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Opinión

30 de Mayo de 2014

Albert Pla (47), músico catalán: “En España los que no les chupamos la polla al partido de gobierno, pringamos”

Si bien hace rato dejó de ser un joven cantante, Albert Pla sigue con la actitud de un artista punk. Ha declarado que le da asco ser español, le han suspendido conciertos y en sus canciones -mezcla de irreverencia, actualidad y política- ha puteado a la monarquía española, da indicaciones de cómo hacer bombas para matar policías y relata la relación de pareja con una novia terrorista. El 2 de junio se presenta en Chile, junto al guitarrista Diego Cortés, con quien hace unos años recuerda haber tenido el mejor concierto de su vida, pese a no haber tocado.

Matías Castro
Matías Castro
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-Estuviste en el hospital por unos problemas coronarios ¿Cómo estás de salud?

Estoy bien, perfecto para los escenarios. Estoy normal, si es que alguna vez he sido normal.



-En tus presentaciones no solo cantas, sino que actúas y haces performances sobre el escenario. ¿Cómo definirías tu estilo?

Nunca he pensado sobre eso, se lo dejo a quien se atreva a explicarlo. Yo simplemente subo y me pongo a cantar o a hacer lo que se me ocurra que haya ido a hacer.

-¿Te dejas llevar por el ambiente entonces?

Creo que toda la gente que se sube a un escenario, tiene un poco la obligación de dejarse llevar por el público ¿no? Pero depende mucho del espectáculo que presentas. En este caso con Diego Cortés nos dejamos llevar mucho. Más o menos yo voy cantando lo que me da la gana y él toca lo que le da la gana. Así vamos, sin muchas cosas premeditadas.

-Las letras de tus canciones son bien irreverentes. ¿Cómo es el proceso de creación?
De pequeño ya estaba pensando cosas, no lo puedo evitar, todo el día voy haciendo canciones y teniendo ideas para hacer espectáculos. Ahora que cuelgue el teléfono de hablar contigo, seguiré pensando en mil canciones y en mil espectáculos, cosas por hacer y deshacer. Hago mil canciones a la vez, ya te digo, y de repente tienes la oportunidad de concretar 4 o 5, pero ya no me acuerdo de dónde me salen. A veces se me ocurren letras que ya he escrito y que no me acordaba, jajaja.

-¿Alcanzaste a darte cuenta o te avisaron después de cantarla?
Ha sido en el proceso, cuando ya estoy acabando, digo: oy, oy, oy, pero si esto era eso. Tengo el cerebro lleno, o lo que sea, no sé si es el cerebro o alguna parte del meñique, pero sigo pensando continuamente. Muchas ideas, muchas canciones, las tengo desde hace 10 o 15 años y no las acabo. Me divierte tenerlas, cogerlas, acordarme al cabo de un mes y volver a mecerlas. Muchas cosas no las quiero acabar, solo por no acabarlas. Más que el no acabar, es seguir con ese gustazo de que se te vayan ocurriendo más y más cosas.

-En la canción “Adiós Argentina” puteas para todos lados, incluso tratas a las medocinas de feas: “Pero que feas que son las mendocinas, con ese vino que les rompe las encías”
Jajaja, me parece que esa canción se la están dando a los chilenos y a los uruguayos, es como la rivalidad entre Cataluña y España, eh. Ayer me preguntaron unos de Uruguay y hoy me preguntaron unos chilenos, no he hablado con argentinos, pero por lo que veo a los argentinos se la están escondiendo.

-Lo interesante de tus canciones es que el humor está mezclado con un intenso discurso político. La gente se puede quedar solo con el chiste o ir un poco más allá en los temas.

Con el tiempo he aprendido que todo el mundo que dice algo provoca reacciones y tú no las puedes controlar, son impredecibles. Así como se enfadan, de repente ni se lo pueden tomar, jajaja. Nunca sabes quién te está escuchando.

-¿Cómo crees que se te está escuchando ahora?

Creo que la gente que se enfada o que ha tenido problemas según qué cosas he dicho, si entraran al teatro me tirarían al río directamente. Menos mal que no escuchan lo que digo en los conciertos, porque si lo escucharan les da un infarto.

“El mejor concierto de mi vida”
-¿Recuerdas algún momento en especial de tus anteriores presentaciones en Chile?

Bueno, las mujeres son muy guapas, jajaja. Me acuerdo la primera vez, que vino muy poca gente a vernos, pues habían como unos 15 tíos. Decidimos no hacer el concierto, salí y dije: mirá, chicos, yo creo que es absurdo que me ponga a cantar canciones como si fuera un concierto normal, pudiéndonos ir todos a tomar unas copas. Y así lo hicimos. No recuerdo cuándo sería, ni el lugar dónde nos fuimos de copas, pero sí que ellos se lo tomaron muy bien. Los chilenos son simpatiquísimos, al menos esos 15 que conocí personalmente, jajaja. Fue el mejor concierto de mi vida, que por cierto, no hice.

-¿Hubo guitarreo ahí o no?

Nada, simplemente les grabamos con una filmadora sentaditos en mi sofá y montamos un videoclip muy bonito.

Ser español
-En una entrevista al diario La Nueva España dijiste: siempre me ha dado asco ser español. Luego te cancelaron un concierto en la ciudad de Gijón. ¿Qué pasó con eso?
Sí, suspendieron conciertos y contratación, claro. Aquí en España -no sé como será en Chile- los teatros son de los ayuntamientos, entonces los teatros de por aquí, cuando entra un partido político, pues se hace dueño del teatro y lo convierte en su cortijo, en su ruedo personal y los demás a joderse y ya está. En España los que no les chupamos la polla al partido de gobierno, pringamos. Eso ha pasado siempre, no solo ahora.

-Te han dado harto por el tema.

Bueno, yo lo he sabido desde hace muchos años, ahora por fin públicamente el partido del gobierno de España ha dicho: este tío, no queremos que trabaje.

Manifestaciones sociales

-Eres crítico respecto al poder transformador de las manifestaciones sociales.

Sí, quieren que la gente se vaya a manifestar a los mafistódromos. A veces me preguntan si sirven para algo y claro, tengo que decir que no. Pienso que una bomba es mucho más práctica, jajaja. Y no, yo soy pacifista. Pero sí que es un hecho, es matemática pura, no es una opinión mía, que las manifestaciones pacíficas no sirven para nada. De hecho estamos hablando del último espectáculo que estoy haciendo en España, “Manifestación”, que es de un tío que se pierde y choca con otra manifestación. Hay una sobredosis de manifestaciones que chocan con marchas militares, desfiles, mítines y protestas.

-¿Qué es lo que sirve entonces?

Lo que estoy diciendo es que no veo que una manifestación pacífica haya resuelto nada, al menos en los últimos cinco años aquí en España.

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