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Opinión

10 de Agosto de 2014

Joaquín Sabina: “Las revoluciones envejecen mal”

El cantautor español viene con cuerda. La cuerda que entrega otro momento de la vida. Viene a mostrar "500 noches para una crisis”. Así se llama la gira que lo trae a Santiago y Concepción. Una crisis más social que personal, sufrida por un europeo que ve peligrar la vieja Ilustración. Viene a cantar entero su disco favorito y con la ilusión de cumplir, en esta visita a Chile, una fantasía de juventud. En esta entrevista concedida a la revista The Clinic, Sabina aborda también el anecdotario y los carteles que le han colgado al cuello más de alguna vez. Sobre todo el que hace algunos años le plasmaron en Chile. Por último, su insistencia de que, si antes la televisión tenía al menos la idea de culturizar, hoy según el cantante, “difunde el orgullo de ser analfabeto”.

Daniel Hopenhayn
Daniel Hopenhayn
Por

Joaquín-Sabina

– Vienes a cantar tu disco “19 días y 500 noches”…

– (Interrumpe) Muy bien, pero lo primero que quiero decir es que soy bastante fan de The Clinic, tengo algunas portadas gloriosas en casa, me las arreglo por ahí para conseguirlas. Recuerdo una genial, sobre los amores de Gabriela Mistral, ¡ja, ja, ja!

– Ahora te vas justo para perderte los 100 años de Nicanor Parra, tocas una semana antes de su cumpleaños.

– Mira, una de mis fantasías de juventud, y de madurez, y de vejez, y que espero esta vez conseguirla, es darle un gran abrazo a Nicanor. Soy muy lector de su antipoesía, con ese estilo coloquial, que parece un chiste y tiene mucha más literatura de lo que los eruditos piensan. Esa mecánica interna de sus poemas, para ser tan fácil, es muy difícil. Yo incluso tengo manuscritos y otras cosas de Nicanor en mi casa, siempre he sido muy adicto a él. Hace poco salieron aquí en los diarios unos versos nuevos suyos y eran divertidísimos. Y además, ¡hermano de Violeta!

– ¿Los cantautores destronaron a los poetas?

– Pues en algún momento lo pensé. Sucedió así para el público, pero no sé si para la gran poesía o la gran música. Yo estuve muy ilusionado con el rap, porque pasaba que los chavales de los barrios podían ponerse a hacer rimas y tal, pero el rap ha ido evolucionando de una manera que no me gusta nada, a los ripios más banales, “yo la tengo más larga que tú”, todo eso que no me gusta nada. Pero sí, en un momento me ilusioné con eso.

– Y entre la música nueva, ¿dónde estás viendo las buenas letras? ¿O no las ves?

– Las veo rara vez, pero antes también las veía rara vez. Qué sé yo, las sigo viendo en Serrat, en Chico Buarque, en Violeta Parra que cada día escribe mejor. También las veo en Jorge Drexler y en algunos jovencitos que allá no sonarán de nada, pero que alguna vez se pasan por mi casa y me enseñan cosas fantásticas.

– Has reclamado que la tele ya no solo empobrece el lenguaje, sino que ahora, para peor, “difunde el orgullo de ser analfabeto”.

– Sí, eso del libre mercado y la libertad de los medios de comunicación es una absoluta falacia, porque son las grandes compañías las que ocupan el mercado y la tele compite en cada día más basura. En España hay 25 mil canales y ninguno que deje hablar a alguien tranquilamente, sin que lo interrumpan con anuncios o preguntas estúpidas. Es bastante descorazonador, pero es así, qué puedo deciros que no sepáis.

– Hablando de pantallas, ¿te jode mirar al público durante el concierto y ver cien camaritas grabándote?

– La respuesta correcta es… ¡sí! Recuerdo que en una película de Woody Allen que me gustaba mucho, “Deconstructing Harry”, llegaba un tipo al infierno y se encontraba a otro y le decía: “¡Pero tú qué haces aquí, si eras un buen padre de familia, un trabajador honrado!”. Y el otro le contesta: “Inventé el metacrilato”. Bueno, el hijo de puta que inventó los celulares que graban, al infierno.

SEGUIR VIVO

– Publicaste el disco “19 días y 500 noches” hace 15 años. ¿Por qué vienes ahora a cantarlo entero?

– Es el disco más apasionado de mi vida. Coincidió con el final de mi loca juventud, que conseguí alargar hasta los 50 años. Luego vino el ictus cerebral y una depresión y cosas de las que alguna noticia os habrá llegado, pero en ese disco me empleé más a fondo que en ningún otro. Y hace un par de meses, yo estaba loco por irme a tocar y no sabía cómo, tenía canciones nuevas pero no tenía un disco, porque soy un poco alérgico a los estudios, me gusta más agarrar la guitarra en casa con los músicos y tal. Entonces alguien, no recuerdo muy bien cómo, puso el disco “19 días y 500 noches” en mi casa, donde jamás se oyen discos míos porque hay muy buena música para oír. Y me di cuenta que de todos mis discos, esas canciones eran las que estaban más vivas, y que revisitarlas como las vuelvo a oír ahora era una buena percha para una gira. La mitad del concierto será ese disco, la otra mitad son dos o tres estrenos que no están ni grabados, luego algunas canciones raras que no tocamos nunca y también algunos clásicos inevitables.

