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Opinión

31 de Agosto de 2014

El hombre que dejó el mundo para vivir en la tierra

José Luis Vergara Bezanilla (84) es el sexto de once hermanos de una familia conservadora y adinerada. Es abogado y durante años ejerció en una prestigiosa compañía. Eso hasta que decidió cambiar de rumbo y se desprendió de todo, menos de sus libros, sus cuadros y de su casa en Vitacura. Ahí plantó un gigantesco bosque con árboles que fue trayendo de rincones vírgenes del sur y se dedicó a regar, meditar, caminar, escribir y leer. Hoy día no tiene auto, reloj, televisión, radio, celular y apenas sale de su casa. Esta es la historia de Vergara Bezanilla y su bosque: aquí las hojas no se han barrido en cincuenta años.

José de la Carrera
José de la Carrera
Por

BEZANILLA

Foto: Alejandro Olivares

Jardín del Este es un barrio ubicado en la ribera sur de Mapocho que en los 60 diseñó el Premio Nacional de Arquitectura Emilio Duhart. El lugar, en la comuna de Vitacura, tiene como límites las calles Manquehue Norte, Luis Pasteur, Avenida Américo Vespucio y Monseñor Escrivá de Balaguer. En 1962 la publicidad de la urbanización decía: “¡Un lugar de ensueño en plena naturaleza y a 15 minutos de la Plaza de Armas! Al lado del Club de Polo, a un paso del colegio Alliance Francaise y cerca de los SS.CC., Santa Úrsula y la nueva Maisonette”.

En ese tiempo, cuando estos terrenos eran chacras, la clase alta comenzó a comprar los más de 240 terrenos disponibles para hacer carne el sueño de la época: la “ciudad jardín”. Las calles no siguieron el rígido trazado del damero español, se plantaron árboles (naranjos, peumos y araucarias) y las aceras y sus calles se fundían en una vereda suave de adoquines
Debió haber sido pocos años después que se comenzaran a vender los terrenos, cuando José Luis Vergara Bezanilla compró el suyo. Tenía entonces unos 40 años. Era abogado, soltero y vivía como cualquier hombre de su posición en esos años en Chile. Hasta que, como a él le gusta decir, se “cayó del caballo”:

“Ocurre a los 40, algo sucede en el ser humano, a veces lo sabemos, a veces no lo sabemos. Afortunadamente me encuentro entre los primeros”.

Respira profundo y termina la frase: “Fue un giro de 180 grados”.

Vergara Bezanilla –así se presenta él- se desprendió de casi todo lo que tenía. Sólo se quedó con libros, sus cuadros y su casa en Jardín del Este. Ahí plantó un jardín, que al poco tiempo se convirtió en bosque: él mismo trajo araucarias y otras especies desde rincones vírgenes del sur.

Toqué fondo -dice y repite- toqué fondo.

¿En qué?
No tengo idea, pero algo estaba ter-mi-nado.

***

José Luis Vergara es el sexto de once hermanos. En 1955 egresó con distinción máxima de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Trece años después se ganó la beca Konrad Adenauer Stiftung para estudiar en Alemania. Antes había trabajado como fiscal en una prestigiosa compañía. Lo tenía todo para ser “exitoso”.

Y lo fue.

Pero se cayó del caballo.

¿Por qué dejó su profesión?
Fue en 1973. En junio retorné a Santiago, porque estuve como 15 días en el norte por razones profesionales de la institución donde yo era abogado, entonces entré a la oficina, miré al colega que trabajaba conmigo y le dije una frase histórica que recuerdo hasta el día de hoy: “Buenos días muchacho. No trabajo más. Cuelgo mi toga de abogado”.

¿Y qué hizo al otro día?
No, no, no… obviamente me demoré hasta fin de año. Fue un proceso lento. Si yo hubiese hecho una cosa así tan violenta de un día para otro yo hubiese sido un irracional. No. Me demoré cinco meses y el primero de enero de 1974 no fui más a la oficina hasta el día de hoy. Llevo ene años sin trabajar, profesionalmente hablando, claro.

Luego de colgar la toga de abogado, Vergara Bezanilla viajó a dedo por Europa, la antigua Unión Soviética e India. El viaje fue la última etapa de un “cambio de rumbo”, dice, mientras se interna por los angostos senderos del bosque y acaricia el anciano tronco de un peumo.

