Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Cultura

6 de Junio de 2012

“No creo que haya una diferencia entre cómo aman los gays y los hetero”

Está el estereotipo del peluquero cola como gay universal. Un gay al que nunca se le dirá homosexual. Siempre será “el cola” y hará pensar -gracias a la tele, tal vez- que ése es EL gay. Pero lo que hace Julio Jorquera con “Mi último round” -estreno 14 de junio- es huir de los personajes […]

Camila Gutiérrez
Camila Gutiérrez
Por

Está el estereotipo del peluquero cola como gay universal. Un gay al que nunca se le dirá homosexual. Siempre será “el cola” y hará pensar -gracias a la tele, tal vez- que ése es EL gay.

Pero lo que hace Julio Jorquera con “Mi último round” -estreno 14 de junio- es huir de los personajes tipo. El gay peluquero -interpretado por Roberto Farías- también es boxeador. Su historia de amor es con un tipo (Héctor Morales) que parece ser homosexual decidido, pero no lo es tanto. Y, el punto de partida de la historia, también se mueve en polos que -aparecentemente- son contradictorios:

Julio cuenta:

-Cuando estaba recién empezando a trabajar y terminando de estudiar, estábamos haciendo un corto en Chiloé y había una persona que nos ayudaba allá. Un huilliche que tenía un amigo que era santiaguino. Teníamos que trasladar una cocina a leña desde su casa hasta la playa y la única manera de hacerlo era en un bote. Entonces, ahí, el huilliche iba remando y el otro iba jugando con el agua. Era una imagen muy masculina y femenina. Y de ahí me quedó esa imagen en la cabeza.

-No pensaste en el tema del boxeo en ese momento…

-No. Nada. Sólo me llamó la atención la historia de dos hombres que se enamoraban y donde había un lugar geográfico que los acogía, que se podían esconder ahí, que podían estar tranquilos. Ésa fue la idea principal. Después llegué a lo del boxeador y a lo del peluquero, porque cuando fui a investigar, llegué a Osorno porque es cuna de boxeadores. Osorno e iquique.

-¿Conocías algo del mundo del boxeo?

-Nada. No sabía nada. Primero, no conocía Osorno. Segundo, no sabía nada de boxeo. La historia era completamente ajena a mi pero me llamaron la atencíon estos dos personajes y la idea de crearles una historia.

-¿Por qué juntaste ser boxeador y peluquero en un sólo personaje? Son como los dos íconos…

-Lo del boxeador es porque quería una imagen masculina. Y del peluquero siempre me quise escapar. Quería que trabajara en algo pero no quería que fuera peluquero. Cuando llegué a Osorno empecé a ver peluquerías, peluquerías, peluquerías y fui a un gimnasio en el que hacían boxeo y me decían cosas obvias: que era algo muy esforzado, que tenían poca ayuda, todas cosas obvias, que uno las veía al ver el gimnasio. Y de repente dije: “oiga, quiero hacer una pregunta. ¿Por qué hay tantas peluquerías?”. Ahí me contaron que a principios de los ochenta -fines de los setenta- había un señor que era como presidente de la asociación de box que tenía una peluquería. Le enseñaba a cortar el pelo a los boxeadores para que tuvieran un oficio. Eso es real. Entonces no me pude escapar de eso.

-¿No tenían prejuicio con ser peluqueros?

-No. Para nada. ¿Sabís lo que me llamó más la atención? Antes de hacer la película yo tenía miedo: necesitaba ayuda de los boxeadores. Con las locaciones y todo. Y pensé no me van a querer apoyar, que no se iban a querer meter, que no iban a querer que el box fuera vinculado con eso, pero fue al contrario. Ahora para el estreno, el Club México va a invitar a boxeadores, están súper embalados, pusieron el poster en el Club.

¿Por qué creís? ¿Serán tantas las ganas de verse representado?

-Yo creo. Además que el boxeo ha estado mucho tiempo en un segundo plano. Es un deporte igual políticamente incorrecto, cachai.

-Y qué te interesaba contar: ¿un amor gay? ¿la historia de alguien que se queda solo? ¿todo eso?

-Todas esas historias. Al final tiene que ver más con la falta de oportunidades. Ése es el gran tema de la película, más allá de que sean homosexuales. Podrían no haberlo sido. Pero a mi me llama la atención estas personas que a pesar de su corta edad, ya tocaron techo. Como que tendrían que nacer de nuevo para hacer otra cosa. Por eso la muerte está rondando siempre en la película. Hay personas que nacen marcadas, muchas.

-Me dices que podría ser una historia hetero pero no lo es. Y en el afiche de la película salen ellos dos.

-Yo creo que hace particular a la película. Imagínate también: ser pobre, ser gay. Le van sumando elementos a todas estas marginalidades que tienen y en eso hay gente que se puede sentir representada. En tomar en cuenta personajes que nunca se toman en cuenta hasta el punto épico, que es la pelea final, pero de acuerdo a las posibilidades que tienen estos personajes.

-¿Te da lata o te da igual la etiqueta película gay?

-Al principio me daba algo porque no era lo que yo me planteaba de un inicio. ¿Pero sabís? Ya me acostumbré. La película ha ido a muchos festivales, ha ganado esos festivales, entonces mientras más gente la pueda ver, y si sirve para representar a alguien y que alguien se sienta identificado, está bien.

-¿Qué te ha dicho el público en los festivales?

-Me han preguntado si yo soy gay, por ejemplo…

-Jajaja. Yo también te lo quería preguntar pero no sabía cómo.

-Ahí me lo preguntaban directamente y no.

-¿No eres?

-No. Jajaja.

-Igual ess curioso que a un director que no es gay le inteese hacer películas de eso.

-Es que fueron varias cosas que se fueron acumulando. La película se dio por muchas situaciones. Fui a mostrar un cortometraje al sur y el tipo que nos recibía era claramente gay y pensé: “Puta, no creo que lo pase tan bien en este pueblo tan chico”. Era en Cañete. Como el hoyo la hueá. Esas cosas me quedaron sonando.

-¿Qué hiciste para hablar de amor gay no siendo gay? ¿Conversaste con gente…?

-Investigué. Primero me enrollé porque estaba hablando de ene temas que no conocía. Pero cuando hacía preguntas, la conclusión fue como que el amor universal y me lo plantee tal como podía ser un amor heterosexual. No creo que haya una diferencia de cómo aman los gays y los hetero, ni como sufren o como sienten. Entonces me desprejuicié de eso y le di no más. Cuando la he mostrado en festivales gay la gente le tiene muy buena recepción a la película. Y eso me emociona mucho más -que se sientan representados- a que la película esté bien lograda.

Notas relacionadas