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Nacional

5 de Abril de 2016

Morir en un supermercado: El caso de Antonio Herrera Torrejón

El 12 de mayo de 2012 Antonio Herrera Torrejón se suicidó al interior de una celda del supermercado Tottus de Colina, tras ser detenido porque supuestamente había sacado sin pagar una botella de ron. Tenía alcohol y droga en su sangre, pero se resistió al arresto diciendo que no había robado. Tres años y medio después el Juzgado de Garantía de esa ciudad formalizó a cuatro guardias por los delitos de detención ilegal y cuasi delito de homicidio, debido a que no respetaron los procedimientos internos de la empresa y no mantuvieron vigilado al retenido para que no atentara contra su vida. Ahora el juicio decidirá si fueron responsables de inducir a la muerte con su detención, mientras aún quedan dudas de si efectivamente el joven cometió el delito de hurto.

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Lo último que alcanzó a hacer Antonio Herrera Torrejón (31) antes de ser detenido en el pasillo del supermercado Tottus de Colina fue comprar dos latas de cerveza Escudo. Era la tarde del sábado 12 de mayo, llevaba prácticamente un día celebrando con sus amigos y quería seguir haciéndolo.

Pero tras pagar en la caja y caminar hacia la salida sur, que da hasta la Avenida La Inmaculada Concepción, tres guardias de seguridad lo detuvieron. Lo hicieron asegurando que minutos antes se había guardado una botella de ron Barceló entre su ropa desde las góndolas de alcohol del recinto.

Antonio se resistió y negó lo ocurrido. Entonces lo redujeron, lo llevaron hasta una sala de retención y lo dejaron ahí 24 minutos encerrado con llave, por fuera, hasta que volvieron a la sala y lo encontraron ahorcado, ya sin vida, apoyado sobre la misma puerta de la celda.

Tres años y medio después, el 9 de noviembre pasado, la el fiscal jefe de la Fiscalía Local de Chacabuco, Ulises Berríos Tapia, formalizó a los tres guardias de seguridad y un operador del circuito cerrado de televisión por detención ilegal y cuasidelito de homicidio. Una causa que revisará la responsabilidad de los vigilantes privados sobre un detenido y en la que aún no se comprueba si Antonio realmente robó una botella para seguir su celebración.

LA DETENCIÓN DE ANTONIO

Aunque las cámaras de seguridad del recinto revelan que en el suicidio no hubo intervención de terceros, el registro del circuito cerrado de televisión incluido en un informe pericial elaborado por la Brigada de Homicidios de la PDI y la entrega de un documento que define el protocolo de los guardias de seguridad al detener un supuesto ladrón, motivaron a la familia del fallecido a querellarse en noviembre de 2015 por los delitos de secuestro y cuasidelito de homicidio contra los mismos vigilantes privados, pero además contra el entonces gerente general y el jefe de “prevención de pérdidas” de ese supermercado.

Según explica Nicolás Pavez, abogado querellante en la causa, la razón es que el encierro de Antonio “no tuvo como propósito ser puesto a disposición de la autoridad competente” y que durante su detención los encargados de resguardar la vida del detenido no mantuvieron vigilancia sobre él, lo dejaron encerrado con llave en una sala que sólo se puede abrir por fuera y no advirtieron por las cámaras de seguridad que 15 minutos antes de ahorcarse tuvo un intento fallido de suicidio.

El informe de la PDI fechado el 27 de agosto de 2012 -al que accedió The Clinic Online– entrega un detalle pormenorizado de los hitos del dramático caso luego de la detención de Herrera a través de una verificación en la Central de Cámaras de Televisión (CCTV) del Supermercado Tottus, sucursal Colina, entre otras cosas.

El documento señala que a las 17:45 horas de ese sábado se registró en las imágenes por primera vez a Antonio, junto a otra persona, en el pasillo de exposición de licores. Media hora después ambos sacaron latas de cerveza y luego pasaron por el sector de cajas.

