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Opinión

1 de Junio de 2012

“Moreira: un tipo muy desagradable, muy pesado, muy avasallador, muy violento”

Rompiendo la dieta que le impuso su doctor, Tommy Rey se zampó don completo mientras hablaba de todo con The Clinic, sobre todo de política (Bachelet y Piñera incluidos), contando cómo los milicos lo obligaban a tocarles cumbias en los cuarteles. Habla también de su relación con Luisín Landáez y de su música favorita. Todo con ocasión de los 30 años que por estos días cumple su sonora.

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Foto: Alejandro Olivares
Agradecimientos restorant Donde Zacarias
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Hace años que Patricio Zuñiga -el verdadero nombre del popular Tommy Rey- está a dieta por culpa de una hipertensión. Su médico le dijo claramente “chao fritanga, chao sal, chao azúcar, chao comida chatarra”. Y le ha costado cumplir con esa estricta dieta. “Donde vamos nos reciben con un asado y uno no puede decir que no”, dice. La tentación es grande. Así y todo, pocas veces se sale del bistec a la plancha. Pero como un completo no es un festín que se dé todos los días, para esta entrevista se zampó gustoso uno, que chorreaba mayonesa, palta y tomate, en la picada Donde Zacarías.

Tommy Rey no quiere ser gordo. No le gusta verse en pantalla como un guatón. “Uno tiene que cuidar un poquito su imagen”, dice. Cuidar un poquito su imagen pasa también por teñirse el pelo negro azabache. Según él, las canas lo hacen ver más viejo y no quiere verse viejo cantando. “Mi señora me lo tiñe. Ella me cuida en todo. Tengo señora para todo servicio. Me maneja el auto. Me regalonea harto. Es muy atenta”.

El 16 de junio, en la Estación Mapocho, celebrarán a lo grande con invitados variopintos como Garras de Amor, Los Charros de Lumaco, Zalo Reyes y Los Ramblers. Una fiesta que promete durar hasta el amanecer. Es que no todos los días se cumplen 30 años en las pistas.

LAS PLANTAS
Decía que su señora lo atendía en todo. ¿No cae usted en ser machista?

-Mi señora me dice que lo soy, pero en broma. Para mí, la mujer tiene los mismos derechos que el hombre. Incluso trabajan más porque llegan a trabajar a la casa, mientras el hombre va a la pega y llega a la casa a puro descansar.

¿Usted trabaja en la casa?
-Mucho.

¿Haciendo qué?
-En el computador, navegando, ja.

Y así me dice que no es machista… ¿Y tiene facebook?
-No he querido. Soy de bajo perfil. No soy florerito. No me gusta andar mandado twitter. Lo que sí hago en mi casa es regar las plantas. Estoy como dos horas, me pongo los fonos y escucho música orquestada mientras riego. Tchaikovsky o Claude Debussy. Me encanta la música clásica. Es una maravilla el Claro de Luna. Esa música me relaja. Soy coleccionista de música clásica y de música antigua, así como de películas antiguas, de esas en las que trabajaba Pedro Infante y Jorge Negrete.

¿Y películas chilenas colecciona?
-Muy pocas. Las actuales están muy dedicadas al sexo y al garabato. Lo primero es el huevón, el tal por cual, la otra aquí y el sexo allá. Pero me gustó mucho Machuca. Es buena. Mostró una parte importante de lo que pasó en esos años. Y esas películas valen la pena.

CUMBIA EN DICTADURA
¿No escucha nada de cumbias?

-No, no, no. Salvo cuando ando buscando un repertorio y escucho grandes orquestas de salsa. Pero un poquito. No soy de escucharlas.

¿Cómo era hacer cumbias en esos años de Machuca?
-Trabajábamos menos, nomás. Pero se escuchaba harta cumbia. En esa época se puso de moda Amparito Jiménez, Luisín Landáez y la Sonora Palacios, donde cantaba yo. Lo único que me molestaba de ese entonces era que tenía que ir obligado a tocar a los cuarteles.

¿Cómo?
-Los militares nos iban a buscar a la casa, con metralletas y cascos, y nos obligaban a tocarles en sus fiestas. Podríamos habernos negado, pero hacerlo podía ser peligroso.

¿Y?
-Y tocábamos, aunque no estábamos de acuerdo. Al menos yo nunca estuve de acuerdo con el golpe, así que no lo hacía de buena gana. Nunca tocamos para Pinochet, pero sí para fiestas de militares. Ellos hablaban con los hermanos Palacios -que eran los dueños de la Sonora-, quienes decían que sí y teníamos que ir todos. Pero que quede claro que no todos estábamos de acuerdo.

