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Opinión

26 de Diciembre de 2014

Columna: Prohibicionistas y tabacofóbicos

* Se pretende imponernos el último cigarrillo, como si fuéramos merecedores de la pena de muerte: no saben que el último cigarrillo es el mejor, pocas veces es el último, y no lo es por indolencia ni por debilidad, es porque tenemos derecho a ejercer el placer de fumar. Se quiere prohibir fumar en todas […]

Hernán Felipe Errázuriz
Hernán Felipe Errázuriz
Por

Tabaco Girls

*

Se pretende imponernos el último cigarrillo, como si fuéramos merecedores de la pena de muerte: no saben que el último cigarrillo es el mejor, pocas veces es el último, y no lo es por indolencia ni por debilidad, es porque tenemos derecho a ejercer el placer de fumar.

Se quiere prohibir fumar en todas partes, no sólo en espacios exclusivos para fumadores. Ya no es por la debatible protección a los fumadores pasivos en esos lugares, es pura intolerancia, anacrónico prohibicionismo, falso puritanismo, intromisión indebida del Estado en hábitos privados y un atentado contra la libertad.

Algunos legisladores y determinados ministros, intentan dar pruebas de blancura, de sensibilidad, de moral o de corrección para erradicarnos de los escasos espacios que nos quedan a los fumadores. Se arrogan el derecho de tomar decisiones que nos pertenecen. Muestran prepotencia y paternalismo para entrometerse sin límites en la vida de los ciudadanos. Son los mismos que nos quieren imponer dietas, censurar las comidas y prohibir los saleros en los restoranes.

Supuestamente inclusivos, impulsan campañas para segregarnos. A lo mejor buscan distraer las deficiencias de los servicios de salud, abarrotados de pacientes en listas de espera. Por lo demás si fuera cierto que los fumadores morimos antes, deberían reconocer que seríamos una menor carga para la sociedad.

La delirante tabacofobia llega al absurdo. La ley 20.660 prohíbe “la aparición de personas fumando en programas transmitidos por… RADIO”. En sus términos originales pretendía censurar y prohibir cine, teatro, óperas, musicales y artes visuales en que aparecieran fumadores. Entre varios develamos la estulticia de esa iniciativa y forzamos a eliminarla. Nos acusaron de lobbystas de la tabacaleras cuando nuestro sólo interés es que se respetara nuestro derecho. Lamentablemente no lo logramos evitar que por ley se prohibiera fumar en los estadios y en recintos especiales de restaurantes.

Está en trámite una nueva reforma a la ley del tabaco para agravarla hasta el delirio. La comisión de Salud del Senado, entre otras insensateces, aprobó prohibir “la fabricación y venta de dulces, golosinas, juguetes o cualquier otro artículo que asemeje o tenga forma de pipa, cigarrillo u otro producto de tabaco”. Y, por ende, prohibir los cuchiflíes, los barquillos, la tiza tubular y otros productos de forma similar. Lo propuso la ministra Molina, que se declaró gemela del ministro Mañalich en esta materia. Hasta podrían estar incluidas las figuras fálicas en esa definición. ¿Querrán regular el sexo?

También buscan impedir fumar hasta en el desierto, pues se prohibirá fumar “en las áreas silvestres protegidas del Estado”.

Siguiendo al líder coreano del norte, pretenden imponer una cajetilla única, y sin rotular el contenido de nicotina. Así, en otra aberración, promoverán los tabacos más nocivos, pues prohíben que se declaren sus características “en cualquier idioma o dialecto”, en términos que distingan un tabaco menos tóxico que otro. Podrían llegar a imponer un corte de pelo único, como Kim Jong-un en Corea del Norte: tendríamos que escoger entre los peinados de los senadores Girardi, Chahuán y Rossi, los prohibicionistas miembros de la Comisión de Salud del Senado

Están a un paso de autorizar a los inspectores para entrar a nuestras casas y automóviles para fiscalizar la prohibición de fumar.

Felices deben estar con la tabacofobia los narcotraficantes, contrabandistas, las tabacaleras que fabrican cigarrillos en el exterior, los agricultores y trabajadores extranjeros que les venden sus insumos y les prestan servicios. Ellos serán ganadores. Agricultores y trabajadores chilenos quedarán cesantes. Indignados estamos los que esperamos parlamentarios y autoridades respetuosos de las libertades y de los derechos personales, sensatos y conectados con las prioridades de la ciudadanía. Sabemos de una altísima cantidad de presidentes, sabios, artistas, deportistas, legisladores -tal vez los mejores- que fuman. En La Moneda, en los camarines de nuestra selección de fútbol y en el Congreso, se fuma y se fumará siempre, ahora a escondidas. Es legítimo, aunque los fanáticos nos persigan y digan lo contrario.

*Abogado. Diplomático. Ex ministro de Pinochet.

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