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LA CALLE

22 de Febrero de 2013

“Mojón Beach”: La desconocida playa de travestis de Valparaíso

Antes de ser prostituta, y mucho antes de entrar en política, Zuliana Araya, hoy flamante concejala de Valparaíso, era una adolescente inquieta que le encantaba arrancarse de su hogar. Hoy recuerda claramente su destino preferido: la playa Mojón Beach, ubicada entre la Tornamesa Barón y la Caleta Portales, rodeada de antiguos vagones de tren y […]

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Antes de ser prostituta, y mucho antes de entrar en política, Zuliana Araya, hoy flamante concejala de Valparaíso, era una adolescente inquieta que le encantaba arrancarse de su hogar. Hoy recuerda claramente su destino preferido: la playa Mojón Beach, ubicada entre la Tornamesa Barón y la Caleta Portales, rodeada de antiguos vagones de tren y abandonadas oficinas ferroviarias.

-Está donde ahora pasa el metro. Ahí llegaba una tubería que dejaba la arena hedionda. Por eso le decían Mojón Beach, porque traía toda la mierda del cerro. Nosotras nos bañábamos más al lado y así evitábamos los mojones, pero no faltaba la que se ponía a hueviar y empezaba a tirarlos. Eso era típico, también había muchos cabros chicos que les gustaba molestar con eso-, recuerda sonriente.

Zuliana pasaba sus tardes allí compartiendo alguna “Pilsen” dentro de los vagones olvidados, observando cómo las hormonas que tomaba comenzaban a hacerle efecto. Tenía apenas 17 años, plena dictadura, y le gustaba vestirse de mujer. Para bañarse tenía que esconder su pene haciéndose el “truco”.

– Nos poníamos un pedazo de paño aquí, con elástico y todo amarrado así para atrás. Íbamos varias cabras. Yo siempre ocupé short y polera. Allí nos encontrábamos con hombres que querían estar con nosotras. Lo que pasa es que en esa playa teníamos tranquilidad, porque si íbamos a otros lugares, como la playa Portales, nos encontrábamos con todos los chiquillos que bajaban del cerro y en ese tiempo había mucha homofobia, entonces nos gritaban cosas, nos pegaban, nos tiraban piedras y palos-recuerda.

Precisamente para evitar peleas y malos ratos es que muchos travestis de Valparaíso comenzaron a refugiarse en la Mojón Beach, donde llegaban dos cursos de agua que aún se pueden ver, pero que en ese entonces bajaban con mierda del cerro Los Placeres, mucho antes que el proyecto del gran colector de aguas servidas, construido por la Empresa Sanitaria de Valparaíso (ESVAL) en los años 90, canalizara los desperdicios de miles de casas desde Villa Alemana hasta Valparaíso.

La Mojón Beach aún funciona. Pero ya no es un refugio oculto de travestis temerosos. Ahora el sector está totalmente remodelado. Cuenta con un acceso urbanizado, está el paseo Wheelright y donde antes reinaba la oscuridad, hoy se puede caminar tranquilamente de noche. La playa, hoy reconocida como balneario Los Placeres, incluso tiene instalaciones deportivas, un quiosco y también salvavidas. Algunos de ellos, los más antiguos, reconocen que en general toda la costa, antes del colector, era un verdadero “mierdal” y que las playas recibían nombres como “cacapulco”. Los habitantes del Cerro Placeres también lo recuerdan. Una vecina, Eliana Binet, dice que en su niñez la llamaban la “playa mojón”, pero que también era conocida como la playa de “los colitas”.

Alcantarillado

Los cursos de agua que llegaban a la Mojón Beach no correspondían a desagües de aguas servidas, sino a colectores de agua lluvia que permitían evacuar las quebradas y cerros de los fuertes temporales porteños. El ex edil de Valparaíso, Hernán Pinto, quien estuvo desde el año 1990 al 2004 en la alcaldía, y que coincidió con la construcción del gran colector, recuerda lo que ocurría.

– Gran parte de la ciudad, sobre todo en la zona alta, estaba formada por gente que hacía tomas de terreno. Por economía, estas no se conectaban a las redes de cañería de ESVAL sino que a las redes de agua lluvia o directamente a las quebradas mediante tubos de PVC, tirándolo todo por ahí. Aparejado a la construcción del gran colector hubo también un proceso de regularización de casetas sanitarias, o sea, darles infraestructura, baño, cañerías y conectarlas al proyecto a cerca de 30.000 familias y así evitar que cayeran más desechos a la playas. No es de extrañar que eso aún ocurra, pero claro, debe ser casi nada-, asegura Pinto.

Por esos años (1992) el profesor, ahora jubilado, del Instituto de Biología de la Universidad Católica de Valparaíso, Victoriano Campos, encabezó estudios sobre contaminación en aguas recreacionales. La norma chilena permite 1000 coliformes fecales por 100 mililitros de agua. Ocampo dice que, en ese tiempo, algunas muestras estaban cerca del millón.

