El mandatario aseguró que la oposición a su gobierno, muchas veces fue "obstruccionista", aunque reconoció que muchos de los problemas que enfrentó también venían de la propia Alianza. En la entrevista concedida a la agencia EFE, criticó a su sector, que a su juicio tiene los ojos "clavados en el pasado", respecto a dictadura militar de Augusto Pinochet. En ese sentido indicó que la derecha debe tener un compromiso inquebrantable en la defensa de los derechos humanos. También destacó el esfuerzo de su administración en la protección de las minorías y el aumento del empleo. Y le deseó un buen gobierno a Michelle Bachelet.
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En una entrevista concedida a la agencia EFE, el mandatario fue enfático: “No está en mis planes hoy día repostular a la Presidencia”, a sólo días de entregarle el mandato a Michelle Bachelet.
Piñera aseguró que en le derecha existen otros rostros que podrían asumir dicha responsabilidad.
“La centro derecha tiene muchos liderazgos. Es bueno que florezcan todas las flores. Cuando llegue el momento de elegir a nuestro candidato, veremos quién es el que está mejor posicionado, pero todavía falta mucho”, reflexionó Piñera, que se marcha con un respaldo del 50 por ciento.
El Mandatario explicó que actividades sobran después de abandonar La Moneda.
“Tengo un millón de planes. Hay vida después de la Presidencia”, explicando que de todas formas seguirá ligado “, “la política con mayúsculas”, mas no a la actividad partidaria.
“Como expresidente, deseo aportar mi experiencia y mis puntos de vista a todos los gobiernos que tenga mi país”, dijo Piñera, quien desea “un buen Gobierno” a Michelle Bachelet, y “que mantenga el ritmo de crecimiento” que hizo que en cuatro años Chile pasara de 15.000 a 20.000 dólares de renta per capita.
Aprovechó la oportunidad de criticar a la oposición que a su juicio fue “en algunas materias fue muy obstruccionista”. Sin embargo, a renglón seguido también reconoció que muchos de los problemas vinieron de sus propias filas.
Piñera explicó que su sector no debe tener sus “ojos clavados en el pasado”.
Explicó que la derecha debe demostrar “un compromiso inquebrantable y definitivo con la democracia, la libertad y los derechos humanos”.
Respecto de la dictadura de Augusto Pinochet indicó que fue un régimen que “no respetó las libertades y cometió muchos abusos en contra de los derechos humanos, sin perjuicio de reconocer que, al mismo tiempo, hizo una obra modernizadora que fue valiosa”.
“Algunos creen que los gobiernos de derechas se ocupan sólo del crecimiento económico, el funcionamiento de los mercados y el orden y la seguridad. Pero mi Gobierno -enfatizó- se preocupó también por la igualdad de oportunidades, la lucha contra la pobreza, la justicia social, la protección del medioambiente y los derechos de las mujeres y las minorías”.
Hay que recordar que Piñera fue quien cerró el penal Cordillera, donde estaba presa –con grandes privilegiios carcelarios- la cúpula de la DINA, lo que permitió que todos estén hoy en el penal de Punta Peuco, construido durante el gobierno de Frei Ruiz-Tagle.
Esa convicción, dijo, le llevó también a “levantar la voz cuando en otras partes del mundo, incluyendo América Latina, hay países donde los derechos humanos no son debidamente respetados”.
“La democracia, la libertad y el respeto a los derechos humanos son valores que no reconoce fronteras”, enfatizó.
Acerca de la integración regional, Piñera dijo que “hay muchos organismos sin resultados fecundos” y resaltó que “la experiencia más exitosa es la Alianza del Pacífico”, el bloque que integran Chile, Perú, México y Colombia y para el que espera un pleno apoyo de Bachelet.
Porque no es sólo un bloque comercial “ni una alianza ideológica contra nadie”, sino un grupo de países que también comparten principios políticos, como la economía social de mercado, el valor de la democracia y el Estado de derecho, destacó.
Respecto a la preponderancia de gobiernos de izquierda en la región, el presidente de Chile afirmó que “los países de América Latina que están avanzando mejor son los que creen en la libertad, la iniciativa individual, la economía de mercado y el Estado de derecho”.
“Eso demuestra que hay caminos que conducen a mejor calidad de vida y felicidad de los pueblos”, a diferencia de los que han optado por “el populismo y la demagogia”, añadió.
Al hacer balance su presidencia, Piñera admitió que “nunca se puede hacer todo lo que uno quiere”, pero aseguró que logró gran parte de las metas que se propuso.
Una de las tareas que más esfuerzo requirió fue la reconstrucción del país tras el devastador terremoto del 27 de febrero de 2010.
“Pero además logramos recuperar el liderazgo, la capacidad de crecer, crear puestos de trabajo y reducir la pobreza y las desigualdades”, algo que en su opinión se había perdido durante el gobierno de Bachelet (2006-2010).
“Hemos creado un millón de nuevos empleos. Comparado con el tamaño de España, es como si en cuatro años se crearan tres millones de puestos de trabajo”, citó como ejemplo.
Además de por las grandes expectativas que abrió su triunfo electoral tras veinte años de gobiernos de centro izquierda, Piñera explicó que gobernar se le hizo más difícil porque los ciudadanos chilenos se volvieron “más exigentes e impacientes”.
Parte de esas dificultades fueron las protestas estudiantiles que arreciaron a partir de marzo de 2011.
“En Chile hay cuatro millones de estudiantes. Los que se manifestaban eran 50.000 y pedían que toda la educación fuera pública. Yo no estoy de acuerdo con eso. Eso es un monopolio, un atentado contra la libertad”, dijo.
Las protestas ecologistas, que bloquearon megaproyectos energéticos, fueron otra preocupación para Piñera, quien reconoció que por este motivo su gobierno tuvo problemas con los jueces, a los que en ocasiones también criticó por “preocuparse más de los derechos de los delincuentes que de los de las víctimas”.