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Cultura

13 de Diciembre de 2014

Cómo se enriquecieron las empresas con la Primera Guerra Mundial

En medio de derramamiento de sangre y la brutalidad, las empresas no dudaron en aprovechar las oportunidades para hacer dinero que ofreció la Primera Guerra Mundial. El patriotismo, el sentimiento antialemán y la culpa fueron aprovechados en grande para vender de todo, de alimentos a abrigos, pasando por plumas fuente. “El combatiente más limpio del […]

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En medio de derramamiento de sangre y la brutalidad, las empresas no dudaron en aprovechar las oportunidades para hacer dinero que ofreció la Primera Guerra Mundial. El patriotismo, el sentimiento antialemán y la culpa fueron aprovechados en grande para vender de todo, de alimentos a abrigos, pasando por plumas fuente.

“El combatiente más limpio del mundo: el Tommy británico”, proclamaba el eslogan del jabón Sunlight usando el término coloquial (“Tommy”) que se empleaba para referirse a los soldados de este país en la guerra.

Redoblando los tambores patrióticamente en nombre de los “limpios y caballerosos instintos de lucha de nuestros galantes soldados”, este era apenas uno de un gran número de anuncios publicitarios que utilizaban directamente a la Gran Guerra para tratar de incrementar las ventas.

En una época en que no existía el bombardeo a los consumidores con comerciales de televisión, los periódicos y las revistas de Reino Unido como “Punch” o el “Illustrated London News” eran verdaderos campos de batalla para las compañías, desesperadas por aplastar a la competencia.

¿Pero cómo le vendían sus productos al público y a los hombres enlistados en las fuerzas armadas?
“Los proveedores militares tenían una idea bastante aproximada de lo que se venía”, dice Andrew McCarthy, coautor de “The Huns Have Got My Gramaphone!” (“¡Los hunos tienen mi gramófono!”), que muestra algunos de los anuncios más impactantes. “Se metieron muy pronto en la competencia, con anuncios sobre la venta de equipamiento, aunque hoy en día la noción de que le vendían directamente a los soldados es increíble para mucha gente”.

Desde 1914, tiendas como Aquascutum, Burberry y Tresher & Glenny le ofrecieron versiones de ropa impermeable a oficiales del Ejército. Con eslóganes habilidosos e ilustraciones llamativas procuraron tocar la fibra sensible de los familiares que estaban desesperados por ayudar a sus seres queridos a sobrevivir a los terroríficos períodos en el frente de guerra.

“Un frase universal era ‘envíale una lata a tu amigo soldado'”, dice McCarthy. “Con frecuencia, las compañías jugaban con el miedo de la gente”. Un aviso de Turnubull & Asser exhortaba al público a “salvar la vida de nuestros hombres enviándoles guantes contra el alambre de púas” que contaba con “completo aislamiento contra la electricidad”.

Al parecer no había ningún área que no pudiera ser atacada. No eran inusuales los avisos publicitarios de armas, y el de una “bayoneta pra las trinceras” -que apareció en la revista Land and Water de noviembre de 1915- es particularmente brutal, dice McCarthy.

“Es como un mango con una protección para nudillos y una vara larga y puntiaguda añadida. Es difícil imaginar que en 2014 se podría publicar un anuncio similar”, dice.

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