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Nacional

13 de Mayo de 2013

Jorge Awad golpea la mesa: las alzas en los costos de servicios de bancos deben “traspasarse a los clientes”

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El presidente de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras, Jorge Awad, fue uno de los protagonistas de la semana política de la semana pasada, al asegurar que se estaba “abusando de la palabra abuso” tras conocerse que BancoEstado deberá pagar millones a casi 500 mil clientes de cuentas de ahorrro por subir unilateralmente el precio de sus mantenciones.

En la edición de hoy del diario El Mercurio, el dirigente gremial golpeó la mesa, aclarando que el aumento del costo de los servicios lo deben asumir los clientes.

“La banca funciona con un nivel de endeudamiento muy superior al de otras industrias: de cada $10 que administra, solo $1 es de los dueños, mientras $9 pertenecen a los clientes-depositantes. Ello es posible y sostenible en el tiempo en la medida en que los clientes depositantes confíen en que la industria sabrá administrar (prestar) bien esos recursos, de tal manera que estos les sean devueltos oportunamente”, dijo.

“Al igual que en cualquier industria con un alto grado de competencia, una buena atención y calidad de servicio al cliente es la única estrategia que en el largo plazo permite su fidelización y, por ende, la sobrevivencia de una entidad frente a la competencia”, siguió.

En ese sentido, Awad aseveró que “no resulta viable o sostenible, en el largo plazo, una estrategia de abuso al cliente-deudor donde se maximicen las ganancias de corto plazo. En el mundo competitivo de hoy, ninguna empresa logrará sobrevivir en el largo plazo con una estrategia de este tipo. Esto lo han entendido muy bien industrias como la automotriz, donde reparan o reemplazan sin costo para el cliente las piezas defectuosas, o la alimentaria, que retira de supermercados partidas completas cuando hay sospechas de un problema en la cadena de producción. La banca no es la excepción a la regla”.

Pero también advirtió que “la banca se debe también en parte a sus accionistas, para quienes debe buscar un beneficio justo, transparentando costos e ingresos. Esto implica trabajar con costos reales, es decir, cobrar a los clientes lo que las cosas cuestan sin buscar subsidios cruzados, o sub/sobre representando en sus estados financieros su verdadera situación”.

“Por ende, si se producen cambios permanentes en la estructura de costos de los distintos productos o servicios ofrecidos por la banca, estos deben sincerarse traspasándose a los clientes, como ocurre en toda industria competitiva con libertad de precios”, aclaró.

“Pero para ello es indispensable contar con reglas y procedimientos claros que permitan modificar los precios en relaciones que involucran a cientos de miles de clientes, reconociéndoles a estos el derecho a aceptar o rechazar tales cambios, pero al mismo tiempo reconociendo a ambas partes la posibilidad de terminar o no renovar el contrato cuando los nuevos o mayores costos no permiten su continuación sin el ajuste de precio propuesto. De no admitirse ello, se producirá en la práctica una congelación de precios que no se concilia con la libertad económica que asegura la Constitución”, cerró.

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