¿No?
-Era una época complicada. Quizás si no hubiéramos ido, a lo mejor no habría pasado nada. Pero eso no lo sabemos. El año 82 me retiré de la banda y formamos la Sonora de Tommy Rey. Y desde que llegó la democracia siempre tocamos para la Concertación.

Usted de hecho es concertacionista. Tocaba para Bachelet.
-Sí. Varias veces tocamos para ella. Ella, incluso, bailó varias veces con nosotros en el escenario. Tenemos unas fotos muy lindas con ella. Es muy amable, muy agradable. Ella es una persona normal, no es empaquetada. Cuando era ministra, fuimos a tocar a una población y llegó ella de invitada. Y todos empezaron “la colita, la colita”. Y la movió. Cuando después nos tocó otro evento en el que estaba, me pidió pa callado “por favor, no me hagai mover la colita”. Tocábamos para ella, pero contratados. No por gusto simplemente.

Pero hay una cosa de principios también. Por ejemplo, si lo contrata Piñera, ¿tocaría para él?
-No lo haría. Hay una cosa de sentido común: ser respetuoso con la gente que nos ha contratado por años. A nosotros siempre nos ha contratado gente de la Concertación. Si nosotros fuéramos a tocar para la gente de derecha sería feo. Sería faltarle el respeto a la gente que siempre nos ha dado trabajo. Por eso más que nada. Porque no es que a uno le caiga mal toda la gente de derecha. También hay gente buena. Así como en la Concertación también hay gente buena y mala. En todos lados se cuecen habas.

¿Y a quién salva de la derecha?
-No sé… Hay gente respetuosa, que da gusto como hablan y se dirigen a la gente. Pero la mayoría tienen sus ideas muy cerradas. Y en este momento, por ejemplo, no quieren soltar nada para lo que están pidiendo los estudiantes. Siempre hay una explicación, que esto, que esto otro, y al final siempre buscan algo para no ponerse de acuerdo. Hay gente que es desagradable en la derecha.

¿Cómo quién?
-Claramente, ese Iván Moreira: un tipo muy desagradable, muy pesado, muy avasallador, muy violento.

¿Lo conoce?
-No. Simplemente me cae mal por lo que he visto que dice en los medios.

¿Le ha gustado el gobierno de Piñera?
-Es malo prometer mucho cuando se sabe que no se va a poder cumplir. Ahí está el error más grande de Piñera: decir que terminaría con la delincuencia cuando todos saben que es muy difícil. Creo que si sale la Concertación, si es que vuelve la Bachelet, que me encantaría, andaría mucho mejor la cosa.

Ahora a ella le están dando duro por el terremoto.
-Es una estrategia política muy notoria para echarle la culpa porque saben que si ella va como candidata les gana por los palos. Yo creo que de toda la gente que estaba en la Onemi esa noche, nadie quería que muriera gente. Fueron errores, pero no para crucificarlos. Y ahora eso está siendo muy aprovechado políticamente. El otro día me preguntaban cómo veía la política actual y respondí que mal.

¿Por qué?
-La política no es como antes. A uno le gustaba un candidato e iba con ganas a votar, pero ahora uno no halla por quién chucha votar.

¿Quién le gustaba antes?
-Allende. Siempre me gustó. Él quería hacer algo por Chile, pero no lo dejaron. No pudo. Y, bueno, también dentro de la misma izquierda había gente que atornillaba al revés y se lo anduvieron cagando. Se aprovecharon mucho de eso.

¿Qué le gustaba de Allende?
-Que era un líder. Hablaba muy bien. Tenía un muy buen discurso. Y lo conocí. Tengo una foto con él.

¿Cuándo lo conoció?
-En el hotel City de Concepción. Otra persona le pidió si se podía sacar una foto conmigo y me dijo que encantado. Faltan hombres como él.

LOS ESTUDIANTES
Ustedes tocan siempre en universidades. ¿Cómo ha visto el conflicto estudiantil?

-Hemos estados varias veces con Camila Vallejo y con toda su gente cuando vamos a tocar a la Fech. Y tienen toda la razón de reclamar los muchachos. Están en su derecho. Lo malo es que se mete gente en el gallinero y deja la embarrada todo el tiempo. Y desprestigia el asunto. ¿De dónde viene esa gente?, me pregunto. ¿Por qué nunca se ha sabido de dónde viene toda esa gente? ¿Quién los manda? ¿Acaso no los mandan? ¿Por qué los carabineros tiran agüita desde lejos y no va un tremendo pelotón y los agarra a todos cuando están dejando los desmanes? Da para pensar eso.