A las 18:20 horas, luego de pagar los productos, Antonio fue interceptado por los guardias del local, mientras que su compañero logró escapar. En ese instante comenzó un forcejeo entre los vigilantes y Herrera Torrejón, para llevarlo a la fuerza a la sala de detención -llamada Oficina de Seguridad Interna (OSI)- ubicada en el primer piso subterráneo del supermercado, a un costado de los estacionamientos, como pudo constatar The Clinic Online.

Tras dejarlo en dicha sala, una especie de celda de 13 metros cuadrados que sólo puede abrirse desde afuera, los tres guardias que participaron en su detención lo dejaron solo al interior de ese lugar.

Después el personal de seguridad del supermercado abandonó el lugar y se trasladaron al cuarto de televisión del recinto para comprobar que el detenido llevaba efectivamente el producto que supuestamente había robado entre sus ropas, según las declaraciones a la PDI de los implicados.

Fue en ese intertanto, con Antonio completamente solo dentro de esa celda, que -según relata la pericia del registro de cámaras de seguridad- el joven sacó el cordón café de su zapato derecho y lo amarró por el único orificio que quedaba de la protección de la chapa de seguridad de la sala.

Intentó amarrarlo alrededor de su cuello, pero éste se rompió. Como ningún guardia se percató de lo ocurrido, 15 minutos después intentó por segunda vez el mismo acto: Antonio Herrera se sentó en el piso del cuarto, apoyó su espalda en la puerta de acceso a la celda y ajustó el cordón a su cuello.
Luego vino un “moderado estado de convulsiones”, según el informe. Cinco minutos después, a las 19:00 horas en punto, los guardias reaccionaron e intentaron ingresar nuevamente a la sala.

Mientras el cordón del zapato asfixiaba a Antonio, los guardias forzaron la puerta y empujaron el cuerpo del joven para poder entrar. La escena que venía era peor: Antonio Herrera estaba colgando, sin señales de vida. Según los relatos a la PDI, uno de los vigilantes reaccionó cortando el cordón de su cuello con un encendedor y comenzó a practicarle reanimación cardiopulmonar, sin obtener resultados, mientras otro corrió a pedir una ambulancia y luego a la comisaría contigua al supermercado a dar aviso a Carabineros.

Pero Antonio ya estaba muerto.

Antonio Herrera Torrejón

EL ÚLTIMO DÍA DE HERRERA TORREJÓN

A casi cuatro años del hecho, la mamá de Antonio, Inés Torrejón Briceño, clama porque se haga justicia y se esclarezca lo que pasó realmente con su hijo. Inés dice que Antonio salió por última vez de su casa ese viernes 11 de mayo cerca de las 17:30 horas para juntarse con un grupo de amigos a celebrar: el “Toño” era un fanático de la Universidad de Chile y el día anterior la “U” había avanzado a cuartos de final de la Copa Libertadores 2012 tras ganarle por 6 goles a 0 al Deportivo Quito.

Según su declaración, cuatro días antes lo habían despedido de su trabajo -una obra de construcción ubicada en Avenida Los Leones con Providencia- y llevaba casi dos semanas viviendo nuevamente en el hogar familiar, en la Población Héroes de Arica de Colina, tras pelear con su pareja, con quien convivía en un departamento en San Antonio con Santo Domingo, en el centro de Santiago.

Con el dinero del finiquito, Antonio se fue de farra. Su madre recuerda que lo regañó la noche del viernes. Inés estaba molesta porque su hijo despilfarraba el dinero que había recibido. También recuerda que lo encontró el sábado “tomando sol en la solera” a unas pocas cuadras del supermercado Tottus. “Ándate a la casa”, le dijo. Pero eso no ocurrió. Zamaria, una de las hermanas de Antonio, lo vio enesa misma tarde del sábado junto a otro de sus hermanos y le pidieron dinero para poder seguir comprando cervezas.

