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Mundo

27 de Octubre de 2013

Todos locos: la guerra secreta de Siria

Vía diario El Mundo Las zonas de Turquía próximas a la larga frontera con Siria viven una crispación creciente desde el inicio de la guerra en el país vecino. A los antiguos problemas políticos de esta región, que mantiene sin resolver lacuestión histórica de la rebelión nacionalista kurda, se han sumado en los últimos meses […]

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Vía diario El Mundo

Las zonas de Turquía próximas a la larga frontera con Siria viven una crispación creciente desde el inicio de la guerra en el país vecino. A los antiguos problemas políticos de esta región, que mantiene sin resolver lacuestión histórica de la rebelión nacionalista kurda, se han sumado en los últimos meses nuevos factores de tensión derivados del conflicto sirio. Entre ellos, el creciente protagonismo de grupos yihadistas en la lucha contra la tiranía de Bashar El Asad, que el gobierno turco contempla como una seria amenaza a medio plazo.

En pueblos y ciudades del sur de Turquía se libra una sorda lucha política en la que se debaten la policía secreta otomana, los servicios secretos extranjeros, agentes del Mujabarat (servicio de inteligencia de Damasco) y miembros de distintos grupos civiles y militares de la oposición siria, entre ellos los representantes de organizaciones islamistas radicales. Todos se vigilan mutuamente en la sombra, en una confusa e interminable confrontación múltiple.

Clima de recelo mutuo

En ciudades como Hayat, Reyhanli, Gaziantep o Killis, se respira un ambiente de profunda desconfianza, desde las salas de llegada en los aeropuertos cercanos hasta los hoteles y establecimientos públicos. Los turcos recelan de los extranjeros, y los forasteros se miran de reojo unos a otros, tratando de interpretar la vestimenta y el comportamiento de los demás. Se valoran negativamente tanto el aspecto occidental como los signos islámicos. Pero los personajes más preocupantes son aquellos que lucen barbas pobladas, elevan el doblez del pantalón por encima del tobillo, o utilizan el siwak (palo para limpiar los dientes, de uso tradicional islámico). Sobre todo cuando en vez de árabe hablan entre ellos francés o inglés.

Incluso el consumo de cigarrillos se valora como una definición ideológica, porque los islamistas radicales lo tienen prohibido. Y uno de los temas de conversación más repetidos entre la población local turca -tan aficionada al humo y la nicotina- es que algunos grupos yihadistas de Al Nusra cortan los ‘dedos del tabaco’ a los fumadores.

Este tipo de rumores junto a las noticias de combates, entre yihadistas y guerrilleros kurdos o milicianos del ejército libre -en el interior de Siria pero muy cerca de la frontera- están convirtiendo la inquietud popular en miedo. Un temor profundo empieza a calar entre las gentes sencillas, a la vez que el nerviosismo aumenta entre los agentes de seguridad otomanos.

Aunque las autoridades turcas procuren que la presencia policial sea discreta, se hace evidente lo numeroso de las fuerzas destacadas en la zona y su estado de alerta. La simple observación de nuestra cámara hizo que agentes de seguridad interrumpieran nuestro trabajo dos veces en el plazo de cuatro días, exigiendo revisar las imágenes que habíamos rodado. En una ocasión se trató de agentes de paisano; en otra fuimos motivo de un absurdo despliegue de tanquetas y uniformados.

Del problema kurdo a la guerra siria

La semana pasada la policía se empleó con extrema dureza en la localidad de Nusaybin, recurriendo a gases y cañones de agua, contra manifestantes kurdos y refugiados sirios que protestaban por la construcción de un muro que dificulta el paso de la frontera.

Este clima de tensión resulta lógico ante un endiablado laberinto político y militar, que evoluciona a gran velocidad y muchas veces es imposible descifrarlo. Porque, mientras en el norte de Siria se enreda cada vez más la maraña de rivalidades políticas y religiosas, en el sur de Turquía persiste el viejo ‘problema kurdo’ -una lucha que ha causado 45.000 muertes desde 1984- agudizado por la guerra en tierras del Kurdistán sirio, cuando parecía posible alcanzar un principio de solución política. Tanto que la prensa gubernamental turca especula con que la guerrilla kurda del PPK ‘esté esperando el momento de retomar las armas‘.

El ‘factor kurdo’ complica la situación a ambos lados de la frontera. De hecho, las milicias kurdas han librado serios combates contra los yihadistas en el norte de Siria. Unos enfrentamientos que se suman a los choques de esos mismos grupos islamistas radicales contra algunas ‘katibas’ (unidades del ejército libre) .

 

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