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16 de Septiembre de 2014

Imán funda en Sudáfrica primera mezquita no sexista y abierta a homosexuales

En medio de una oleada de descalificaciones de la comunidad musulmana de Sudáfrica, el imán Taj Hargey inaugura esta semana en Ciudad del Cabo su Mezquita Abierta, el primer templo islámico que acepta a homosexuales y no aparta a las mujeres del rezo y de la toma de decisiones. “Necesitamos una mezquita abierta a todos, […]

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IMan Sudáfrica

En medio de una oleada de descalificaciones de la comunidad musulmana de Sudáfrica, el imán Taj Hargey inaugura esta semana en Ciudad del Cabo su Mezquita Abierta, el primer templo islámico que acepta a homosexuales y no aparta a las mujeres del rezo y de la toma de decisiones.

“Necesitamos una mezquita abierta a todos, una mezquita que no sea chovinista, que no sea sexista”, explica a Efe en conversación telefónica Hargey, académico de Oxford en estudios islámicos bregado en la lucha en el Reino Unido por un Islam ilustrado.

Nacido en Ciudad del Cabo en 1955, en el seno de una familia analfabeta descendiente de esclavos malayos, el doctor Harvey descubrió durante sus estudios en Egipto y el Reino Unido que el Islam que aprendió de pequeño era “un cuento de hadas”.

“Era el Islam de las costumbres culturales, que no tiene nada que ver con el del Corán”, dice sobre la religión musulmana que se predica desde casi todos los templos, a la que critica con vehemencia.

“No es lo mismo cultura que religión, tradición que fe”, dice el “imán afeitado”, como le ha llamado la prensa británica.

Hargey recrimina a la ortodoxia musulmana dominante haber traicionado la naturaleza “universal” del Islam, al vincularlo a la estética árabe y a tradiciones obsoletas que vulneran los derechos humanos.

Por ello, no aceptará en su iglesia a lo que llama “mujeres enmascaradas”, es decir, que vistan el burka u otras formas de velo que cubren la cara, algo que considera “una violación del Corán”.

“Cubrirse la cara en público significa no poder ser reconocido por el otro”, asevera el profesor, que ve en esta práctica exportada por Arabia Saudí una forma de “aislamiento” de las musulmanas comparable al sistema político de segregación racial del “apartheid”.

Este combativo intelectual mahometano lanzó este año en el Reino Unido una campaña por la prohibición del burka en los espacios públicos, lo que le costó virulentos ataques de numerosos líderes islámicos.

Hargey se rebela asimismo contra el uso del atuendo masculino de color claro y tela fina (túnica tres cuartos sobre pantalones), vestimenta que él llama “pijama”.

El académico rechaza la “sharia” o ley islámica como un batiburrillo de “leyes y costumbres”, formuladas desde un “punto de vista estrictamente masculino”, que los hombres “añadieron” al Corán a través de los siglos.

“La lapidación por adulterio no es de ninguna manera algo que se pueda encontrar en el Corán”, afirma Hargey, quien cuenta que esta medida de castigo es una “tradición” originalmente ajena al Islam que se implantó cientos de años después de la muerte de Mahoma.

En este sentido, su Mezquita Abierta condenará abiertamente y “sin reservas” actos de barbarie cometidos en nombre del Islam, como las decapitaciones o matanzas del Estado Islámico (EI), un grupo al que calificó de “totalmente contradictorio con el Islam”.

Hargey cita el Corán para aclarar que no tiene intención de convertir a nadie, y desprecia los enfrentamientos de las distintas corrientes dentro de la religión musulmana.

“No estamos interesados en el wahabismo, el salafismo, el sunismo, el chiísmo… Cualquiera que venga a nuestra mezquita en paz y amistad será bienvenido”, declara, y reafirmando que abrazará a seguidores de todos los credos y a personas de todas las orientaciones sexuales.

“Espero que esta idea revolucionaria se expanda por el continente africano, por Zambia, Congo, Egipto, hacia Europa y todo el mundo”, dice el imán sobre sus expectativas para la mezquita que abre el viernes con una oración que espera convocar a unas 300 personas en esta ciudad del extremo meridional de África.

Hargey no tiene miedo a las reacciones radicales: “No estoy asustado porque son unos cobardes y no son demócratas. Sudáfrica reconoce la libertad de culto. Si no les gusta nuestra mezquita que no vengan”.

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