Horas más tarde, Inés fue a comprar cosas para el hogar al centro de Colina cuando alguien le gritó en la calle que su hijo mayor estaba detenido en el Tottus. Lo fue a buscar al supermercado, pero no la dejaron entrar. Fue a Carabineros, pero ahí tampoco le dieron información porque no aparecía como detenido. Inés regresó al supermercado, pero tras varios intentos sin éxito decidió ir a otros lugares. Pensó que Antonio podía estar en un local de mesas de pool del centro de Colina o tal vez en la casa de un amigo. Lo que no sabía es que su hijo ya estaba muerto en esa sala de detención.

Como no llegó a la casa en la noche, Inés pensó que se había devuelto a Santiago o incluso que seguía de fiesta. Pero al día siguiente, mientras atendía su carrito de bebidas y abarrotes afuera del Centro de Cumplimiento Penitenciario Colina II, sus hijas llegaron a buscarla para avisarle que Antonio había fallecido. La noticia ya era titular en un noticiero de televisión, donde informaban que se había suicidado al interior de un supermercado.

“Me dijeron que cómo podía estar sentada ahí tan campante si en la tele habían dicho que el Antonio estaba muerto. Yo me quedé helada y partí a los carabineros a pedir explicaciones. Ahí me dijeron que mi hijo ya estaba en la morgue, que ahí lo tenía que ir a buscar”, recuerda Inés.

La mujer confiesa que no quiso ver el cuerpo ni tampoco el video donde aparece la secuencia de detención de su hijo mayor, pese a que había solicitado la autorización a la fiscalía. No fue capaz, comenta ahora sentada en una banca de la Plaza de Armas de Colina. Ahora, pronto a cumplirse cuatro años de la muerte de Antonio, Inés espera el juicio para que se condene a los responsables. Y quiere saber también cuál fue la participación de los jefes del supermercado, que no han sido formalizados en la causa.

“Acá se está cortando el hilo por lo más delgado porque hubo gerentes y jefes de local que estaban ahí mismo ese día, que llamaron a los guardias para ‘cargar’ al ‘Toño’ porque no se ha comprobado nada de que él haya robado. Él no robó”, dice Inés.

¿DETENCIÓN ILEGAL O SECUESTRO?

En la querella interpuesta por la familia de Antonio, a la que tuvo acceso este diario, se solicitó formalizar a los involucrados por el delito de secuestro y no por detención ilegal, aunque finalmente eso fue lo esgrimido por el Tribunal. El abogado de la familia explica que un supermercado puede legítimamente tomar las medidas del caso si cree que una persona ha robado, pero estas deben ser estrictamente las que establece la ley.

“Debe verificar la efectividad del robo y luego llamar a Carabineros de manera inmediata. Pero lo que sucedió con Antonio Herrera Torrejón no guarda ninguna relación con una detención por un presunto robo. Se detiene una persona que no había robado nada, no se llama a Carabineros y se saltan todos los protocolos internos al respecto y lo que es más grave: Antonio intenta dos veces suicidarse ante los ojos de un circuito cerrado de televisión -con un guardia responsable de las cámaras- y nadie se da cuenta. Y peor aún, una vez muerto es cargado con una botella de ron para justificar un robo que jamás ocurrió”, señala Pavez.

La imputación del jurista se debe a otro detalle clave incluido en el registro de las cámaras: según el informe de la PDI, 12 minutos después de encontrar a Antonio colgado al interior de la sala de detención, las imágenes revelan que “un guardia de seguridad del supermercado, se acercó al pasillo de exhibición de licores, sacando de uno de los mostradores una botella”.

Para la familia Herrera Torrejón y su abogado, esta es una prueba concreta de que al darse cuenta que el detenido no tenía la botella supuestamente robada, el supermercado -tal como lo reconoció un guardia en una declaración- le “cargó” la prueba en su contra.

John Saa, el viligante del Tottus, lo explicó así a la policía: “Hago presente además que fui yo quien subió desde el subterráneo primero, pero al no encontrar la botella que el sujeto traía entre sus ropas, teníamos que dejarlo que se fuera al poco rato, pero como este sujeto se quitó la vida, es por ello que uno de los jefes a quien por clave le decimos J-3, tratándose de Eduardo Alcalde, quien es el administrador, a fin de justificar la detención del sujeto fallecido, es por ello que yo inmediatamente bajé al sector de exhibición del principal, donde saqué una botella de ron añejo ‘Barceló’, a fin de ‘cargar’ al sujeto, seguidamente el conducto, fue tomar fotografías del envase, para entregárselas a Carabineros” (Sic).

