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Opinión

3 de Julio de 2015

Columna: El pecado nefando de Gonzalo Jara

La Copa América 2015 será recordada por el polémico dedo de Gonzalo Jara en el poto de un exquisito futbolista uruguayo. Mucho se ha escrito y comentado del “gesto técnico” que dejó fuera de competencia al zaguero oriundo de Hualpén. Mientras algunos justifican la acción apelando a “mañas” del fútbol, otros levantan apologías basadas en […]

Victor Hugo Robles
Victor Hugo Robles
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El-pecado-nefando-de-Gonzalo-Jara

La Copa América 2015 será recordada por el polémico dedo de Gonzalo Jara en el poto de un exquisito futbolista uruguayo. Mucho se ha escrito y comentado del “gesto técnico” que dejó fuera de competencia al zaguero oriundo de Hualpén. Mientras algunos justifican la acción apelando a “mañas” del fútbol, otros levantan apologías basadas en la “chispeza” nacional a lo Gary Medel e incluso, no pocos, hablan de la “propia medicina”, aludiendo al juego sucio de la selección celeste.

Los uruguayos denunciaron a Jara por “agresión o menosprecio grave”, acusación decidora porque se introduce, al igual que un dedo proctológico, en el área chica: la zona más oscura e innombrada por los Carcuros, Guarellos, Schiappacasses o Bianchis. ¿Por qué sería agresión o menosprecio grave meter el dedo en el poto a otro jugador? Justamente, porque se trata del ano, la zona más protegida y sucia pero a la vez supuestamente más “limpia” del “pecado nefando” en los futbolistas heterosexuales. El “pecado nefando” es la penetración anal, perseguida social y legalmente desde tiempos coloniales. Tal vez por eso, el gesto de Gonzalo Jara unido a la reacción macho alfa de Edinson Cavani, reveló los miedos de la testosterona humillada públicamente en una cancha de fútbol internacional.

La acción de Jara ha sido de interés en la comunidad homosexual. Nos excita la homoerótica del fútbol, las piernas de los jugadores y el gesto de Jarita nos recordó nuestra complaciente sexualidad anal. Desde esa loca esquina, el análisis político-sexual de su dedo sucio e indisciplinado ha estado ausente de los debates públicos, pero no así en nuestro marica cotorrear. Unos dicen que se trata de “códigos de machos que denotan deseos de dominación” y otros advierten que el guiño “despertaría la etapa anal de una sociedad reprimida”. Marcelo Otero, activista gay uruguayo, reclama que el hecho generó comentarios homofóbicos en la población heterosexual de su país. Fue tanta la molestia charrúa que incluso un grupo de hinchas pintó de celeste la escultura “La Mano” del artista chileno Mario Irarrázaval en Punta del Este y escribió al pie del dedo medio: “Tócame esta Jara”.

Sin el ánimo de ser latero, buscando meter el dedo en la llaga a propósito de Gonzalo Jara, debemos preguntarnos por el sexismo, la homofobia y el machismo en el fútbol nacional expresado en comentarios, burlas, memes, canciones e incluso en la creación de un plato culinario dedicado especialmente a Jara en el popular Restaurante “El Hoyo”. El denominado “Dedo de Dios” podría –incluso- interpretarse como una metáfora política. Mientras Gonzalo Jara metía su dedo en un poto extranjero, el poto de todos los chilenos resentía el dedo de la colusión de las farmacias, el robo de las AFP, el maltrato en la salud pública, la corrupción político – empresarial, el descrédito de la élite parlamentaria y el uso-abuso que hace Michelle Bachelet de los pases, las gambetas y los goles de la selección nacional de fútbol.

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