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Mundo

1 de Julio de 2013

Hissène Habré, el Pinochet africano

Hissène Habré en 1975, como líder de la revolución en Chad. Llegó al poder en un golpe de Estado en 1982 y se quedó hasta 1990, cuando fue depuesto. Lo llaman “el Pinochet de África” por las atrocidades presuntamente cometidas durante su gobierno. Sin embargo, el caso de Hissène Habré, exlíder de Chad entre 1982 […]

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Hissène Habré en 1975, como líder de la revolución en Chad. Llegó al poder en un golpe de Estado en 1982 y se quedó hasta 1990, cuando fue depuesto.

Lo llaman “el Pinochet de África” por las atrocidades presuntamente cometidas durante su gobierno.

Sin embargo, el caso de Hissène Habré, exlíder de Chad entre 1982 y 1990 se parece más al de Jorge Rafael Videla, figura emblemática del gobierno militar argentino juzgado y condenado en su país por crímenes de lesa humanidad, o al del expresidente guatemalteco Efraín Ríos Montt, procesado por genocidio, que al de Augusto Pinochet, quien murió sin ser juzgado por este tipo de delitos.

Habré podría convertirse en el primer líder africano acusado de atrocidades en ser juzgado en África y no en un tribunal internacional, lo que convertiría a su juicio en un hecho histórico.

El fin de semana la policía de Senegal detuvo a Habré para que enfrente cargos por violaciones a los derechos humanos en ese país, donde el hombre de 70 años huyó después de ser depuesto en 1990 y ha estado bajo arresto domiciliario desde 2005.

Habré niega cualquier conocimiento de asesinatos y torturas.

Las presuntas torturas

Una prisión subterránea, conocida como “la piscina”, fue uno de los centros de detención más conocidos de la era Habre, en la capital de Chad, N’Djamena. Otros presos políticos se mantuvieron en el palacio presidencial, según reportes de Amnistía Internacional.

Los sobrevivientes dijeron que las formas más comunes de tortura eran descargas eléctricas, asfixia, quemaduras de cigarrillos y roció con gas en sus ojos.

Hay testimonios de que los torturadores les colocaban un tubo de escape de un vehículo en la boca y prendían el motor, dice Amnistía Internacional.

Algunos detenidos fueron puestos en una habitación con cuerpos en descomposición.

Un hombre dijo que pensaba que su cerebro iba a explotar cuando fue sometido a “supplice des baguettes” una técnica de tortura que pone la cabeza de la víctima entre palos unidos por una cuerda que se tuerce.

Sin embargo, una comisión de investigación formada después de que fue depuesto dijo que durante los ocho años que estuvo en el poder fue responsable de unos 40.000 asesinatos por motivos políticos y 200.000 casos de tortura.

Su temida policía política, la denominada Dirección de Documentación y Seguridad, fue una de las más temidas dentro de los regímenes totalitarios africanos.

Intentos fallidos de juicio

Habré fue acusado por primera vez en 2000, en Senegal, pero un tribunal del país dictaminó en ese momento que no podía ser juzgado allí.

Los cargos contra él datan de 1982, cuando llegó al poder en un golpe de Estado.

Sus presuntas víctimas presentaron las denuncias bajo la Ley de Jurisdicción Universal belga, que les permite a los jueces del país intervenir en casos de violaciones de los derechos humanos cometidos en cualquier lugar del mundo.

En 2005, Habré fue acusado por la justicia belga de crímenes de lesa humanidad y tortura, pero Senegal ha negado cuatro solicitudes de extradición.

En 2008 un tribunal de Chad lo condenó a muerte en ausencia y en 2011 casi fue regresado a su país para enfrentar la pena. Sin embargo, una apelación de último minuto de la ONU frenó su regreso argumentando que estaba en peligro de ser torturado.

El factor Obama

Hissene HabreHabré vive en Senegal, donde desde 2005 estaba en arresto domiciliario.

El año pasado, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de Naciones Unidas le ordenó a Senegal juzgarlo o extraditarlo para que enfrente a la justicia en el exterior.

En diciembre, la Cámara de Diputados de Senegal aprobó una ley para crear un tribunal especial de la Unión Africana para juzgar al exlíder.

Y finalmente el domingo fue retirado de su casa en Dakar por la policía paramilitar y trasladado a un lugar desconocido, según contó su abogado, Hadji Diouf.

Su arresto se produce días después de que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, elogiara durante su gira por África los esfuerzos del actual presidente de Senegal, Macky Sall, para llevarlo a juicio.

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