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Cultura

17 de Abril de 2012

El desierto de Atacama se transforma en un laboratorio de pruebas para futuros viajes a Marte

El desierto de Atacama se ha convertido en los últimos años en un laboratorio de ensayo para futuros viajes en busca de vida microscópica en Marte y la Luna, cuyos desolados paisajes se asemejan mucho a los del árido e inhóspito norte chileno. Allí se han probado robots que podrían caminar por superficies extraterrestres, se […]

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El desierto de Atacama se ha convertido en los últimos años en un laboratorio de ensayo para futuros viajes en busca de vida microscópica en Marte y la Luna, cuyos desolados paisajes se asemejan mucho a los del árido e inhóspito norte chileno.

Allí se han probado robots que podrían caminar por superficies extraterrestres, se han llevado a cabo investigaciones para detectar microorganismos y se han ideado centros operativos para impulsar actividades que tratan de indagar en el más allá.

Uno de los proyectos más llamativos es la estación de investigación Luna Marte Atacama (Moon Mars Atacama Research Stations, MMARS, en inglés), cuya construcción carece aún de fecha definida.

Impulsada por la Universidad de Antofagasta, la MMARS constará de una estación base y un hábitat se simulación de ambientes extraterrestres y pretende convertirse en un centro de referencia para las investigaciones de entidades internacionales.

El centro se levantará en la llamada Estación Yungay, a unos 80 kilómetros al sureste de Antofagasta y unos 1.300 kilómetros al norte de Santiago, en unos terrenos que el Ministerio de Bienes Nacionales entregó en concesión el pasado marzo.

“Ahora es tiempo de conseguir los socios, conseguir las inversiones y los fondos para desarrollarlos. Tenemos el terreno y ahora hay que comenzar a levantar los cimientos”, dijo a Efe Carlos Riquelme, vicerrector de la Universidad de Antofagasta.

Junto a la MMARS se levantará además la bautizada como Plataforma Solar del Desierto de Atacama (PSDA), que permitirá desarrollar proyectos relacionados con la concentración solar en un lugar con elevada radiación.

La idea, explican, es emular la plataforma solar que el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) tiene en Almería, en la esquina suroriental de España.

La MMARS podría haber servido, por ejemplo, como base de operaciones de investigaciones como la que realizó un grupo de científicos chilenos y españoles para detectar microorganismos que viven en condiciones extremas (extremófilos).

El equipo realizó una perforación cerca de un salar en los alrededores de Iquique, a 1.780 kilómetros al norte de Santiago, analizó los testigos de roca y halló bacterias y arqueas (microorganismos primitivos) que viven sin luz solar ni oxígeno.

Así lo explicó a Efe Álex Echeverría, del Centro de Biotecnología de la Universidad Católica del Norte, que intervino en este proyecto junto con un equipo del Centro de Astrobiología perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España.

En esta investigación, cuyos resultados se publicaron en 2011, utilizaron un instrumento llamado Signs of Life Detector (SOLID), equipado con un biochip que contiene 450 anticuerpos para identificar material biológico y que podría ser empleado para detectar vestigios de vida en la superficie de Marte.

“Actualmente estamos trabajando en colaboración con grupos de la NASA para demostrar la utilidad de SOLID en futuras misiones astrobiológicas a Marte”, explicó a Efe Víctor Parro, experto del CSIC que participó en el estudio.

Este científico español admite que dada la actual situación económica tanto en Estados Unidos como en Europa en estos momentos “no se prevén importantes misiones a Marte”, pero cree que “hay que estar preparado para cuando haya nuevas oportunidades”.

SOLID podría integrarse en alguno de los múltiples robots que se han ido probando en los escarpados terrenos del desierto chileno desde hace más de quince años.

Ya en 1997, la NASA y la Universidad Carnegie Mellon de Estados Unidos probaron durante cuarenta días el robot “Nomad” que tenía el objetivo de buscar agua, hielo y minerales, con la meta a largo plazo de superar estos mismos retos en una futura expedición a la Luna o a Marte.

La NASA sigue tratando de perfeccionar estos pequeños vehículos y actualmente está desarrollando un nuevo robot, dotado con un taladro de toma de muestras de un metro de longitud, que será probado en Atacama en 2013, según dijo a Efe David Wettergreen, investigador de la agencia estadounidense.

Estas iniciativas se llevan a cabo además en una zona donde se concentran grandes observatorios astronómicos, entre ellos los telescopios de La Silla y Paranal, propiedad del Observatorio Europeo Austral (ESO), y el conjunto de 66 antenas de radiotelescopio que conforman ALMA.

Todo ello en un terreno yermo donde la sequedad invita a mirar hacia el límpido cielo en busca de otros planetas donde la vida, casi una quimera en el desierto, sí sea posible.

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#Atacama#desierto#Marte

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