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Mundo

14 de Octubre de 2013

Desalojo e infanticidio: la lucha de poder entre las suricatas hembra

Matan a las crías ajenas y envían a sus madres al exilio. Aun así, estas vuelven y se ofrecen de nodrizas con tal de pertenecer al grupo.

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Foto: Norbert Nagel, Mörfelden-Walldorf, Germany

Algunas suricatas hembras subordinadas se ofrecen para amamantar a la descendencia de una hembra dominante a cambio de no ser desalojadas.

Investigadores británicos encontraron que las hembras no dominantes en un grupo de suricatas que habían perdido sus cachorros, o habían vuelto al grupo tras ser expulsadas, tenían más posibilidades de “pagar” de esta forma su inferioridad en el clan.

Los resultados del estudio han sido publicados en la revista especializada Animal Behaviour.

Pertenencia a toda costa

Las suricatas son animales de comportamiento cooperativo que viven en grupos liderados por una hembra dominante.

Estas líderes suprimen agresivamente a otras hembras mediante el infanticidio o el desalojo.

“Cuando las hembras dominantes están preñadas, generalmente expulsan a la primera línea de sus pares subordinadas durante las últimas semanas del embarazo “, explica Kirsty Macleod, zoóloga de la Universidad de Cambridge y coautora del estudio.

“Eso puede significar que cuatro o cinco hembras subordinadas sean fuertemente agredidas”.

“Esto porque si una hembra está embarazada, es muy probable que mate a las crías de otra hembra embarazada, en un intento de asegurar la sobrevivencia de sus propias crías”, explica la investigadora.

Sin embargo, la reacción de las subordinadas está lejos de la venganza.

“En muchos casos, estas hembras son desalojadas, por lo que volver al grupo es realmente crucial para su supervivencia. Si se las tienen que arreglar solas, entonces tienen mucho mayor probabilidad de terminar en manos de sus depredadores”, comenta Macleod.

“Lo que vemos en la naturaleza es que al volver al grupo tienen un comportamiento extremadamente servil, por lo que están obviamente tratando de apaciguar a la hembra dominante. Cuando comienzan a amamantar, parecen encajar con este [patrón de] comportamiento”.

Pezones húmedos

“Que suricatas previamente desalojadas se ofrezcan de ‘nodrizas’ puede ser una forma de ‘pagar la renta’ que les permita ingresar nuevamente en el grupo sin recibir nuevas agresiones”, observa Macleod.

La idea de que las hembras subordinadas “pagan la renta” se basó en datos recogidos de una investigación realizada entre 1996 y 2011, cuando los científicos observaron el comportamiento de 40 grupos de suricatas.

Dado que el amamantamiento ocurre en madrigueras bajo tierra, las hembras que producían leche fueron identificadas a través de la presencia de la marcas y arena pegada a sus pezones húmedos.

“En algunos casos , pareciera que lo hacen cuando ellas mismas no están embarazadas. Fisiológicamente hablando, esto es un gran salto en términos de comportamiento cooperativo”.

La investigadora de la Universidad de Cambridge explicó que el amamantamiento era sólo uno de una serie de comportamientos cooperativos que las suricatas subordinados realizan.

“El comportamiento más común incluye la alimentación de los cachorros cuando ya son un poco mayores, como la captura de un escorpión o de otros invertebrados para pasárselos”.

“También cuidar a las crías. Cuando los cachorros son muy pequeños, una hembra subordinada se quedará en la madriguera durante todo el día, lo que significa que la pérdida de todos los beneficios de la búsqueda de alimento para ese día”.

La investigadora planea continuar con la investigación para saber qué pasa con las suricatas “nodriza” después.

“Básicamente, ser una suricata hembra subordinada es un negocio bastante duro”, comenta.

“Existe esta disyuntiva constante y muy compleja entre los costos de tratar de abandonar el grupo y tener tu propia descendencia versus los beneficios de pertenecer al grupo”.

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