¿Por qué?
-Porque ellos están estrenados para eso. Andan con cascos, bien protegidos, con chalecos antibalas, por qué no se acercan y los agarran ahí mismo en vez de agarrar a gente que no tiene nada que ver con la historia. Eso me preocupa.

¿Qué le parece Camila Vallejo?
-Muy simpática, muy inteligente. Es una política onda a lo Gladys Marín. Aunque de repente dice cositas por ahí que no son del gusto de la gente. Por ejemplo, cuando dice que Fidel Castro es una luz… No, no, no encuentro conveniente que salga con esas cosas. Ella no debería mirar tanto para Cuba. Pero soy un fan de ella.

¿Qué otros problemas ve en Chile?
-Mucha discriminación. Mucha gente es mirada en menos. A las nanas las discriminan. Eso está mal.
A propósito, el año pasado en su disco “Los padres de la cumbia” venía el tema “Doña Juana”, dedicado a las nanas.
-Ese tema, que es de Pepe Ureta, llegó a nuestras manos justo cuando salió esa señora hablando en contra de las nanas, diciendo que no debían caminar por su condominio. Esa discriminación me parece terrible. Las nanas son gente de trabajo y tienen los mismos derechos que todos. Pero pasa que hay mucha gente que te mira pa abajo. Por eso, la letra dice sus verdades. Habla de los politiqueros que ofrecen tantas cosas por el voto y al final nunca pasa nada con sus promesas. Por ejemplo, tenemos a alguien bien importante aquí cerquita.

¿Quién?
-¡El presidente, pues!

¿Usted puede distinguir a una persona si es C2 o C3 como cree poder hacerlo el arquitecto Cristián Boza?
-Es un estúpido al decir eso. Está equivocado. El profesor tiene que enseñar y el que no quiera aprender, cosa de él, pero no puede un profesor estar fijándose de dónde viene el alumno. Que cumpla con lo que tenga que hacer. No más que eso.

EL SECRETO
¿Alguna anécdota que recuerde de estos 30 años?

-Una vez tocamos en las rocas de Santo Domingo donde había pura gente de ojitos azules. Empezamos a tocar y nadie bailaba. La gente no se movía. Estaban tiesos en sus asientos. Más encima el concierto era en un teatro. Nos miraban con cara rara. Nos costó que se armara la fiesta. Fue incómodo. Pero no sé cómo lo hicimos y todos terminaron bailando.

¿Cuál es la receta para llevar 30 años en un grupo sin pelearse?
-Nos hemos preocupado de que todos los músicos ganen bien. No somos abusadores con los músicos. Hay muchas orquestas que pagan muy poco. Entonces, se aburren y se van.

En su momento, Luisín Landáez los criticó diciendo que a ustedes les iba bien sólo porque cobraban poco.
-Es una mentira la que se mandó. A lo mejor estaba un poco celoso, resentido, porque no lo llamaba nadie a tocar. Nosotros no podemos andar gritando en los diarios cuánto ganamos. Porque hay orquestas que tampoco pueden cobrar tanto… entonces, hay que tener cuidado. Pero lo de Luisín fue bien desagradable para mí. Porque él estaba bien viejito. Lo vi cantar en Valparaíso y lo empezaron a pifear y veníamos nosotros después y los cabros empezaron a gritar “Tommy Rey, Tommy Rey”. Me dio pena.

¿Y se reconciliaron finalmente?
-Una vez nos encontramos en una cena de la SCD y él estaba sentado en una mesa, solo. Y estuve a punto de pararme a saludarlo, pero no. Bueno, la cuestión es que estaba en el baño y me lo topé ahí. Entonces, de repente lo vi que se le iban cayendo los pantalones y no se los podía afirmar. “Súbete los pantalones, viejo de mierda”, le dije. Me quedó mirando y se alegró. Eso fue lo último que supe de él. Desgraciadamente murió después. Son cosas que pasan.

¿Qué le parece el boom de la guitarra de palo con músicos como Chinoy?
-De verdad que no he escuchado mucho. Para que te voy a mentir. Es una alternativa y eso es bueno. Más no sé. Me gusta la música que sea poética, que no sea sólo chuchoca ni puro tandeo, sino que también que tenga contenido y que sea más intelectual.

¿Se siente un padre de la cumbia?
-No. Para nada. Eso salió porque cuando vamos a tocar, los jóvenes siempre nos dicen “ahí vienen los padres de la cumbia”. Por eso salió el nombre del disco. Pero no estoy muy de acuerdo, porque no me siento el padre y menos me creo el cuento… Además que llevamos tanto años en el cuento que podemos ser incluso los abuelos de la cumbia.

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