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Opinión

13 de Noviembre de 2016

Lorenza Cayuan: “Gendarmería me había prohibido hasta tomarle fotos a mi hija”

La comunera mapuche que parió engrillada y vigilada por un gendarme, Lorenza Cayuan, relató paso a paso lo que ocurrió el 14 de octubre cuando la internaron en la clínica de la mujer del Sanatorio Alemán de Concepción donde dio a luz a su hija Sayen.

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La comunera mapuche que parió engrillada y vigilada por un gendarme, Lorenza Cayuan, relató paso a paso lo que ocurrió el 14 de octubre cuando la internaron en la clínica de la mujer del Sanatorio Alemán de Concepción donde dio a luz a su hija Sayen.

En entrevista con La Tercera, la mujer de 30 años que cumple condena por robo con intimidación aseguró que lo que teme ahora son las restricciones que pueda imponerle Gendarmería en su retorno a la cárcel respecto de su hija, puesto que incluso le prohibieron fotografiarla tras el alumbramiento.

“Lo que me preocupa es lo que me puedan llegar a impedir con mi hija. Gendarmería me había prohibido hasta tomarle fotos. Mis papás tuvieron que hablar con el abogado para que sacaran esa medida. Yo soy la mamá y decido qué hacer con mi hija. La condenada soy yo, pueden hacer lo que quieran conmigo, pero no con ella. Hoy me privan de eso, ¿y mañana qué?”, sostuvo.

Recordemos que Cayuan se encuentra internada en el Sanatorio desde el 14 de octubre hasta la fecha, luego de que el tribunal dejara pendiente la resolución sobre la orden de no innovar que frenó el alta de la joven y su hija recién nacida.

“El 13 de octubre salí de la cárcel al Hospital de Arauco, con esposas y el chaleco amarillo. Me llevaron en taxi. Cuando llegué me sacaron todo, porque la doctora lo pidió para poder examinarme, y ahí me dijo que los exámenes estaban alterados. Como a las 4 de la tarde me sacaron para Concepción, con esposas en los pies, amarrada a la camilla. Cuando llegamos a Concepción, el doctor me estaba esperando. Me pusieron en una camilla de preparto y me volvieron a amarrar. Yo creo que los médicos no se dieron cuenta de que estaba con los grilletes, porque estaban mis pies tapados. Los gendarmes habían entrado a la sala, pero el doctor los sacó, porque en la pieza había más mujeres. Ahí los exámenes estaban igual de mal, el médico me dijo que había que interrumpir el embarazo. Tenía miedo, porque no quería cesárea. El doctor me dijo que estaba corriendo riesgo, así que tenía que ser cesárea sí o sí, y que me iban a llevar a la clínica, porque en el hospital no había cupo”, relató la comunera.

Cayuan aseguró que cuando llegó al Sanatorio al día siguiente le pidió a una funcionaria si podía contactarse con su familia, “me dijo que no tenía ningún problema en llamar, pero que tenía que pedir permiso. Ella me dijo que había preguntado y le habían dicho que no, porque le correspondía avisar a la asistente social. Me imaginé que no iban a llamar, así que se lo pedí a la doctora. Ella me pidió el número de teléfono y llamó a mi mamá. Le dijo que me trajeran cosas, porque mi bebé iba a nacer. Mi mamá llegó como a la una de la tarde. A ella y al gendarme le pasaron ropa, gorro y mascarilla para estar en el pabellón. Me sacaron de la camilla y me pasaron al quirófano. Ahí el gendarme me sacó la esposa que estaba sujeta a la camilla y me la puso en los dos pies. Me trajeron dos custodias mujeres, pero en el rato del parto, mi tío fue a comprar al supermercado y se encontró con las dos funcionarias comprando. Entonces se dio cuenta de que yo estaba con el funcionario varón”, dijo.

Consultada sobre si algún médico o su mamá pidieron que le sacaran los grilletes en algún momento la comunera señaló que “no, cuando llegó mi mamá, yo ya estaba anestesiada. Y qué iba a decir ella si estaba el gendarme. Los médicos tampoco, si ellos vieron cuando el gendarme me soltó de la camilla, para después ponerme el otro grillete en el tobillo. Quedé con los pies juntos y no dijeron nada. Pude ver nacer a mi hija, la sostuve un rato y después me dormí”.

“Pienso que lo que a mí me pasó es una realidad que puede que lo hayan vivido muchas mujeres, que al igual que yo están condenadas. Pero es extraño, no sé si será porque soy mapuche, ya que cuando estaba en la cárcel, compartí celda con una chica que tenía seis meses de embarazo. A ella le habían hecho todos sus controles. Incluso había otra mujer, que ya había tenido a su bebé en Curanilahue, y me contaba que tuvo siempre solo a una custodia y que cuando nació su hijo entró con ella a pabellón y nunca la tuvieron engrillada”, afirmó.

Cayuan manifestó que hoy se encuentra tranquila junto a su hija y su familia que la ha estado apoyando durante todo el proceso.

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