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Cultura

30 de Marzo de 2014

La veteranía de Red Hot Chilli Peppers superó al frío en la primera noche de Lollapalooza

¿Para qué sirve la veteranía en el rock? Por ejemplo, para superar la fatal combinación de un sonido deficiente, un ambiente frío y 40.000 personas que llevan diez horas escuchando todo tipo de música. Y eso es lo que demostró Red Hot Chili Peppers en la jornada de apertura del Lollapalooza Chile 2014. Mediante calidad […]

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¿Para qué sirve la veteranía en el rock? Por ejemplo, para superar la fatal combinación de un sonido deficiente, un ambiente frío y 40.000 personas que llevan diez horas escuchando todo tipo de música. Y eso es lo que demostró Red Hot Chili Peppers en la jornada de apertura del Lollapalooza Chile 2014.

Mediante calidad y tablas, los californianos lograron sortear los problemas con que fueron topándose en la hora y media que duró su actuación e incluso se dieron el lujo de tocar media docena de improvisaciones entre la veintena de temas interpretados.

El concierto arrancó con un prólogo instrumental que dio paso al característico golpeteo del bajista Michael “Flea” Balzary, uno de los fundadores de esta banda de “funk rock” nacida en 1983 en Los Ángeles.

Todos estaban en sus puestos. Josh Klinghoffer a la guitarra y Chad Smith a la batería, acompañados de Mauro Refosco, el percusionista brasileño miembro de Forro in the Dark que les acompaña en esta gira.

Sólo faltaba el hiperquinético Anthony Kiedis, el carismático vocalista del grupo, que hizo su aparición en el escenario envuelto en tanta ropa como si viajara a la Patagonia.

Nada del torso desnudo del que acostumbra presumir, que la noche santiaguina estaba muy fría como para ir alardeando de musculatura boxística.

Y así arrancó la cuarta visita a Chile de Red Hot Chili Peppers, que debutaron en Santiago en octubre de 1999 y repitieron tres años después, para regresar en 2011 con un memorable concierto en el estadio Monumental, frente a 45.000 espectadores.

Perdidos entre los ritmos electrónicos de Phoenix, el perturbador rock de Nine Inch Nails y la meliflua voz de Ellie Goulding, miles de fanáticos habían estado aguardando ansiosos que llegara el turno del cabeza de cartel del festival.

Y, aunque a las diez de la noche el frío se dejaba sentir en la inmensa explanada del parque O’Higgins, la destemplanza desapareció al ritmo de “Can’t stop” y la contagiosa danza tribal de Kiedis.

A sus 51 años, el cantante de Red Hot derrocha tanta energía sobre el escenario como cuando fundó su primera e impronunciable banda, Tony Flow & The Miraculously Majestic Masters of Mayhem, hace ya más de treinta años.

Después de la pegajosa “Dani California”, interpretada en directo de manera mucho más discreta que en el histriónico vídeo, por fin llegó el saludo. Un lacónico “¡Hola! ¿Qué tal?”, dicho en español. Red Hot apenas interactúa con el público. Lo suyo es hacer música, buena música, y charlar poco.

Al igual que sucede en la radio y en el teatro, los lapsos silenciosos servían para destacar lo que venía a continuación.

Y lo que llegó fue un elegante y sutil inicio de “Otherside”, uno de los temas incluidos en el disco “Californication”, que en 1999 encumbró a Red Hot al Olimpo del rock.

Este álbum, del que se vendieron quince millones de copias, marcó el regreso del guitarrista John Frusciante, quien durante una gira por Japón en 1992 había abandonado la banda, algo que volvería a hacer en 2008, ya de manera definitiva.

En octubre de 2009 se incorporó el actual guitarrista, Josh Klinghoffer, que participó en la grabación del décimo álbum de estudio, “I’m With You”, puesto a la venta en agosto de 2011 y hoy por hoy su trabajo más reciente.

Por eso, en Lollapalooza Chile, la banda que inventó el “punk funk” optó por hacer un recorrido uniforme por sus éxitos, desde el melancólico “Under the Bridge”, incluido en “Blood Sugar Sex Magik” (1991), hasta la pegadiza “The Adventure or Rain Dance Maggie”, de “I’m whit you” (2011).

Sin olvidar por supuesto el impetuoso balanceo de “Snow”, del disco “Stadium Arcadium” (2006), la estrambótica letra de “By the Way”, que da título al álbum homónimo de 2002, y el universalismo sentimental de “Around the World”, incluido en “Californication” (1999).

Y como en la cita bíblica, los últimos serán los primeros. Red Hot concluyó el recital con el archiconocido “Give it Away”, un himno que sonó por primera vez en 1991 y que con su peculiar fraseo Anthony Kiedis transforma en una ametralladora vocal que dispara palabras.

Retales de “rap”, rock y “punk” cosidos sobre tejido “funky” han arropado tres décadas de éxito de esta banda, ganadora de siete premios Grammy y que desde 2011 forma parte del salón de la fama del “rock and roll”.

A pesar de haber vendido más de 110 millones de discos a lo largo de su carrera, Red Hot Chili Peppers sigue pidiéndole a sus fans que “apoyen la música en vivo”, como hizo esta noche al despedirse del público chileno.

Tal vez porque en 2012 anunció el lanzamiento de un nuevo disco que todavía no ha visto la luz o quizás porque adora las actuaciones en directo, aunque alguna vez, como en la presentación del Super Bowl 2014, haya recurrido al “playback”.

Tras el concierto de esta noche en Santiago, Red Hot Chili Peppers participará en la primera edición argentina del Lollapalooza, el próximo 4 de abril en Buenos Aires, y después proseguirá con la gira “I’m whit you” por Bogotá (Colombia) y San Juan (Puerto), antes de finalizar en el festival de la Isla de Wight (Inglaterra) el 14 de junio.

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