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Mundo

24 de Agosto de 2015

Dilma Rousseff dice estar sorprendida por vínculos de políticos de su partido con caso Petrobras

La mandataria brasileña afirmó que nunca imaginó que integrantes del PT o aliados de su partido pudiesen estar vinculados al escándalo.

Por

dilma efe

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se declaró hoy sorprendida con la vinculación de algunos de sus correligionarios en el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) al escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.

“Fui y lo lamento profundamente”, declaró Rousseff al ser preguntada de si había sido sorprendida, en una entrevista que concedió a tres diarios brasileños y algunas de cuyas declaraciones fueron anticipadas hoy por los periódicos O Globo y Folha de Sao Paulo.

Por el caso se investiga en la actualidad a una veintena de grandes empresas y a medio centenar de políticos, en su gran mayoría de la base que apoya a la presidenta, entre los que están miembros del PT, como el extesorero de la formación, Joao Vaccari Neto, y el expresidente del partido y exministro de la Presidencia, José Dirceu.

Según la Fiscalía, las grandes constructoras de Brasil obtenían de la petrolera contratos amañados, inflaban sus valores y repartían las diferencias con exdirectores de Petrobras y políticos que amparaban esas maniobras.

Rousseff afirmó que su respuesta al escándalo es fortalecer las instituciones que investigan la corrupción.

“Como decía (el fallecido exministro de Justicia) Marcio Thomas Bastos, no esperen que sean las personas la fuente de la virtud. Tienen que ser las instituciones. Las instituciones son las que tienen que tener un mecanismo de control. Es difícil porque la corrupción se caracteriza por ser escondida, clandestina y oscura”, aseguró.

La mandataria también criticó los intentos de algunos sectores de involucrar a su antecesor y padrino político, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, en los escándalos.

“No considero que sean correctas las actitudes que intentan disminuirlo, involucrarlo”, afirmó sobre el exjefe de Estado, que enfrenta un proceso por supuestamente haber favorecido a empresas privadas en contratos en el exterior cuando ya había dejado la Presidencia.

La presidenta afirmó que quienes intentan alejarla de Lula pierden el tiempo ya que las relaciones entre ambos son muy próximas.

Igualmente condenó el ataque de desconocidos que el mes pasado lanzaron un artefacto explosivo contra la sede del Instituto Lula. “Superaron todos los límites”, afirmó.

La jefa de Estado calificó como “fascistas” e inadmisibles los actos de intolerancia al ser interrogada sobre los ataques que ha sufrido el PT.

Rousseff, cuya popularidad está en mínimos históricos, enfrenta una grave crisis política que generó disidencias entre los partidos oficialistas y que se agravó con el escándalo de Petrobras, pero también enfrenta la grave crisis económica de Brasil, cuyo PIB solo creció un 0,1 % el año pasado y puede sufrir este año, según las últimas proyecciones, una contracción de hasta el 2,0 %, en medio de altas tasas de inflación y un índice de desempleo creciente.

La presidenta aseguró que “nadie podía imaginar” que “la crisis internacional tendría ese alcance” y dijo que el Gobierno tan solo reparó la gravedad de la situación a finales del año pasado, luego de las elecciones presidenciales de octubre, en las que fue reelegida tras una campaña en la que negó que el país enfrentara problemas económicos.

Afirmó que nadie podía prever que el precio del petróleo caería desde 106 dólares por barril en agosto de 2014 hasta los 92 dólares actuales, y que la cotización del hierro bajara desde 116 dólares la tonelada en agosto de 2014 hasta los 54 dólares de hoy.

“Estamos ante una retracción del mercado internacional de la que no sabemos la dimensión. Vamos a tener que lidiar con esa desaceleración internacional”, aseguró.

Rousseff indicó que una de las estrategias del Gobierno para hacer frente a la crisis es reducir los gastos públicos y reafirmó su intención de suprimir diez de los actuales 39 ministerios, así como unos 1.000 cargos públicos de confianza, equivalentes a cerca del 5 % del total.

“Vamos a pasar todos los ministerios por un colador”, aseguró.

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