Opinión
13 de Septiembre de 2012“Muchos clientes creen de verdad que son Elvis”
Desde 2010, en su taller en San Miguel, Patricio Castro confecciona trajes del Rey del Rock para fanáticos y dobles chilenos. Cada modelito cuesta desde 350 lucas. Y hasta 650 si lo quiere con accesorios.
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“Empecé por un amigo, el Carlos Lean, un tributador a Elvis. Un día me pidió que le arreglara sus pantalones y que se los enchulara para que se parecieran a los de Elvis. Y ya que me gustó como quedó, le ofrecí hacerle el traje Aloha From Hawai, el traje principal de Elvis, el clásico, ese blanco con 14 águilas al costado. En ese traje me demoré diez días, más que nada por la inseguridad de la primera vez. Y como me encantó el resultado, me tiré a la piscina y comencé a confeccionar los trajes oficiales que el Rey usó en sus shows. Ahora también hago cinturones, camisas, muñequeras, hasta carteles luminosos que dicen Elvis. Es que Elvis es un mundo y tiene muchos fanáticos en Chile que lo quieren todo de él.
Lo más difícil no es tanto hacer los trajes -porque eso lo domino-, sino conseguirse las tachas que tenían. Porque mi misión es que el traje sea lo más parecido posible al original. He tenido que usar el ingenio chileno como dicen, por ejemplo usando cosas que servirían para cortinas o carteras. Así van saliendo las cosas.
El mundo de Elvis era inmenso. Había mucho de fashion, de ropa. El sueño mío es hacer el traje Rey de Espadas. Nadie lo tiene en Chile. Aún no tengo un cliente que lo quiera. Ese traje tiene unas garras en la espalda, mucho detalle y muchas perlas de distintos colores y formas. Y es caro: un millón de pesos. En otros países puede salir ese mismo entre 3500 y 5000 dólares. Así que acá no es tan caro, además que los fan están dispuestos a pagar lo que sea por un traje.
Lo bueno es que soy diseñador modelista. Puedo hacer cualquier cosa. Me gusta inventar. Cuando trabajaba con colegios inventaba muchos diseños, les hacía las insignias, pero eso es competitivo: en seguida viene la copia y la gente por 500 pesos se cambia. Acá eso no pasa. Esto es mucho más difícil. No cualquiera te hace una chaqueta de este tipo. No es que no sepan, porque hay sastres capísimos. Pero es difícil.
ELVIS, MI JEFE
Nunca me ha gustado mucho Elvis. Había escuchado un par de temas, pero no sabía mucho de él. Me gusta más el rock onda Dream Theater, Led Zeppelin, Pendragon. Pero hoy lo escucho harto. Es por mis clientes, que me han regalado sus discos, hasta un equipo musical me trajeron, como que quisieran convertirme al fanatismo. No creo que lo logren. El ser fan va en el adn de uno y no creo que esté en el mío. Aparte, si sé más de su música o no, eso no interesa. Respeto mucho a Elvis como artista y persona, pero voy a aprovechar su fama… De hecho vivo gracias a ella. Vivo de Elvis. Es mi jefe.
Tengo que respetarlo. A él le rindo honores.
Lo que más me interesa de Elvis es su facha, su percha, y estudiándola he descubierto varias anécdotas que para mí en verdad no tienen mayor importancia. Mi meta es que los cabros que lo tributan se presenten impecablemente en el escenario. Lo mío está abocado a la excelencia. Que se vean bien. Que tiren pinta. Porque Elvis se veía muy bien y muy fashion. Sus seguidores buscan eso y mi desafío es que al menos en ropa se parezcan a Elvis. Lo peor que puede pasar es que un tipo se ponga un traje y haga el ridículo. Igual hay que ser franco. Hay clientes que tienen facha y otros no. Un día me tocó un señor que era chico y gordito. El gallo era fanático y me trajo una tela que no tenía sentido: con diseños plateados, media gitana, nada que ver. Le tuve que decir que no era lo que yo hacía y que no estaba para ese traje. Entendió y se fue. La gente busca vestirse a la usanza de Elvis. Pero lo más importante: sentirse como Elvis. Por ejemplo, vienen tipos que no tienen ninguna posibilidad de imitar a Elvis por ser, por ejemplo, bajitos o gorditos, pero son fanáticos y quieren tener en su clóset un traje del Rey. Y yo les cumplo ese sueño. Igual hay que tener personalidad para vestirse con un traje de estos. Yo no me pondría un traje. Porque no corresponde. Pero muchos se creen el cuento.
Tengo clientes en Estados Unidos, España y Colombia que me contactan por facebook. ¿Cómo les hago las cosas? Es una gran proeza: les pido que me manden fotos de cuerpo entero. Y de ahí saco al ojo la talla. Y quedan clavadas, exactas. Todavía nadie me ha dicho que no le ha gustado mi trabajo. Es una virtud. Porque me han llegado tipos pesados. Muchos creen de verdad que son Elvis y de partida no se parecen a él. Por último se parecieran un poco. De hecho no ha venido nadie que se parezca verdaderamente a Elvis. Hay ciertos parecidos, pero lejanos. Muchos están en la etapa ponchera de Elvis.
Acá hay mucho fanatismo de Elvis. He sabido de gente que ha perdido a su familia por su fanatismo: viajan, dejan la familia de lado, mucha reunión y poca plata para la casa. El hobby es carísimo. Y ahora más encima aparecí yo, jaja. Algunos me dicen “dile a mi señora que no me cobraste tanto”. Esa onda. Me lo han dicho todas estas veces. Ahí los puedo extorsionar.
Mi gran sueño es crear una empresa sobre Elvis, que no existe en Chile, y vender de todo sobre él. Además que debo aprovechar que soy el único que hace esto a nivel de trajes. Porque disfraces hay muchos, pero trajes pocos. Me han pedido muchas veces que haga trajes de otras estrellas como Lady Gaga o Madonna. Pero no los haré. Simplemente porque el que esté enfocado en un solo artista le da plusvalía a mi trabajo, lo que no quiere decir que no haya hecho otras cosas anteriormente, como trajes de Miguel Bosé, Michael Jackson, Frank Sinatra o Kiss. Pero ahora no. Además que Elvis es más que todos ellos juntos. Elvis es infinito”.
Trajes en elviskp
LOS CALZONCILLOS DE ELVIS
Unos calzoncillos amarillos, bien cochinos (¡sin lavar!), que usó el Rey en un concierto en 1977 -semanas antes de convertirse en fiambre- serán subastados por estos días en Manchester en nada menos que ocho millones de pesos chilenos. “El fanatismo da para mucho. Uno se puede esperar cualquier cosa con Elvis”, dice Patricio Castro.
¿Confeccionarías si te pidieran unos calzoncillos similares?
-Por supuesto. Pero hasta el momento el fanatismo no ha sido tan extremo acá.
¿Pero los harías igual de cochinos?
-No, los haría limpios y sin sudor.