***

La entrada a la casa de Vergara Bezanilla tiene una reja de madera baja, verde oscura, como de cuento. El terreno, a diferencia del de sus vecinos, está más alto, la razón es que desde que él llegó a vivir aquí, hace ya casi 50 años, nunca se han barrido las hojas del bosque. Cada tanto resaltan algunos pequeños montículos que llama “terrazas de meditación” y que él mismo ha construido con tierra y hojas que ha ido recolectando de las bolsas que dejan en la calle los jardineros de sus vecinos. Hay siete terrazas y sus pequeños caminos para llegar a las cimas, algunas tienen asientos, otras no, pero casi siempre, al ir subiendo, hay unas columnas con maceteros. En las terrazas toma sol, medita, observa los cambios del día y recibe a los que lo visitan. Su casa es un lugar abierto. Cuando te sorprende en la puerta te hace pasar, nunca te pregunta a qué vienes. Te observa. Se ríe. Te habla.

-Una vez me ofrecieron vender el terreno -dice mientras estamos sentados en una de las terrazas de meditación a la que le llega el sol de la mañana:

-¿Qué me vas a dar? ¿Papel? ¡Ofréceme mujeres! ¿Pero papel?…¡No! Dice riendo.
Sabe perfectamente que está en el corazón del barrio más caro de Chile. Aquí el metro cuadrado debe estar a unas 35UF. Si es que alguien vende, porque este es un sector demasiado apetecido. Estos casi mil metros cuadrados son una fortuna para el mundo.

***

Vergara Bezanilla apenas sale de su casa. Permanece en su bosque prácticamente todo el día. Ahí escribe, lee, pinta, riega, camina, duerme y medita. Eso es lo que hace todos los días. Calcula que tiene más de 500 cuadros repartidos en desorden por toda la casa, escribe a mano diariamente sobre lo que reflexiona en el día y riega en tramos de a dos horas para mantener con vida el bosque. Aunque tiene una rutina, las horas parecen no calzar.

-¿Le parece si nos tomamos un café de desayuno?- le pregunto en una de las tantas visitas que hago.
-Yo ya almorcé.

¡Pero si son las once de la mañana!- respondo.

-Uno duerme cuando tiene sueño y come cuando tiene hambre. No hay hora -y muestra la muñeca sin reloj.

Dice que se despierta todos los días a las cinco de la mañana. Lo primero que hace es encender la luz y leer un poco. Luego se levanta y hace sus ejercicios de elongación para de ahí, si tiene ganas, ponerse a pintar. Se acuesta nuevamente a descansar, lee otro poco y duerme otra vez hasta las 11 de la mañana. Luego se levanta, prepara el almuerzo y sale a comprar a unos pequeños almacenes que están cerca de su casa. Otra vez reposa, pinta, lee y descansa. Por las tardes riega, trabaja su bosque y recibe a amigos. Llegada la noche se prepara algo suave para comer y se acuesta.

¿Cómo fue que decidió vivir en un bosque?
Eso está muy claro para mí. Toda mi vida fui un amante de la naturaleza. Siempre. Todo en la naturaleza es para el hombre. Todo está al servicio del hombre. No hay cosas en la naturaleza que sean inútil es al hombre. Depende de la sensibilidad del hombre para saber qué me está diciendo esta planta, qué me dice este árbol, qué me dice este paisaje, etc.

Durante las distintas conversaciones que tenemos, Vergara Bezanilla insiste con algo que es una de sus creencias fundamentales, la distinción entre el mundo y la tierra:

-Hago este símil -precisa y estira ambas manos hacia adelante- el hombre tendría que escoger o mundo –pone la mano izquierda con los cinco dedos hacia abajo como si fuera una araña- o tierra, posición hacia arriba –y coloca la mano derecha con los dedos hacia arriba como un canasto-. Tú observa la posición de mi mano. El mundo: peyorativo. Esto –indica la mano derecha- superlativo. El mundo es cabeza abajo con un techo. La tierra cabeza arriba. La tierra recibiendo desde el cielo. Cielo e infierno. Cielo e infierno- repite mirando ambas manos.

¿De qué vive Vergara Bezanilla?
Esa es una pregunta del mundo. Y como estamos en la tierra, te respondo: toda la tierra entera me abastece.

