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11 de Enero de 2016La historia de David Bowie: El talento de un grande que marcó a un sinfín de músicos
Referente imprescindible de la cultura glam y un virtuoso en la puesta en escena, entre sus múltiples habilidades destacaron sus facetas como actor, productor discográfico o arreglista pero también fue venerado como icono de la moda por su tendencia a provocar con sus atuendos y a jugar con su imagen.
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El camaleónico David Bowie, fallecido este domingo a los 69 años, conjugó magistralmente talento, gancho comercial y ambigüedad para influir a generaciones de artistas con un inigualable estilo que jamás dejó de reinventar.
Provocador, enigmático e innovador, el británico David Robert Jones -su nombre real- construyó una de las carreras más veneradas e imitadas de la caprichosa industria del espectáculo, que le aupó en vida al pedestal de las leyendas de la música.
Dentro de la música popular, Bowie consiguió apuntalarse como una de las figuras de mayor relevancia durante más de cinco décadas.
Durante los 70, la profundidad intelectual de su trabajo, su particular voz y la originalidad de la que impregnaba a todos sus proyectos le convirtió en uno de los maestros del glam rock.
Autor de elogiados álbumes como “Heroes” (1977), “Lodger” (1979) o “Scary Monsters” (1980), el artista de Brixton (Londres), afincado en Nueva York durante años, llegó a lo más alto de esta industria el 6 de junio de 1972 con “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spider From Mars”.
Ese venerado disco, en el que relata la inverosímil historia del personaje Ziggy Stardust, un extraterrestre bisexual y andrógino reconvertido a estrella del rock, aunó dos de las obsesiones del cantante: el teatro japonés kabuki y la ciencia ficción.
Pero ese excéntrico personaje fue tan solo una de las muchas y variopintas personalidades que adoptó a lo largo de su carrera, como los otros “alter ego” de su cosecha creativa: Aladdin Sane o el Duque Blanco. Una reinvención incombustible que le permitió coquetear con facetas diferentes durante su prolífica trayectoria.
En 1975, llegaría su primer éxito en Estados Unidos de la mano de su sencillo “Fame”, un tema que coescribió con John Lennon, así como gracias a su disco “Young Americans”.
Sus experimentos innovadores y sus tendencias transgresoras ya no cesarían. Tras ello, llegaría el minimalista “Low” (1977), la primera de tres colaboraciones con Brian Eno, conocidos como “Trilogía de Berlín”, que entraron en el Top 5 británico.
En 2006 el cantante anunció que se tomaría un año sabático y a partir de ahí muchos de sus incondicionales lloraron una prolongada ausencia que dio pie a todo tipo de rumores sobre su salud.
Ese “retiro” musical fue quebrado tan solo con alguna colaboración esporádica y puntual como su aparición por sorpresa en un concierto de David Gilmour (Pink Floyd) en el Royal Albert Hall de Londres en 2006 o su colaboración en el álbum de canciones de Tom Waits que publicó en 2008 la actriz estadounidense Scarlett Johansson.
Tras diez largos años de mutismo, Bowie “resucitó” en 2013 a los 66 años con el lanzamiento de “The Next Day”, un disco producido por el veterano Tony Viscontti, su hombre de confianza, que enamoró a la crítica con típicos elementos bowinianos.
Y un año después sacó al mercado la antología “Nothing Has Changed”, con la que celebraba su medio siglo de carrera.
Su último álbum fue “Blackstar”, puesto a la venta el pasado viernes, coincidiendo con su 69 cumpleaños.
Su magnetismo e inagotable tirón comercial hicieron en su última etapa que el museo londinense “Victoria & Albert” le dedicara una amplia exposición, en la que se exploró su influyente carrera mediante 300 objetos suyos seleccionados de entre más de 7.000, como algunos de sus estrafalarios atuendos o instrumentos.
En lo personal, Bowie llevaba casado desde 1992 con la modelo somalí Iman, con la que tuvo una hija, Alexandria Zahra “Lexi” Jones, y tuvo antes otro hijo, Duncan Jones, fruto de un primer matrimonio con Angela Bowie