Entre los testimonios aparece también otro de los guardias formalizados, José Toledo Tapia, quien -según su declaración a la policía- se enteró por radio que “la especie sustraída fue una botella de ron Barceló, pero debo indicar que nunca la vi, ni durante el traslado y menos después de esto y supongo que de haber tal especie, se pudo caer en la pasarela mecánica cuando se cayeron, pero reitero que no la vi”.

En tanto, el entonces administrador del supermercado, Eduardo Alcalde, declaró ante la PDI que respecto a las instrucciones que impartió durante el procedimiento “estas se limitaron a solicitar la presencia del personal paramédico y de Carabineros”, además de consultar si se había confeccionado la minuta donde se detallan los hechos y especies sustraídas.

Alcalde, sin embargo, no aparece en la querella ni fue formalizado el pasado 9 de noviembre, aunque el abogado acusador no descarta hacerlo más adelante.

Ron evidencia Tottus

Junto a esa evidencia, otro de los documentos clave del caso fue la entrega a la policía de un instructivo de detención llamado “Procedimientos de Consulta Rápida de Seguridad”, un documento interno de Tottus aprobado en enero de 2012 para la actuación de sus vigilantes privados ante un robo.

Dicho instructivo fue entregado a la PDI por el entonces gerente del supermercado, Juan Liguen Otarola, el que constrastado con las declaraciones de los guardias, revela el equívoco procedimiento que llevó a detener y mantener encerrado a Antonio Herrera.

El escrito señala que antes de abordar a un sospechoso de robo, se debe corroborar que el individuo haya efectivamente robado un producto “sin perderlo de vista” y se debe requerir presencia de personal policial inmediatamente.

Pero las declaraciones de los guardias y el jefe de “prevención de pérdidas” prueban que lo anterior no ocurrió. Y que sólo advirtieron el hecho cuando encontraron a Antonio ahorcado al interior de la sala de retención (OSI).

Este punto toma especial relevancia porque la Octava Comisaría de Colina está literalmente al lado del supermercado Tottus, incluso compartiendo el muro en una sección, como lo pudo corroborar The Clinic Online. De hecho, en 2007, un capitán de la comisaría hizo una denuncia porque el local de retail había sido instalado a menos de cien metros de la unidad policial.

El instructivo señala expresamente que se debe mantener un guardia de seguridad en vigilancia presencial del retenido mientras llega Carabineros y “de no contar con apoyo de circuito cerrado de televisión (CCTV) deberá mantener 2 GG.SS. (guardias de seguridad) en el lugar y no mantener la puerta cerrada con llave o candado, para evitar que el imputado pueda atentar contra su integridad física”.

Según la investigación, el encargado de las cámaras y los demás funcionarios de seguridad se encontraron con el cuerpo de Herrera Torrejón cuando éste ya se había ahorcado. Tampoco se dieron cuenta que el joven había tenido un intento fallido de suicidio y 15 minutos después otro donde terminó muerto.

El operador de las cámaras, Claudio Valdés, dice que sólo lo perdió de vista entre “10 a 15 segundos” mientras revisaba el resto de los monitores. Pero cuando “miré nuevamente sólo lo vi sentado junto a la puerta, sin advertir nada extraño, ya que también es habitual que se sienten en las paredes o puertas”.

La declaración de Valdés, quien reconoció que no contaba con el curso especializado para manejar el circuito cerrado de televisión, señala que al momento de supervisar las cámaras no se pudo advertir el hurto, pero minutos después subió uno de los guardias “con el ron en la mano diciéndome que lo había encontrado, sin indicarme el lugar. Debo indicar que antes que John Saa encontrara el ron, Alejandro Mendoza (prevencionista de pérdidas) dijo que soltaría al sospechoso por falta de evidencia y bajó a la OSI”.

