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Cultura

5 de Junio de 2015

El retiro de Juan Gallo, el profesor más viejo de Chile: “Es frustrante tener los mismos problemas que existían hace 60 años”

Tiene 88 años y a fines del 2013 el ministerio de Educación lo condecoró como uno de los 100 grandes profesores de Chile. Su historia laboral comenzó en 1946 y hasta hace un mes se desempeñaba como profesor de química del colegio San Agustín, de la comuna de El Bosque. Había prometido trabajar hasta que su cuerpo dijese basta y ese día llegó a mediados de abril, cuando los dolores generados por una artritis en la rodilla lo obligaron a renunciar. El último mes se lo ha pasado en su casa, aprendiendo cómo rearmar su vida luego de 68 años dedicados a la educación. Estas son sus reflexiones.

Jorge Rojas
Jorge Rojas
Por

PROFESOR JUAN GALLO

Hay días en que a Juan Gallo lo agarra la nostalgia. Tiene 88 años y desde hace un mes que se lo lleva encerrado en su casa. En abril pasado, luego de 68 años de docencia, el profesor más viejo de Chile se retiró de las salas de clases. No fue el adiós que había planeado. Tenía pensado dejar de trabajar en diciembre de 2015, pero el recrudecimiento de una artritis en las rodillas, aceleró su salida. ¿Cómo es el último día de un profesor? Juan Gallo aún está sorprendido con todo lo que ocurrió: “no hubo acto, no hubo tiempo de despedirse de los alumnos. A lo mejor en algún momento habrán dicho algo de mí”, comenta con tristeza, sin convencerse aún de que ya no enseñará más en un laboratorio de química.

¿Cómo son las jubilaciones de un profesor?
Las jubilaciones son pésimas. Por horario completo, yo saqué un poco más de 200 mil pesos: ¡una miseria! Por suerte, tenía un seguro extra, y como además seguí haciendo clases después de jubilar, terminé ganando un poco más, pero tengo muchos amigos que viven con esa cantidad y otros que son profesores de básica que ganan menos del mínimo. Uno de los principales problemas de los profesores es que ganan muy poco. Eso siempre ha sido un punto crítico.

¿Por qué cree que ganan tan poco?
Como gremio somos muchos y nos miran mal.

¿Profesores mal pagados educan mal?
Yo creo que sí. Muchos de nosotros, por recibir bajos sueldos, tenemos que trabajar en dos o tres lugares. Hubo un momento que yo estuve haciendo clases en un colegio vespertino y luego en otro nocturno. Eso genera una falta de dedicación que se traspasa directamente a los alumnos, que son educados por profesores que andan apurados, con poca atención por el que le cuesta aprender.

El paro de los profesores apunta, entre otras cosas, a mostrar el desacuerdo que tiene el gremio con el proyecto de carrera docente del gobierno. ¿Qué le parece la reforma?
Yo he vivido varias reformas en mi tiempo como educador, así que no me sorprendo tanto, porque estas cosas siempre quedan en los titulares. Hasta ahora, yo creo que la reforma educacional del gobierno va por buen camino, me gusta esto de eliminar la selección y el no al lucro. Yo estoy del lado de quienes consideran que la educación es un derecho. Las personas no pueden quedar fuera de este proceso por no tener recursos, es una barbaridad: se genera resentimiento, discriminación, y se pierden profesionales. En el tema de los profesores, sin embargo, el Estado está en deuda. Aún no se han aclarado bien los cambios a la carrera docente, hay poca profundización en el proyecto.

¿Es partidario de la gratuidad en la universidad?
Gratis solo para quienes no pueden pagar. Yo provengo de una familia en la que éramos cinco hermanos y donde mi madre quedó viuda. Afortunadamente, mis hermanos –uno ingeniero y otro médico- obtuvieron una beca en un colegio alemán y después entraron a la universidad de forma gratuita. Después vine yo a estudiar pedagogía. Sin la gratuidad nosotros no nos hubiésemos educado, pero me parece injusto que alguien que puede pagar por su formación no lo haga.

