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Opinión

22 de Diciembre de 2012

Cata de estimulantes para que se le pare

Vía Vice.com Por Guillem Salvador Hay muchos hombres que se creen dioses del sexo. Hacen gozar a un par de tías y ya se creen máquinas de follar. Yo me llegué a considerar un gran follador a los veinte años. Pura ignorancia, por supuesto. Ahora con treinta me planteo seriamente que quizá sea un desastre […]

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Vía Vice.com
Por Guillem Salvador

Hay muchos hombres que se creen dioses del sexo. Hacen gozar a un par de tías y ya se creen máquinas de follar. Yo me llegué a considerar un gran follador a los veinte años. Pura ignorancia, por supuesto. Ahora con treinta me planteo seriamente que quizá sea un desastre en la cama.

Empecé a cuestionar mi virilidad cuando, hará un año, tuve algunos problemas de erección. Hasta ese momento incluso con el mayor de los ciegos había conseguido empalmar. Durante unos meses, seguramente como consecuencia de estar obsesionado con el tema, cada vez que bebía, estaba muy cansado, o simplemente más nervioso que cachondo, mi herramienta fallaba. No fallaba del todo. Quizá simplemente no estaba al cien por cien, pero esas dudas fueron suficientes como para que la paranoia se apoderara de mí. La gota que colmó el vaso fue cuando varias veces la cosa estaba tan mal que tuve que abortar misión.

Cuando hice público mi problema mis amigos decían: “tranquilo, eso es normal, me ha pasado un millón de veces”. Aunque también están los que te sueltan, “a mí eso no me ha pasado nunca”. En cualquier caso, algo iba mal y había que remediarlo. La solución más eficiente a corto plazo era tomar algo químico. Puede que fuera una medida demasiado drástica. No tengo ni 30 años. Y automedicarse es de idiotas. Matar moscas a cañonazos. Pero necesitaba romper la dinámica. ¿Y qué coño? Aunque solo fuera por poder contarlo había que hacer una CATA DE ESTIMULANTES.

LEVITRA

Lo primero que me zampé fue media pastilla de Levitra. Me la dio un amigo gay que las tomaba para contrarrestar el efecto de otra medicación. Levitra es una especie de Viagra light. Tarda unos treinta o cuarenta minutos en hacer efecto y se supone que dura unas cuatro o cinco horas en tu organismo. Con una mínima estimulación se consigue una erección espectacular.

Yo me la tomé en una fiesta, justo antes de irme a casa con mi socia en este experimento. De camino al catre ya empecé a notar una especie de calentón interno, muy parecido al que genera el éxtasis. Al llegar a nuestro destino -y con un mínimo roce- ya estuve listo para darlo todo. Echamos un señor polvazo y repetimos. Muchos dirán, “tampoco es para tanto”. Pero para mi lo fue. Normalmente soy hombre de un solo cartucho. Y más volviendo de fiesta.

Me gustó mucho la experiencia. Sobre todo porque después de correrte no sigues erecto. Vuelves a empalmar si vuelve a haber estimulación. Si no te ves con confianza, Levitra es perfecta para garantizar una noche salvaje. De hecho, días más tarde me tomé la otra mitad sin avisar a mi compinche. Pegué un polvazo y no hubo ninguna sospecha por su parte.

CIALIS

Cialis está de moda. Es la pastilla más rentable en relación calidad-precio porque su efecto dura ¡tres días! Sí señor, y yo doy fe de ello. Tarda unos cuarenta minutos en hacer efecto y, al contrario que con Levitra, no se siente ningún tipo de calentón interior ni nada parecido al tomarla. Simplemente llega la hora del sexo y la picha se levanta rápida y eficazmente. La erección no es tan excesiva como con Viagra o Levitra. Digamos que es una gran erección, pero no la máxima que puedes alcanzar. Pero estar tres días morcillón con el rifle cargado es una maravilla. Si tienes con quien follar, claro.

Tomé Cialis tras una cena copiosa con vino y copita de pacharán. Fue un día que estaba bastante cansado y además no esperé lo suficiente como para que su efecto estuviera en apogeo antes de ir a consumar el acto. Esa noche di la talla en cuanto a erección se refiere, pero estaba tan hecho polvo que no pude constatar qué hubiera pasado de seguir la marcha tras el primer round. A la mañana siguiente pensé que Cialis se quedaba un poco corta en relación con Levitra, pero cuando descubrí que su magia realmente seguía durando cambié de opinión. Tuve tres días de sexo duro inolvidables. La primera sensación no es espectacular, pero la constancia en el tiempo sorprende. Cualquier cosa hace que te empalmes. De hecho, si la gente sabe que te la has tomado puede divertirse bastante a tu costa. Solo tienen que insinuarse o contarte algo guarro y tú ya vas a tope.

Para conseguir Cialis tuve que obtener una receta y luego ir a una farmacia a comprar una caja. Nadie de mi entorno cercano tenía. La receta me la regaló un hombre que conocí en un coche compartido. No sé qué me impulsó a hablarle sobre mi investigación, pero sin comerlo ni beberlo aquel tipo me ayudó muchísimo y de forma desinteresada dándome un simple papelito. ¡Gracias Miguel!

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