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Nacional

14 de Junio de 2016

La versión del embajador de Chile en París tras denuncia por acoso laboral y sexual

De acuerdo a lo que publica La Segunda, Patricio Hales entregó el 23 de mayo su testimonio ante al embajador de Chile en Noruega, José Miguel Cruz, designado como fiscal especial para investigar los hechos denunciados por la masoterapeuta y exempleada en su residencia, Carolina Cosmelli. "Dijo que se vengaría porque fue traída como amiga de mi señora y terminó como nana, aun cuando el objeto del contrato era evidente. Comentó aquí en la embajada que era una humillación hacerla trabajar de empleadas", refirió el exparlamentario.

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Patricio Hales

El diario La Segunda recoge en su edición de este martes parte de la declaración del embajador de Chile en París, el PPD Patricio Hales, luego de ser denunciado por presunto acoso laboral y sexual por la masoterapeuta Carolina Cosmelli, quien fue contratada a fines de 2014 para realizar labores domésticas en la residencia del delegado diplomático en la capital francesa.

Según el vespertino, el interrogatorio al exparlamentario se realizó el pasado 23 de mayo y Hales estuvo asistido por su abogado Julio Pallavicini.

“Dijo que se vengaría porque fue traída como amiga de mi señora y terminó como nana, aun cuando el objeto del contrato era evidente. Comentó aquí en la embajada que era una humillación hacerla trabajar de empleada”, refirió el embajador.

En la versión de Hales, al momento de ser contratada, “mi señora le especificó en detalle cuáles serían sus funciones… como cumplir con las recepciones oficiales, las actividades de la embajada, colaborar con la cocina y mantener el aseo de la residencia”.

Hales también hizo alusiones a las labores extras que se le encomendaba, según dijo, propias de actividades de embajada.

“Este esfuerzo adicional le era compensado con horas libres (como indica el estatuto administrativo) … Luego ella pidió al nivel central que se le pagaran horas extraordinarias, pagadas desde Santiago. Se le compensó por horario y simultáneamente se le pagó extraordinario”, agregó.

El diplomático también habló de que la mujer comenzó a registrar horarios inexactos , hecho que provocó el reclamo de otros empleados. Al respecto, dijo que le hicieron una denuncia por escrito. “Pedro Rojel manifestó que ella mentía en el horario de trabajo. Yo le hice saber mi preocupación al primer secretario, Felipe Sáez, quien me dijo que además del libro no podíamos tener un vigilante que certificara que así fuera. Guilda Muñoz también me escribió en un papelito que la señora Cosmelli ‘miente en las horas de trabajo’. Sonia Quezada me dijo que firmaba el libro y salía a trotar”.

Hales acusa que Cosmelli abusó de la confianza (se conocían con su mujer desde 2003) y de su posición en la embajada, pues era la única de los empleados que “vivía aquí”.

“Su reclamo no era horario, su reclamo era ser empleada”, enfatizó el diplomático, quien afirmó que Cosmelli quería “ser una especie de dama de compañía, una especie de consejera de la embajada, porque nos conocía desde 2003 y se consideraba por encima de los empleados”.

La denuncia de acoso

El domingo 5 de junio, La Tercera publicó en el cuerpo de Reportajes que Hales estaba en proceso de sumario administrativo por parte de la Cancillería a raíz de la denuncia que hizo Cosmelli.

En la declaración de la acusadora, recogida en ese medio, se lee que -según ella- Hales “me pedía cosas exageradas respecto de sus cosas personales”, como preparación de alimentos de cierta manera, entrega rigurosa de sus remedios (aun en días libres) o el cuidado y orden específico de su ropa.

“En múltiples ocasiones él me ninguneó y desautorizó frente a las personas de la embajada. Yo pasé de ser la persona de confianza, a ser una persona indeseada, donde no se me dirigía ni siquiera la palabra”, relató además, incluyendo asimismo las acusaciones por supuesto acoso, como una invitación a ver juntos “una película pornográfica”.

“No había nadie en la casa ese día, ya que era fin de semana, y la mujer del embajador estaba en Chile”.

“Yo debía preguntar a qué hora terminaba mi jornada de trabajo para poder salir, porque nunca sabía a qué hora terminaba mi día, ya que tenía que estar siempre disponible. Desde junio comencé a pedir que se me respetaran los días de trabajo y de descanso, pero fue muy difícil siempre, porque él quería que yo estuviera siempre a su disposición”, dijo además.

Respecto de las supuestas insinuaciones de carácter sexual, Hales afirmó en el testimonio que entregó al embajador de Chile en Noruega, José Miguel Cruz, designado como fiscal especial para investigar los hechos, que “yo dormía con mi señora, no pedí a ella jamás que me tocara. Niego rotundamente que le solicitara una manera especial de despertarme”.

Hales también refirió que la mujer en cuestión tenía una personalidad obsesiva, al tiempo que intentó acercarse a su mujer, diciéndole que la amaba.

Finalmente y sobre la presunta invitación a ver una porno, el diplomático respondió tajante: “es absolutamente falso. No veo películas pornográficas. Me permito invitarlo a que confisque todos mis cds, dvs, videos, en París y en Chile. No es parte mi cultura. No conozco el Crazy Horse ni el Lido. Me reservó realizar acciones criminales contra la denunciante”.

 

 

 

 

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