Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Nacional

28 de Abril de 2016

La columna de Warnken sobre la agresividad que impera en Chile: “todos nos hemos convertido en linchadores”

"Hoy los monstruos están afuera, en la calle, y por eso es frecuente ver a señoras muy elegantes lanzándole a uno su auto 4 x 4 o el carro de las compras más una copiosa retahíla de garabatos, o a pasajeros del Transantiago acuchillando a otros pasajeros solo porque no les gustaba lo que el otro u otra estaba cantando. Y cuando los diputados y senadores se convierten en actores vociferantes y la política en un "reality show" de trasnoche, es señal de que el país pierde no solo sus formas, sino su forma, su fisonomía".

Por

warnken

“Me parece percibir en mucha gente una creciente nostalgia de las formas. En Chile, hemos ido perdiendo nuestras propias formas, esas que tenían nuestros padres al saludar, comprar el pan, o iniciar una conversación. Cada comunidad o clase social tenía sus formas. Ahí está el largo ritual del saludo en la cultura mapuche: al hacerlo se preguntaba no sólo por los miembros de una familia, sino por todos los seres que habitaban una casa, hasta por el perro”, escribe Cristián Warnken en una columna que publica en El Mercurio titulada “Forma y fondo de Chile”.

En el texto, el conductor de programas culturales se queja del lenguaje y los actos destemplados que proliferan por doquier en el país, haciéndose casi una costumbre los hechos como “el desaire que le hiciera un militar subalterno al Presidente Aylwin en la parada militar al no pedirle permiso para iniciarla”.

“Esos desaires son tan frecuentes hoy, que se han convertido en conductas ya arraigadas en nuestro convivir”, afirma.

Opina que “la mayoría de los políticos de hoy son como sacerdotes sin fe ejerciendo una liturgia vacía. Pero donde las formas se han relajado hasta extinguirse completamente es en ese nuevo espacio público que son las redes sociales. De manera destemplada y sin filtro, todos nos hemos convertido en linchadores en el panóptico virtual adentro del cual vivimos hoy”.

“Las conversaciones sobre los temas importantes del país ya no se hacen en el ágora, sino en las alcantarillas”, exclama Warnken.

Se pregunta a sí mismo que acaso ¿no es la forma tan importante como el fondo? Ante lo que escribe que es precisamente “cuando en el debate se pierden las “formas”, es porque hace tiempo se ha perdido el fondo, la sustancia, el contenido”.

Por eso que advierte que “hoy los monstruos están afuera, en la calle, y por eso es frecuente ver a señoras muy elegantes lanzándole a uno su auto 4 x 4 o el carro de las compras más una copiosa retahíla de garabatos, o a pasajeros del Transantiago acuchillando a otros pasajeros solo porque no les gustaba lo que el otro u otra estaba cantando. Y cuando los diputados y senadores se convierten en actores vociferantes y la política en un “reality show” de trasnoche, es señal de que el país pierde no solo sus formas, sino su forma, su fisonomía”.

 

Notas relacionadas