¿Es cierto que la educación del pasado fue mejor que la actual?
Comparto eso en parte. Antes, no había tanta gente que podía acceder a la educación. La clase media, de hecho, solo llegaba al sexto año de humanidades y después se iban a trabajar. El Instituto siempre fue un imán para los que podían seguir estudiando y para eso se requería un adiestramiento, una actitud de estudiante.

¿Cómo califica entonces nuestra educación?
Regular, no es tan mala como dicen algunos, aunque hay colegios muy malos.

¿En qué momento la educación fiscal dejó de ser buena?
Es difícil responder a eso. Yo creo que hay discriminación. La familia de clase media, de un joven que va a entrar a la enseñanza media, siempre trata por todos los medios de que su hijo no entre a un liceo fiscal, porque piensan que si van a un colegio particular se estarán codeando con gente que más adelante tendrá figuración. Eso es discriminación.

¿Pero por qué los colegios municipales son de mala calidad?
Por la condición del alumno, de donde proviene, por la falta de autoridad paterna, por la necesidad de esas familias de que el niño empiece luego a producir y no a estudiar…

¿No debería ser rol del Estado invertir más allí donde es más difícil enseñar?
Sí, el Estado debería invertir más. Lo que pasa es que nuestro país es discriminador. Acá jamás un niño pobre se podría matricular en un colegio del barrio alto: hay colegios para ingenieros y otros para obreros. El problema es que los niños de los sectores bajos no se relacionan con los otros y se crean ciudadanos de primera y segunda clase. Eso no me parece muy justo y ha sido difícil romper ese esquema.

¿Cómo la escuela se puede convertir en algo importante para esos niños si no hay incentivos?
Hay que cambiar la dinámica de la enseñanza. Si los profesores llegan solo con exposiciones eso no le interesa a nadie. Hay que ser prácticos. Por ejemplo, no se puede enseñar química de manera interesante si no se tiene un laboratorio. ¿Qué pasa si un colegio no tiene laboratorio? Esto se vuelve aburrido y se genera un problema.

El tema es que no todos los colegios tienen infraestructura de primer nivel. La educación es muy desigual.
Sí, pero eso también lo veo en la salud, en todos lados. Es frustrante tener los mismos problemas que existían hace 60 años. ¿Por qué no solucionamos los problemas de una buena vez? Ojalá Bachelet lo haga o avance considerablemente.

¿Cuánta culpa tiene la dictadura en la mala calidad de la educación?
Las dictaduras no educan, imponen: no se analiza, no se discute, se hace así porque el dictador lo dice. Nuestra educación tiene mucho de eso, de someter a los alumnos a órdenes. Yo era parte de todo lo contrario, de la relación horizontal en la sala de clases. Uno tiene que dar la impresión a los alumnos de que quien manda es el profesor, pero después hay que abrir los temas. El ser humano que no estudia pierde la capacidad de razonar, de discutir los problemas, la vida se vuelve monótona y se muere. El hombre siempre debe estar en una búsqueda de satisfacciones, de manera de ser un estímulo para las generaciones que forma.

¿Qué le parecen las manifestaciones estudiantiles?
Están en su derecho de hacerlo, los movimientos sociales siempre deben existir. Allí hay savia nueva, muy impulsiva, y eso está bien. Lo importante es que estas manifestaciones no destruyan las calles, porque se genera un instinto cavernario, de romper por romper.

¿Qué sociedad cree que es mejor: la de antes o la de ahora?
Antes éramos más pobres, ahora tenemos más posibilidades. Yo me siento cómodo con nuestra sociedad actual, porque en la época de mi niñez nuestros padres se preocupaban mucho de que no hiciéramos cosas malas.

¿Qué era malo en su niñez?
Tener sexo. En ese tiempo era muy serio que una hija perdiera su calidad de señorita. A ojos cerrados, yo me quedo con la sociedad actual, porque ahora las cosas se discuten.

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