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Cultura

18 de Noviembre de 2015

Columna: El folleto de la Rockefeller

* En el MSSA se expone “Ausencia encarnada. Efimeralidad y colectividad en el arte chileno de los años setenta”. Una muestra de obras de arte hechas tras el Golpe de Estado por artistas comprometidos políticamente contra la dictadura. A muchos visitantes les quedó cara Tigresa de Oriente cuando vieron quién financiaba la expo. El David […]

Juan José Santos
Juan José Santos
Por

MUSEO SALVADOR ALLENDE
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En el MSSA se expone “Ausencia encarnada. Efimeralidad y colectividad en el arte chileno de los años setenta”. Una muestra de obras de arte hechas tras el Golpe de Estado por artistas comprometidos políticamente contra la dictadura. A muchos visitantes les quedó cara Tigresa de Oriente cuando vieron quién financiaba la expo. El David Rockefeller Center for Latin American Studies Regional Office. Por si acaso, MSSA significa Museo de la Solidaridad Salvador Allende. Encarna esa ausencia. Y todos sabemos el papel que jugó Rockefeller en Chile, desde que Allende decidiera nacionalizar el cobre y la compañía minera Anaconda, de la que era el yanqui socio, tuviera que salir reptando. ¡Y ahora Rockefeller financia esto! ¡Aquí!

En la entrada a la exposición, que incluye obras de Francisco Brugnoli, Luz Donoso, Juan Downey, Carlos Leppe, Hernán Parada o Raúl Zurita, hay un folleto del Rockefeller Center. En lugar de la propaganda de sus inversiones en Chile, podrían describir sus apoyos realizados en relación al arte chileno, o su actual distanciamiento de la ideología del imperio Rockefeller. Así, quizás, se les relajen los músculos faciales a los espectadores. Dos ejemplos. Uno. “Bingo”, del 74, de Gordon Matta-Clark, es una instalación financiada por el Fondo de Herencia Nelson Rockefeller (hermano de David). Matta-Clark, de ideología de izquierdas, venía de apoyar en 1971 la Contra-Bienal de Sao Paulo donde se denunciaba, entre otras cosas, al Center for Inter-American Relations creado por Rockefeller. Dos. Juan Downey. En 1974 realiza el video “In the beginning”, una obra del grupo teatral El Aleph (donde por cierto, estuvo actuando un tiempo Michelle Bachelet, condecorada en 2012 con la Insignia de Oro de la Americas Society durante una cena en la que estuvo sentada al lado de… D. Rockefeller), que era una metáfora poco sutil del Golpe de Estado. El video fue financiado por la Fundación Rockefeller. Varios actores de El Aleph fueron posteriormente apresados por la Junta Militar. En 1975 Downey presenta la instalación “Anaconda. Map of Chile”, que era un dibujo de la geografía chilena recorrido por una anaconda viva. El montaje se estrenó en la sede de la Americas Society, creada por Rockefeller. La viuda de Downey afirma que David Rockefeller le dijo a Juan que pusiera, en vez de una anaconda, una tortuga o un conejo. Juan se negó. Y la obra fue censurada. Quizás por la mala conciencia, la Fundación Rockefeller le dio otra beca a Downey en 1981. Y vaya, que hay muchos más ejemplos, ¡hasta Nelly Richard dirigió en el Arcis el programa “Postdictadura y transición democrática: identidades sociales, prácticas culturales y lenguajes estéticos”, financiado por la Fundación Rockefeller!
Estos casos en blanco y negro sirven para decir que en el mundo de la financiación del arte no todo es blanco o negro. Pero esas son discusiones viejunas, entremos en el color; lo útil de todo este asunto es actualizar esa discusión: hasta qué punto un patrocinio proveniente de una empresa con pasado, ahora sí, negro, es permisible. Cuándo un artista debe decir no a un lavado de imagen (sobre todo en casos como éste, en que la cara está muy, muy sucia). Si hay que poner límites éticos al respecto, pocos, muchos, o ninguno.

Hablemos, entonces, de lo que pasa en el 2015. Porque lo que sí aparece en ese folleto de la Rockefeller es el apoyo económico de la marca “Luksic”. Que también financia la Sala de Arte CCU, espacio que ejerce una advertencia previa a los artistas. Nada de violencia, sexo o “asuntos complicados”. Como si el arte no fuera complicado.

*Curador y crítico de arte.

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