– “19 días y 500 noches” fue también tu último disco compatible con esa caricatura que te hiciste, o que te hicieron, del bohemio de mala vida que cerraba los bares.

– Yo colaboré con la caricatura en la medida que nunca oculté que vivía en la calle, que pasaba las noches en los bares y escribía en los bares. Eso era verdad y lo contaba, pero nunca pensé que iba a ser motivo para crear una caricatura. La única caricatura que yo creé conscientemente fue el bombín que me ponía en el escenario, para diferenciar claramente al idiota que se subía al escenario a cantar del tipo que iba por la calle. Luego hubo gente que confundió las dos cosas y las dos caricaturas, pero qué le vamos a hacer, yo no soy responsable de eso. A veces lo fui, pero lo fui por no esconderme.

– Dijiste alguna vez que quedaste horrorizado al aterrizar en Chile y leer en un diario “Llega a Chile el profeta del vicio”.

– ¡Es que lo de Chile fue tremendo, ja, ja, ja! Era una caricatura ya llevada al extremo de la impiedad, de una exageración brutal. Yo tengo esa portada guardada porque me divirtió mucho. “Profeta del vicio”, ¡me sobrevaloraban!

– Y hoy, ya lejos de los vicios más duros, ¿por qué otro estimulante los has logrado reemplazar como combustible creativo?

– Por respirar. Por seguir vivo, seguir viendo a los amigos, por viajar, por subirme al escenario y encontrar un público cómplice casi siempre… Pero es verdad que he elegido ese disco porque fue el último de esa época disparatada y fue, de todos, mi disco más intenso. Recuerdo muy bien estar dos o tres noches sin dormir dedicado a mejorar una canción o un acorde de guitarra, y despertarme a las seis horas con la guitarra en una mano y el bloc en la otra, y seguir corrigiendo. Ese tipo de intensidad, de pasión, de no dormir, de estar así durante dos o tres meses, no lo he vuelto a tener, por motivos obvios. Ahora aguanto seis o siete horas escribiendo y con la guitarra, pero no tres días y tres noches.

– Hace poco contaste en una entrevista que tus nuevas canciones hablan de un cierto deterioro personal.

– Tampoco te creas lo que escriben los periodistas. Yo estoy consiguiendo envejecer sin dignidad, eso es todo.

– ¿Y “cada vez son más tristes las canciones de amor”, como dice la canción?

– Sí, claro que sí. Siempre han sido tristes, pero cada vez lo son más.

CRISIS Y REVOLUCIONES

– “500 noches para una crisis”, se llama la gira. ¿De qué crisis estamos hablando?

– Bueno, desde que tengo recuerdo siempre vivimos en crisis, pero ahora en la vieja Europa hay una crisis demasiado feroz, demasiado importante. Se está acabando no ya con la socialdemocracia ni con el Estado de Bienestar, sino directamente con la Ilustración del siglo XVIII. A menos que uno viva en una burbuja y no tenga ojos ni pise la calle, la crisis se ve por todos lados, y eso nos tiene muy preocupados a los que vivimos en este lado del mundo.

– Y de este lado, muchos artistas de izquierda han cambiado a Fidel por Mujica. ¿Estás en esa línea?

– Sí, a mí el Pepe me gusta mucho. Me gusta su “a la pata la llana”, su dar ejemplo con su propia vida. Un ejemplo a veces disparatado, pero también me gusta su capacidad de disparate. El otro día vi aquí en España una entrevista de televisión que le hacían y hubo un momento en que me puse a llorar, porque le preguntaban qué fue lo que más echó de menos cuando pasó años en una celda de aislamiento, donde no podía ver el sol ni hablar con nadie. Y dijo: “No me dejaban leer”.

– ¿Y Fidel?

– Yo no reniego de quien Fidel fue, porque la Revolución cubana fue una cosa vital para mi generación y para una generación de chilenos también. Así que renegar, no reniego. Pero igual que las personas, las revoluciones envejecen, y envejecen mal.

– ¿Felipe es mejor rey que Juan Carlos?

– Los dos son miembros de una cosa anacrónica que se llama monarquía.

– Pero Felipe parece tender a una línea más progresista.

– Pero tú estás hablando con un republicano.

“500 noches para una crisis”:
Joaquín Sabina en concierto. /
27 de agosto en el Movistar Arena de Santiago. /
29 de agosto en el Suractivo de Concepción. /
Entradas por PuntoTicket.

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