Reforma Agraria a comienzos de los sesenta: una reforma de macetero. Creo que la reforma tributaria que informó el ministro Larraín es de la chaucha.

¿Es un eslogan?
-Es una expresión de la dependencia mediática del Ejecutivo.

Al margen: ¿en qué falla el gobierno? Si uno piensa, estuvieron veinte años preparándose para llegar al poder.
-Falla en que no cree en el Estado. Son un núcleo ideológico que no cree en el Estado. Por eso fallan.

¿Y qué es ser de izquierda en Chile? ¿Dónde está la izquierda? ¿Ser partidario de aumentar El Estado?
-No solo el Estado. Es una aspiración a la justicia social que obliga a modificar el rol subsidiario del Estado hacia uno protector y abrir las puertas de la democracia a la participación. No puede haber democracia limitada; y esa limitación es el binominal. Esa es la gran diferencia con la derecha, que se esfuerza por mantenerla porque limita la participación.

Hay varias derechas. Una conservadora, otra empresarial y esta otra, la UDI popular. ¿Qué es para Ud.?
-La UDI popular es la misma UDI.

¿Qué es la UDI?
-La UDI es la fuerza que sostiene la Constitución del 80 en su sentido más original: Estado subsidiario, sistema binominal, primacía de las fuerzas del mercado. Y la UDI son los que idearon el esquema institucional y por eso lo defienden como lo han hecho estos veinte años.

Y no llegó al poder, sino que llevó a Piñera a él. ¿Le ve posibilidad de ganar la interna y ser ellos el candidato de la Alianza? Tienen una junta mañana.
-El que ellos vayan a tener el candidato de la Alianza depende de cómo quieran tenerlo. Porque una cosa es que apoyen a un independiente, como dicen…

Golborne.
-Claro, que apoyen a Golborne versus Allamand y que Golborne gane esa primaria y que eso le diera a la UDI mayor manejo. Y otra cosa es que lo intenten con Longueira, un candidato presidencial propio. Son dos alternativas distintas. Pero en definitiva la UDI es un partido frío, como un témpano. Y va a finalmente a decidir en función del poder que cada decisión signifique.

Recuadro:

CUBA
Hoy estuvo con Lorena Fríes, del INDH. Dijo que en democracia los DD.HH. no eran ni de izquierda ni derecha.
-En democracia, claro, la legitimidad de la defensa de los DD.HH. es que estos son universales. Nadie puede quedar excluido.
Universales. Eso le quería preguntar: ¿cómo se ve hoy, el 2012, la situación en Cuba?
-Se ve como una severa restricción de derechos fundamentales.
¿Como una dictadura?
-Yo pienso que el mandato que ha asumido el presidente Raúl Castro está en evolución. Y que el liderazgo cubano será capaz de proponer alternativas que signifiquen una reestructuración de la naturaleza del Estado.
Hacia una democracia.
-Creo que el caso cubano, sin apertura democrática, está con una limitación insalvable. Entonces, su liderazgo será capaz de asumir ese desafío.
Y a excepción de Cuba, ¿la democracia en América Latina cómo la ve? ¿Su salud?
-La salud de la democracia en América Latina es deficitaria. Tiene pulmonías en algunos países, muy fuerte. Como por ejemplo en los países centroamericanos, esos Estados tan sufridos que la dependencia durante siglos los ha sometido a condiciones paupérrimas. Ahora están bajo el acoso de la droga, de las mafias, de la delincuencia.

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