Pero la gente se lo va a preguntar cuando lea esto.
Es muy legítimo además, pero no me complace… Pero en principio te digo lo siguiente: a estas alturas, porque yo estuve muy abastecido de todo, incluyendo automóvil, pero a estas alturas digo lo siguiente: necesito muy poco para vivir y muy poco deseo aquello que necesito. Es casi como una regla de oro para mí. Pero si estás inserto en el mundo, esa frase no corre, porque el sistema de hoy crea necesidades en el hombre, necesidades superfluas.

Pero con ese poco que necesita, ¿cómo lo hace? Me imagino que con la plata de la jubilación no le alcanza para pagar las contribuciones de una casa como esta.
Claro, para pagar las contribuciones tuve que desprenderme de una gran obra. Monumental obra. Una de las más grandes obras de Aurora Mira. Una obra monumental. Ella fue mi abuela y yo era poseedor por herencia. Cuatro años me costó la venta de ese cuadro que era enorme.

¿Y con eso paga las contribuciones hasta ahora?
Claro, me alcanzó para eso y no solamente eso, sino que también para estar tranquilo hasta ahora. Incluso si tú necesitas un par de pesos yo te los puedo regalar, no prestar, regalar, sin intereses. Es muy prosaico lo que estamos hablando, pero en fin, es la realidad que impone el mundo. El mundo no hace justicia. También me lavo cuatro veces al día los dientes y las manos también… El hombre es el mismo. El ser humano crece hacia arriba, apunta hacia lo infinito.

***
La estructura central de la casa -de doble altura, con un segundo piso que desde abajo parece que estuviera en desuso- da a un segundo jardín. Los ventanales hasta el suelo permiten ver el bosque desde este lugar a la perfección. Es como estar en el bosque la verdad. Lo que en una casa tradicional sería el living comedor, es un gran taller con cuadros, papeles, libros y hojas, casi no hay muebles y los que hay están más bien abandonados en algún lugar o con cuadros arriba. “Mi hermana cada vez que viene aquí dice que esto es un chiquero. Es que el hombrecito que viene a limpiar me cobra por metro cuadrado, le digo yo” y se ríe. Porque el mundo por alguna parte intenta imponer sus reglas. “No quiero estufa. Mis hermanas me han regalado, pero no quiero estufa, hay varias por ahí botadas. Uno genera calor también”, dice mientras se mueve con rapidez. Y es que el movimiento es parte de su rutina. “¿Te has fijado cómo es en el pipí de la noche? Oscuro y maloliente. ¿Y en el día? Claro y con olor almendra o a miel. Sin movimiento: muerte. Con movimiento: vida”.

Entre sus cosas, Vergara Bezanilla guarda sus escritos y los cuadernos que su madre Inés escribió durante su vida. Una tarde me lee un pasaje escrito por ella cinco días después que él nació: “Cómo consignar en estos momentos cuánto mi corazón querría gritar para que cuantos me oyeran alaben a Dios de tales maravillas”. El ambiente de su familia, profundamente católico, fue otra de sus rebeliones iniciales. Hubo una época en que se alejó de la religión: “Es algo que le tiene que suceder al ser humano. En mi caso intervino la necesidad de querer empezar de nuevo mi propio camino y pasé por varias religiones hasta que volví a creer en la eternidad. Creo profundamente en la eternidad”, dice hoy y agrega, “La muerte no es la última palabra, sino el principio de todo. Es el gran misterio, donde inexorablemente todos iremos con absoluta certeza. Frente a ese misterio no me preocupa tanto cómo nací, sino cómo voy a enfrentar mi último suspiro, pues si bien es cierto que nací con los ojos cerrados, moriré con los ojos abiertos”.

Uno de sus proyectos es un libro de más de doscientas páginas que él escribió a mano sobre sus meditaciones y que Cristián Warnken está editando. Con Cristián se conocen desde que él era niño y como muchos otros lo visita con regularidad.

¿Quiénes son las personas que lo vienen a ver?
Me imagino que serán personas que tienen algún interés en conversar conmigo. Y yo quedo muy encantado, porque como me he desprendido de las cosas mundanas, no tengo posibilidad de comunicarme con nadie.

¿No le hubiese gustado tener hijos para transmitir todo su mensaje a sus hijos?
No me lo he planteado. Idolatro a los niños, pero no me he planteado el tema de tener hijos.