Con todo, la conclusión del informe de la PDI dice, entre otras cosas, que tras analizar el instructivo de los vigilantes, los videos de las cámaras y las declaraciones se puede desprender que el personal de seguridad “habría incurrido en faltas a su propia regulación”, ya que el operador de cámaras no mantuvo vigilancia permanente y, del mismo modo, el personal dejó la puerta cerrada con llave para evitar que el imputado pudiera antentar contra su integridad física: “situación que no ocurrió por cuanto Herrera Torrejón se quitó la vida al interior de la Oficina de Seguridad Interna (OSI), contraviniendo con ello el personal de seguridad lo señalado en el numeral 5, letras f) y g)”.

El resultado de la investigación criminalística, eso sí, señala que la causa de muerte de Antonio fue “asfixia por ahorcamiento” y que si bien no existe una motivación definida del suicidio, el resultado de la alcoholemia efectuada al cadáver reveló que el sujeto tenía 1,69 grados de alcohol en la sangre, lo que “sumado al estado de presión en que se vio involucrado al momento de ser retenido por personal de seguridad del supermercado ‘Tottus’, lo que podría haber motivado la determinación de Herrera Torrejón”.

Posteriormente, el 28 de marzo de 2013, un informe toxicológico del SML concluyó que Herrera además tenía presencia de cocaína en la sangre, lo que también pudo haber influido en su decisión.

MORIR EN UN SUPER

La muerte de Herrera Torrejón no es la única que ha ocurrido al interior de una sala de retención de un supermercado. El 5 de noviembre de 2011, Manuel Uchacoi (41) fue detenido en un supermercado Tottus de San Bernardo y se suicidó de la misma manera que Antonio: con los cordones de sus zapatillas al interior de la sala de detención.

En esa oportunidad, el capitán de Carabineros Héctor Parada declaró que “en un momento de descuido, este individuo procedió a ahorcarse y suicidarse en el interior de la sala de custodia”, según consignó La Tercera.

Otro episodio similar aconteció el 19 de agosto de 2013 en un supermercado Unimarc del sector de Los Alamos, en Coquimbo. Ignacio Aceitón (23) fue detenido tras ser sorprendido supuestamente robando junto a otras personas. Según la información del SML, murió por “asfixia por aspiración de contenido gástrico” al interior de la celda del supermercado.

En esa ocasión los familiares de la víctima llegaron hasta el Unimarc y culparon a los guardias de seguridad de la muerte del joven, por lo que intervino personal de Fuerzas Especiales de Carabineros.

En el caso de Antonio, la familia insiste en que los guardias tuvieron mayor participación, aunque el peritaje de las cámaras de seguridad del supermercado no lo revelan. Eso sí, la autopsia del fallecido evidenció diversas lesiones en la cara, manos y espalda, las que pudieron ser parte del forcejeo con los guardias privados antes de ingresar a la sala de retención.

Tras la formalización de noviembre pasado, la jueza Ema Novoa puso un plazo de 90 días para investigar, por lo que en los próximos días debería notificarse el cierre de ese proceso y comenzar la preparación del juicio oral.

Para esa oportunidad, el abogado dice que irá más allá de los autores directos en el secuestro con resultado de muerte de Antonio. “Debemos ser capaces de dar cuenta que las grandes tiendas del retail, los Mall, los supermercados no pueden abstraerse del cumplimiento de las normas que rigen en todo Chile. Aquí existen Gerentes de tienda, que conocen estos protocolos, que estaban el día de los hechos, y finalmente los únicos formalizados son los guardias. El hilo más delgado”, señala.

Consultados por este medio, desde Tottus no quisieron dar declaraciones respecto al caso porque no forma parte de él ni tiene acceso a la carpeta que contiene los antecedentes de la causa, aunque sí señalaron que desde el año 2014 ya no trabajan con la empresa de seguridad.

El defensor público de dos de los guardias formalizados explicó a este diario que esperarán a la confirmación del juicio oral para exponer los argumentos que puedan desacreditar las imputaciones por cuasi delito de homicidio.

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