-Una de las más contaminadas era la playa Casino, donde paradójicamente se bañaban más personas antes que ahora. En el caso de la playa los Placeres (Mojón Beach) el problema tenía altos y bajos, a veces mucho y otras veces nada, es que justo ahí salía un estero-, recuerda Ocampo.

Ni el profesor, ni el ex alcalde tienen recuerdo de la presencia de travestis.

Sindicato Afrodita

Cuando el gran colector de aguas servidas estuvo listo, a fines de los 90, la Mojón Beach, y la costa en general, se volvieron más limpias. La medida favoreció a los travestis que se bañaban ahí, pero la homofobia continuó fluyendo como un verdadero río de caca.

Sandra, o “Pepona” como la conocen en el mundo del comercio sexual, es la segunda a bordo en el Sindicato de Trabajadoras Independientes Travestis “Afrodita” (donde Zuliana es la presidenta). Ella también recuerda la playa como un lugar donde se podía descansar.

-Empecé a ir a esa playa como a los 25 años, pero a putear como a los 13, en la plaza México de Viña del Mar. Nos gustaba esa playa porque era más tranquila, te podías llevar a los clientes allí, a los trenes, porque no iba casi nadie, ahora ya no se puede -, se ríe.

-Una vez los marinos nos vinieron a sacar a todas con megáfono, nos gritaban desde el mar en sus botes, porque nos estábamos bañando con tanga y tetas al aire. Fue como 20 años atrás. Nosotras llamábamos mucho la atención. Imagínate ahora, que tengo un trasero grande, con 8 litros de silicona-, agrega orgullosa.

Pero no sólo tenían problemas con los marinos.

-Los pacos y los ratis te detenían si nos pillaban vestidas de mujer, era una falta a la moral. Los ratis te rapaban al cero y los pacos nos reventaban las uñas a palos, eran maricones-, recuerda Sandra.

Precisamente para evitar este tipo de abusos los travestis se agruparon en el sindicato Afrodita, formado en el año 2000, y que hoy tiene su sede frente a la Caleta Portales, o sea, muy cerca de la playa Los Placeres, la antigua Mojón Beach. Sandra, mientras se maquilla para salir a trabajar, explica que allí se reúnen al menos una vez al mes.

– Es como el circo Timoteo, cuál de todas más loca, cuál de todas se cree la más bonita. Las chiquillas todavía van a la playa, los domingos, pasan para acá, almuerzan y de ahí cruzan. Desde que existe el sindicato nosotras tenemos más derechos, ya no nos llevan detenidas. Antes te llevaban para sacarte fotos y hacerte una ficha policial, ahora no, ellos vienen para acá, te sacan la foto del carné y entonces ya no te molestan en la calle-, cuenta.

Si bien la existencia de una organización legal ha permitido una mayor convivencia con las policías, la homofobia está lejos de terminar. Según el X Informe Anual de Derechos Humanos de la Diversidad Sexual en Chile, Valparaíso es, después de la región Metropolitana, donde más actos de homofobia se han registrado, con el 14 % del total de casos (77), entre los años 2007 y 2011.

Uno de los últimos y más graves de la región fue el del travesti dedicado al comercio sexual, Sandy, que a mediados del 2011, luego de recibir una dura golpiza dentro de un vehículo, despertó casi de milagro de un coma de una semana y media. Sandra recuerda que fue impactante.

– Yo justo ese día me fui temprano de la calle porque fue en la semana. Es súper peligroso andar sola. Por eso nosotras nos ponemos en grupos, yo he recibido cuatro ataques de neonazis pero me defiendo y me tiro a los autos, paro el tráfico, entonces los huevones se asustan, o simplemente la peleo y como soy grande igual me he salvado- , asegura Sandra.

Según el mismo informe entre el año 2002 y el 2011 en Chile ha habido, 17 asesinatos, 66 agresiones perpetradas por civiles, 28 atropellos policiales, 53 casos de discriminación laboral y 238 declaraciones homotransfóbicas.

Zuliana, que lleva casi dos meses como concejala en Valparaíso, asegura que aún queda mucho trabajo por hacer.

-Hoy todavía ocurre que vas a locales y no te vienen a atender, la gente empieza a murmurar y se ríen. Todavía les inculcan a los hijos esta homofobia. Pero de todas formas las personas están más abiertas a la diversidad sexual, antes, no había discotecas gay, no había marcha del orgullo gay, todo eso ha cambiado nuestra vida. Ahora también podemos ir a la playa, la que queramos, porque hay más respeto, no va a faltar la gente homofóbica, pero aquí en Valparaíso la mayoría acepta a los homosexuales.

Zuliana asegura que hace años que dejó de ir a la Mojón Beach. Prefiere el campo o algún río. El “truco”, asegura, ya no lo hace. “Me baño como Dios me echó al mundo”, dice.

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