¿Y pareja?
Ya, ese es otro paso. El término pareja no me convence. Me convence mucho más el término amor. El término amor con mayúscula. Si uno es consecuente con ese término, lo de la pareja casi pasa como algo adicional.

¿Pero tuvo alguna vez pareja?
A lo mejor.

¿Cómo a lo mejor?
La pareja para mí es conciencia de, no del amorío casual, accidental, sino algo que puede ser definitivo. Y eso, claro, a lo mejor pude haber tenido la intención de que eso fuese definitivo, a lo mejor, pero eso no podía yo saberlo a los 22 años. El hombre no nace sabio, el hombre se va haciendo sabio.

¿Y ya desechó esa idea?
¡No!, yo no desecho nada. ¿¡Por qué!? En el hombre consagrado está todo terminado y todo comienza de nuevo. Es una paradoja.

¿Le han dicho alguna vez que está loco?
Hay tanta gente que me quiere que me dice: ¡qué loco divino! En la vereda un muchacho escribió “viejo loco” y yo le encontré toda la razón. ¡Me reí!

¿Pero alguien que no lo quiera le dice que está loco?
No, no lo sé si alguien no me quiere, no lo sé. Pienso que todos me quieren como yo los quiero a ellos.

***

Un día hablamos de un viaje que hizo en el Transantiago, luego de una visita al doctor. Un viaje donde lo que más vio fueron jóvenes mirando sus celulares:
¿Qué hacen? – me pregunta mientras ejecuta con la mano el gesto de teclear.

Depende, algunos están mirando fotos, otros en internet, viendo un correo, jugando..
¿Reciben recados?

Claro, instantáneamente...
¡Ah! Escrito… ¿Y leen a Shakespeare ahí? ¿Ven un cuadro de Vergara Bezanilla?

Mmm… se puede, pero yo creo que pocos lo hacen, pero se puede.
Oye, yo miro eso y es apocalíptico. Apocalíptico. La hora 25. ¿Sabes lo que es la hora 25? El día tiene 24. Hay una hora 25.

¿Qué le pareció el gobierno de Piñera?
El gobierno de Piñera fue un yoísmo que llegó a un extremo máximo. Pocas veces había visto un presidente más yoísta, partidario de sí mismo.

¿Y de Bachelet qué espera?
Esperanza. Con Piñera no tenía ninguna.

¿Tiene esperanza en Bachelet?
Claro que sí. Por lo pronto es mujer. Hoy día las mujeres tienen algo que decir en el mundo. Tu no puedes ir contra la historia. Hoy día lo último que va faltando es que el Papa sea mujer. Las mujeres ya ocuparon todos los espacios por culpa del hombre. El hombre ha sido poco hombre y la mujer está desilusionada del hombre.

¿Cuál tendría que haber sido la primera medida de Bachelet
Dejar de ser presidente de la república.

Si yo le pidiera que me dijera, en una palabra, qué opina de la ciudad.
¡El infierno! ¡El infierno!, ¿qué duda cabe? ¿O tú tendrías en tu casa una cosa así como una ciudad para criar a tus hijos o amar? ¿Te gusta estar a orillas del mar, en la cordillera o en el campo? ¿Sí o no?.

En mi caso sí…
¿Viste?

Pero no sé si a todo el mundo le pasa lo mismo.
No, no, no… ¡No te preocupes de todos! ¡Ojo! Qué buena la observación. No te preocupes. Tú me estas entrevistando a mí y yo te respondo a ti. No al mundo. No a los demás.

Pero si bien a mí gustaría vivir en el campo, estoy viviendo aquí. Soy parte de esto que estamos viendo.
De momento, tú estás recién empezando José Pedro, eres un pollito. Piensa que yo en el mundo fui exitoso, completamente exitoso, entonces para tranquilidad de burgués, del que no sabe que está viviendo en el mundo, para tranquilidad…(hace una pausa). Se me fue la idea jajajajaja…

Pero hay poco casos como usted.
¡Pero no importa! Las excepciones son las que hacen el mundo, no la masa. ¿Cuántos Cristóbal Colón hubo? Uno. ¿Cuántos Jesús de Nazaret? Uno. ¿Cuántos Budas? Uno. ¿Cuántos Fidel Castro? Jajajaja…Claro, sí de eso se trata. Tú estás llamado como tú, a ser lo que tú eres.

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